25 de Noviembre de 2014
Los valores y el camuflaje analizados por la semiótica
La organización del pensamiento de la semiótica se basa en oposiciones y diferencias, y los semiólogos interpretan las situaciones no como entidades, sino como relaciones opositoras. Estas y otras ideas fueron expuestas por Paolo Fabbri, director del Centro Internacional de Ciencia Semiótica (CiSS) de la Universidad de Urbino y presidente del Laboratorio Internacional de Semiótica en Venecia (LISaV), en un seminario organizado por nuestra Carrera de Comunicación y moderado por el doctor Óscar Quezada, semiólogo y rector de la Universidad de Lima; y José García, semiólogo y profesor de Comunicación.
En esta actividad realizada en nuestra Sala Ventana Indiscreta, Fabbri subrayó la relevancia de pensar sobre qué es el valor y acotó que es posible establecer una axiología o jerarquía de los valores, así como una serie de articulaciones opositoras de los valores, tales como libertad-esclavitud, democracia-totalitarismo, amor-odio, etcétera. Otro ejemplo de relaciones opositoras expuesto por Fabbri fue una condición social en la que el valor de la vida es muy importante, en oposición a una en la que no lo es, como puede ser una situación de guerra. Además, mencionó que en la cultura romántica el amor era el valor más importante, pero que en la Ilustración este valor no gozaba de la misma trascendencia.
Luego precisó que en los escenarios de conflicto de los valores, las modalidades de las acciones desempeñan un rol clave en situaciones en las que queremos transformar el no poder en poder, el no saber en saber, el no querer en querer, el no deber en deber, por ejemplo. Al respecto, Fabbri manifestó:
“Las modalidades son pasiones fundamentales y su manipulación transforma los saberes. Es una estrategia de manipulación constante que usamos. Por ejemplo, hacer que el otro no sepa lo que uno hace, o hacer que el otro no sepa lo que yo quiero que él no sepa. Es como si uno dijera: yo quiero hacer algo para esconderme o lograr que el otro no pueda ver mi exposición”.
El experto agregó que estos conflictos y manipulaciones son un problema fundamental de la sociedad de la comunicación, que está habitada por la visibilidad total y cuenta con un problema serio de pudor y privacidad. “Hoy la gente lucha por su privacidad”, complementó.
Además, puntualizó que los valores establecen relaciones de intensidad y que, por tanto, la dimensión del valor es el lugar de las modulaciones de intensidad emotiva. Del mismo modo, destacó que los valores pueden ser puestos en perspectiva y que, en este contexto, las personas pueden compartir valores pero no las mismas perspectivas o visiones de las cosas. Al respecto, comentó: “Convencer a una persona no es necesariamente cambiarle la idea, sino cambiarle la perspectiva de un valor”.
Fabbri también disertó sobre el camuflaje y los juegos de simulacros. Sobre este punto, anotó:
“En la sociedad hay muchas estrategias de aparición y desaparición. Esto va desde lo micro hasta lo macro, desde los gérmenes hasta la arquitectura. En semiótica, el camuflaje es el estudio de los sistemas de representación y de las distorsiones de la representación. Con los signos se puede decir la verdad o mentir”.
En este ámbito del camuflaje, Fabbri se refirió a los insectos y animales que logran imitar las características de su entorno para pasar desapercibidos y evitar ser vistos por los depredadores. Sobre esta retórica de la comunicación animal, el experto detalló: “La semiótica puede capturar las bases mismas de la biología”.
Luego Fabbri comentó sobre el camuflaje en los seres humanos:
“El hombre cuando juega al camuflaje emplea técnicas complejas. En la Primera Guerra Mundial, la fotografía aérea es la gran operadora de la extensión del camuflaje en un territorio. Desde ese punto de vista, todo está camuflado. Así, pasamos del camuflaje del animal al camuflaje de la guerra”.