La desmitificación en la poesía de Blanca Varela

Autor(es): 
Camilo Fernández Cozman

Responsable del Grupo de Investigación en Retórica, Literatura y Cultura, investigador del IDIC y profesor del Programa de Estudios Generales
Perfil en el CRIS Ulima

2023 / 09 / 20

El vanguardismo poético peruano fue expresión de las clases medias emergentes a partir de los años veinte del siglo pasado y bebió de las fuentes de la vanguardia literaria francesa. No obstante, mantuvo su independencia, en cuanto a los recursos estilísticos y visión del mundo, respecto a las tendencias europeas. Trilce, de César Vallejo, y 5 metros de poemas, de Carlos Oquendo de Amat, constituyen un vivo testimonio de ello. Asimismo, en el Perú, las corrientes de vanguardia se impregnaron de indigenismo, lo que puede observarse en poemarios, como Ande, de Alejandro Peralta.

Más tarde, la denominada generación del cincuenta se inscribió en el ámbito del fracaso del proyecto social y político de las clases medias emergentes. Del mismo modo, ocurrieron migraciones masivas del campo a la ciudad —sobre todo a Lima— en un contexto signado por la dictadura de Manuel A. Odría (1948-1956). Al respecto, la novela Conversación en La Catedral, de Mario Vargas Llosa, plasma el momento en el que se hallaba el Perú, atravesado por la imposición del discurso autoritario tanto en la esfera política como social.

Blanca Varela (1926-2009) es una poeta que formó parte de la generación del cincuenta y que asimiló creativamente los aportes del existencialismo y del surrealismo franceses. Cultivó amistad con intelectuales de la talla de José María Arguedas, Sebastián Salazar Bondy, Jorge Eduardo Eielson y Emilio Adolfo Westphalen. Contrajo matrimonio con el pintor Fernando de Szyszlo y conoció a personajes ilustres, como Octavio Paz, André Breton, Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, entre otros.

En la poesía de Varela existen tres etapas. La primera (Fernández Cozman, 2021) es la de los inicios y allí se sitúan los poemarios Ese puerto existe y Luz de día, en los que es palmaria la influencia del credo existencialista del ser humano que se siente arrojado en el mundo. De igual manera, observamos el tránsito de la vigilia al sueño y viceversa, como huella de la poética surrealista en la escritura de Varela. La segunda fase es la desmitificadora, que se manifiesta en Valses y otras falsas confesiones y Canto villano. En este caso, la poeta cuestiona duramente las instituciones oficiales (como el patriarcado), el imaginario bíblico, el vals como género musical (Fernández Cozman, 2023), entre otros aspectos. El tercer periodo es el de la relevancia del cuerpo como centro de la reflexión, que abarca desde Ejercicios materiales hasta los últimos libros. 

No obstante, existen ciertas características que atraviesan toda la poesía vareliana. Una de ellas es la construcción de un bestiario; por ejemplo, las referencias a la araña (poema “Lady’s Journal”) o al gusano (“Curriculum vitae”) proponen una continuidad entre el animal y el humano que cuestiona el antropocentrismo cartesiano, que planteaba a los animales como inferiores al hombre. Otra particularidad está constituida por las referencias al cuerpo asociadas a ciertos líquidos, como la sangre y la orina. En El libro de barro, verbigracia, se desmitifica la noción occidental del libro como objeto de sabiduría (Fernández Cozman, 2010).

La desmitificación de la rosa en “A rose is a rose

¿De qué manera se puede precisar el término desmitificación? Umberto Eco afirma lo siguiente:

En realidad, cuando se habla de desmitificación, con referencia a nuestro tiempo, asociando el concepto a una crisis de lo sagrado y a un empobrecimiento simbólico de aquellas imágenes que toda una tradición iconológica nos había acostumbrado a considerar como cargadas de significados sacros, lo que se pretende indicar es el proceso de disolución de un repertorio simbólico institucionalizado. (1985, p. 249)

Por ejemplo, el cuadro de Fernando Botero, centrado en La Gioconda de Leonardo da Vinci, constituye una parodia desmitificadora del personaje plasmado por el pintor florentino. Botero pinta a la Mona Lisa como un personaje obeso y desproporcionado, y así desacredita el concepto de armonía y equilibrio tan típico de la estética renacentista. Veamos un procedimiento parecido en dos poemas de Blanca Varela. Leamos el primero, titulado “A rose is a rose”:

inmóvil devora luz
se abre obscenamente roja
es la detestable perfección
de lo efímero
infesta la poesía
con su arcaico perfume. (2016, p. 99)

La rosa, símbolo de juventud y amor, es desmitificada por la poeta peruana. Se trata de una rosa “inmóvil”, como si le faltara el movimiento consustancial a la vida. El color rojo de la rosa (que se asocia frecuentemente con la pasión) es de carácter obsceno para Varela. Asimismo, la rosa se asocia con lo repudiable porque trae a la memoria la “perfección de lo efímero”. Lo perfecto es detestable por sí mismo porque la obra artística revela siempre alguna imperfección. Además, la poética de la rosa “infesta” (léase “corrompe”) la poesía se da porque esta es sinónimo de una estética obsoleta.

La desmitificación del proyecto de la modernidad en “Justicia”

Los tres ideales de la Revolución francesa eran la libertad, la igualdad y la fraternidad. Varela desmitifica la noción de igualdad en su poema “Justicia”, que dice así:

vino el pájaro
y devoró al gusano
vino el hombre
y devoró al pájaro
vino el gusano
y devoró al hombre. (2016, p. 129)

La perspectiva lineal de la historia orientada hacia el progreso se ha convertido en una visión circular. La idea de justicia, en la era moderna, es parodiada por Varela. Se trata de la negación del proyecto de la modernidad basado en la instauración de una sociedad donde imperen la libertad, la equidad y la fraternidad. Al final, ha triunfado el gusano (léase “la muerte”) sobre el ser humano. 

Autora desmitificadora, así es Varela, la gran poeta peruana de todos los tiempos. Cabe mencionar que existe, todavía por descubrir y reconocer, una tradición constituida por escritoras mujeres en Perú y Latinoamérica. Poetas, como Magda Portal y Carmen Ollé, que, entre muchas otras, merecen un detenido estudio y análisis. Se trata, pues, de un largo camino por recorrer que implica un reto acuciante para la investigación literaria en los tiempos actuales.

Citar esta entrada de blog (APA, 7.ª edición):
Fernández Cozman, C. (20 de septiembre de 2023). La desmitificación en la poesía de Blanca Varela. Scientia et Praxis: Un Blog sobre Investigación Científica y sus Aplicaciones

Referencias

Eco, U. (1985). Apocalípticos e integrados. Lumen.

Fernández Cozman, C. (2010). Casa, cuerpo. La poesía de Blanca Varela frente al espejo. Fondo Editorial de la Universidad San Ignacio de Loyola. 

Fernández Cozman, C. (2021). La dicotomía animal/humano en Canto villano (1978) de Blanca Varela. Romanica Cracoviensia, 21(4), 261-270.
https://doi.org/10.4467/20843917RC.21.026.14428

Fernández Cozman, C. (2023). La función del vals en Valses y otras falsas confesiones (1972) de Blanca Varela. La Palabra, 45, 1-19.
https://doi.org/10.19053/01218530.n45.2023.14583

Varela, B. (2016). Poesía reunida, 1949-2000. Casa de Cuervos y Sur Librería Anticuaria.

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