13 de Agosto de 2021

Esta es la clave: motivación, pasión y propósito

Walter Calderón huele las oportunidades y se lanza a alcanzarlas con todas las armas que la vida le ha dado. Desde muy joven, ha comprado y vendido productos, ha experimentado distintos modelos de negocio y hoy, a sus 25 años, ha forjado una empresa que brinda soluciones tecnológicas a empresas e instituciones que requieran transformar sus negocios: Global Network Systems.

A Walter le importa mucho ofrecer un servicio que compita a nivel global y que sus clientes puedan estar a la vanguardia tecnológica tanto en el Perú como en el extranjero. Él estudió Administración en la Universidad de Lima.

¿Cómo fue Global Network Systems en sus inicios?
Inicialmente, mi proyecto fue SmartCam, una plataforma digital especializada en la gestión de cámaras de videovigilancia en la nube. Con dicho proyecto gané el Concurso Primer Paso de la Universidad de Lima, en el 2018. Posteriormente, se transformó y se convirtió en Global Network Systems, una empresa integral de soluciones tecnológicas. Proveemos servicios de asesoría, diseño e implementación de redes empresariales, entre otros. SmartCam se convirtió en una unidad de negocio más de la empresa y es nuestra unidad con mayor presencia en el mercado de seguridad, tanto en hardware como software. Nos permitió ingresar al mercado y conocer su potencial.

¿Qué otras unidades de negocio tienes?
Nuestras unidades de negocio son Seguridad (SmartCam), Proyectos de Integración, Cloud Call Center, Helpdesk, Telepresencia y Videoconferencia, Consultoría y Gestión de Proyectos TI. Además, estoy creando una nueva unidad relacionada con comercio electrónico, es un proyecto que se está cocinando aún.

¿Qué problemas típicos de tus clientes solucionas en el día a día?
Diagnosticamos la situación en todas las líneas de negocio mencionadas y, sobre esa base, planteamos una solución ideal, pensando en el objetivo deseado del cliente. Todo obstáculo o carencia tecnológica que el cliente presente, nosotros la resolvemos. En la pandemia, por ejemplo, surgió la necesidad de realizar videoconferencias en casa, lo que nos hizo trabajar para solucionar la falta de espacios de trabajo profesionales con la tecnología necesaria en las viviendas. De esta manera, les permitimos a nuestros usuarios tener la mejor experiencia posible de cara a sus proveedores, sus clientes o alumnos.

¿Qué es lo innovador en el servicio que brindas?
Lo que nosotros hemos logrado es implantar una cultura global dentro de nuestra empresa. Si bien competimos en el mercado peruano, diseñamos nuestro portafolio de productos y servicios pensando en una competencia global. Nos gusta estar a la vanguardia en tecnología, nos apasiona, y eso nos permite ofrecer a nuestros clientes soluciones que pueden utilizar aquí o en cualquier otro país.

¿Cuándo comenzó a crecer tu negocio?
Hemos tenido una tracción comercial muy rápida. Desde que gané el Concurso Primer Paso, me comuniqué con mis contactos más cercanos y con los de mis padres, amistades y clientes, vendí el producto que en ese entonces era SmartCam y sabía que podría reinvertir rápidamente en el negocio para lograr que siga creciendo. En los dos primeros trimestres del 2019 nos fue muy bien y, con las ganancias, pudimos reinvertir en plataformas, probar nuevas soluciones tecnológicas, pagar licencias, contratar personal, etcétera. Nos hicimos partner de varios fabricantes, y en el 2020 tomé la decisión de abrir otras unidades de negocio para consolidar la base como empresa integradora y no quedarnos solo en seguridad.

¿Quiénes son tus principales clientes?
Nuestros clientes son las empresas que necesitan transformarse digital y tecnológicamente, que tienen una idea de cuál es su escenario deseado, cómo les gustaría que trabajen sus colaboradores y sus altos mandos, automatizar sus procesos, pero no tienen el know how para llevarlo a cabo. Entre nuestros clientes, hay empresas inmobiliarias, de telecomunicaciones, retail, educación y otras.

