Dime cómo son tus debates y te diré qué democracia tienes

Autor(es): 
Lilian Kanashiro

Miembro del Grupo de Investigación Semiótica del IDIC y profesora de la Facultad de Comunicación
Perfil en el CRIS Ulima

2021 / 05 / 03

El 1 de mayo tuvo lugar un debate relámpago entre los candidatos de la segunda vuelta Pedro Castillo y Keiko Fujimori. La novedad, sin duda, fue que se desarrolló en la provincia de Chota, en la región Cajamarca. Los debates electorales son producto de voluntades personales e institucionales y, según Eliseo Verón (2001), en el análisis podemos ver el reflejo de nuestros modelos de democracia. Es hora de ver nuestro reflejo en el espejo proponiendo algunas reflexiones que, adelanto, son impopulares.

Improvisación versus institucionalidad

¿Cómo surgió el debate electoral de Chota? Fue producto de un reto entre los candidatos, más parecido a una competencia infantil por quien es más valiente y celebrado por el coro de amigos de ambos bandos. ¿Qué clase de democracia refleja? Una democracia improvisada y reactiva que desdeña el trabajo institucional de muchos años. En este trabajo paciente de ir mejorando los debates, tenemos instituciones de la sociedad civil, como Transparencia e Idea Internacional, que con una enorme paciencia convencían a los candidatos y equipos de campaña de la importancia del debate y del voto informado, y les ofrecían condiciones seguras y equitativas para todos. En este grupo está incluida la academia, pues el primer debate presidencial televisado en 1990 fue promovido por la Universidad Pacífico. Hoy en día, esta responsabilidad recae en el Jurado Nacional de Elecciones, que, con meses de anticipación, prepara este evento, dialoga con las instituciones interesadas e investiga en tiempos no electorales cómo mejorar la calidad de la información que recibe el elector. Sin embargo, hoy se le reclama: ¿cómo es posible que no se someta al arrebato de los candidatos y disponga, en 48 horas, la ejecución de un debate? 

Descentralización paradójica 

Después del arrebato, imperó el ego de quien no quiere dar un paso atrás. Humildad y responsabilidad se espera de quien gobernará al país, pero el ego pudo más. Se movilizó una gran cantidad de policías que probablemente abandonaron los puestos a los que estaban asignados, y todo para velar por la seguridad de candidatos y sus respectivos simpatizantes. ¿De dónde salió el dinero para semejante movilización? 

La Municipalidad Provincial de Chota tuvo que disponer de sus pocos recursos para vestir con dignidad las pocas horas en que estaría en los ojos de todo el país. Sin duda, una descentralización simbólica a través de las pantallas resulta útil para contribuir a descentralizar las mentes, sobre todo de quienes piensan que el país es del tamaño de la ciudad donde vive. Pero es efímera: la descentralización real sigue siendo escurridiza y, cuando la fiesta pasa, todo sigue igual, salvo que quien gastó más fue el Estado y el municipio de una de las provincias más pobre del país, en medio de una crisis económica y sanitaria. ¿Quién ganó? Ni idea. ¿Quién gastó más? No fue Lima. 

¿Periodista o relojero? 

En la experiencia internacional, los periodistas moderan justamente porque son sujetos políticos con quienes se debate, y se espera que pongan los temas sobre la mesa y confronte a los candidatos. En esta contienda, se representan los roles que usualmente se dan en toda la campaña; es decir, la interrelación entre periodistas, candidatos y electorado. El periodista representa la voz de la opinión pública en el debate y hace las preguntas que normalmente los candidatos evaden. Pero aquí nos quedamos con la idea conservadora de que se necesitan periodistas que controlen el cronometro, jalen de las orejas a un candidato y que no participen del debate. Y lo más curioso es que parte del periodismo peruano apoya esa idea. 

Sobre el debate en Chota, rápidamente todos celebraron que la moderación fue impecable; es decir, el moderador ideal es quien solo controla el tiempo. De acuerdo con el modelo peruano, da lo mismo si es periodista o un sacerdote o un soldado: debe ser capaz de manejar el cronometro. Y después nos preocupamos por la libertad de expresión.

Sobre los candidatos 

Abundarán los análisis sobre el contenido: las propuestas. Y a quien gane se le dirá, a los cien días, que no es lo mismo con guitarra que con cajón (metáfora costeña, por cierto). Ambos candidatos responden a inclinaciones autoritarias y son calificados como extremistas, pero no podemos obviar el hecho de que un gran sector del electorado se inclina también por ese camino. Esa es la cosecha de siglos de abandono, caos y segregación; se respira la necesidad de instaurar un orden de manera rápida y “justa”. Y en ese marco cobra sentido organizar debates relámpago, porque lo institucional no me ha resuelto mis problemas cotidianos y ya no estamos para soluciones en cámara lenta o a fuego lento. 

En esta puesta en escena, ambos candidatos aparecieron vestidos de “peruanidad” y, como mi colega Eduardo Yalán observó, fueron dos maneras diferentes de escenificar el Perú. Por el lado de la candidata Fujimori, con la camiseta de la selección peruana, y por el lado del candidato Castillo, con la casaca de la marca Perú: ¿el país que compite o el Perú que se turistifica? La otra pregunta que conviene hacernos es a qué tipo de electorado se dirigen. ¿Al electorado de “mano dura”, que desea un gobernante firme, o al otro electorado, el que lleva semanas ahogado en sus miedos? Tomando prestada la noción de percepción de inseguridad de la criminología, podemos intuir que este electorado atemorizado está convencido de un futuro apocalíptico por venir, pero lo más preocupante es que el miedo empuja a canjear “libertad” por “seguridad” y así el círculo vicioso se completa. 

Y para terminar… 

No corresponde comparar este debate con los organizados por el Jurado Nacional de Elecciones. Los debates electorales son un género y existen varios tipos de debates. Un tipo de debate electoral es el televisado, el más extendido en el mundo. La puesta en escena es la de un set de televisión. ¿Debe ser el único modelo? Por supuesto que no y siempre hemos tenido varios tipos de debates organizados por asociaciones independientes, universidades y medios de comunicación durante las campañas electorales. ¿Debe ser desconcentrado? Por supuesto que sí y se inició esa experiencia en las elecciones del 2016 con el debate realizado en Piura. Esperemos que se continúe en esa línea.

Citar esta entrada de blog (APA, 7.a edición):
Kanashiro, L. (3 de mayo de 2021). Dime cómo son tus debates y te diré qué democracia tienes. Scientia et Praxis: Un blog sobre investigación científica y sus aplicacioneshttps://www.ulima.edu.pe/idic/blog/dime-como-son-tus-debates-y-te-dire-q...

Referencias

Verón, E. (2001). El cuerpo de las imágenes. Norma.

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