¿Cuánto trabajo te tomó echar a andar el negocio y conseguir clientes?
Al inicio trabajaba entre quince y diecisiete horas al día y se me presentaron algunas dificultades, pero todas ellas se pudieron solucionar y las considero la mejor oportunidad de crecimiento y aprendizaje. Por otro lado, al inicio, las condiciones las ponían siempre los clientes, como por ejemplo la periodicidad de los pagos, que han ido mejorando y permiten una ratio de liquidez saludable; pero todo es parte del proceso y todo ha sido necesario para el crecimiento. Por otro lado, aunque la pandemia es una tragedia a nivel mundial, nos enorgullece el hecho de poder seguir dando trabajo a las personas que colaboran con nosotros directa e indirectamente en este contexto.

¿Cuántas personas trabajan contigo actualmente?
Nueve personas en las áreas de Ventas, Operaciones e Ingeniería, Marketing y Administración y Finanzas.

¿Cuáles son tus tareas específicamente?
Bueno, al inicio uno es un pulpo que tiene que hacer de todo: las proyecciones financieras, organizar el flujo de entrada y salida, levantar el capital, vender, atender la venta y la posventa, etcétera; pero eso, felizmente, ya cambió. Hoy en día, mi responsabilidad es la parte comercial. Me encargo de impulsar a nuestros vendedores y, principalmente, de vender, porque es lo que me gusta más y lo que mejor hago. También doy soporte a las operaciones.

¿Qué hacías antes de dedicarte a este negocio?
He experimentado de todo. Veía un producto que se estuviera vendiendo mucho en Estados Unidos, lo importaba, hacía una publicidad muy sencilla y muy dirigida a un potencial grupo de compradores, y me compraban.

Es decir, no es la primera vez que generas tus propios ingresos.
No, no lo es. En realidad, desde los 15 años estoy acostumbrado a comprar y vender cosas. A los 17 años me fui a Argentina a estudiar inversión en la bolsa; pero, como era menor de edad, al regreso apliqué mis conocimientos y mi análisis a través de mi mamá, quien invertía por mí. También tuve un emprendimiento de headhunting. No me fue muy bien con eso, pero aprendí bastante. Asimismo trabajé en ventas de productos L'Oréal en el Jockey Plaza, haciendo venta directa al público, algo menos de un año.

¿De dónde te viene la vena emprendedora?
Mi mamá es una gran emprendedora y mi papá es un director corporativo muy disciplinado, muy trabajador. He tratado de emularlos y lograr mi mejor yo posible, por mí y por mi familia, que siempre me ha dado un buen ejemplo. Y ese ejemplo es el que comparto con quienes trabajan conmigo. Finalmente, uno debe buscar una motivación para trabajar, una pasión, un propósito para hacer las cosas. No moverse únicamente por el dinero, pues este viene como resultado de tu esfuerzo. Es importante contagiar ese entusiasmo y esa vena emprendedora a los demás.

¿Desde que estudiabas pensabas dedicarte a tu propio negocio?
Desde que era cachimbo quería tener un negocio propio y formal. He aprendido muchas cosas en las empresas que mis padres han tenido. Me he criado en un ecosistema de arduo trabajo y de negocios veinticuatro siete. He visto de cerca cómo funcionaban las cosas y eso me ha motivado mucho.

¿Qué les aconsejarías a los estudiantes de la Universidad Lima?
Que estén siempre listos y se eduquen constantemente, que aprovechen todas las oportunidades. Estas no tocan a tu puerta para agendar una cita, aparecen cuando menos te lo esperas. Por eso, hay que estar preparados, porque si no tomamos las oportunidades en cuanto surgen, alguien más lo hará. Desde muy temprano, deben construir sus hábitos de éxito, estos representan el ochenta por ciento de lo necesario para alcanzar sus metas, que sean curiosos y proactivos. Y no solo hay que leer libros, también papers, deben investigar, trabajar desde muy jóvenes, emprender y aprender, no esperar llegar a determinada edad para comenzar a hacer algo, el momento es ahora.

¿Qué piensas de la Universidad de Lima?
La Universidad de Lima está en mi corazón, me enseñó mucho. No solo me dio los fundamentos para desarrollarme como un hombre de negocios, me brindó algo más importante todavía: un ecosistema que me permitió conocer a las personas, analizarlas, llevarme lo mejor de ellas y, sobre todo, un ecosistema retador. El campus de la Universidad fue uno de los lugares donde más creatividad e inspiración he tenido y me permitió crear muchas cosas. No todas terminaron como un producto aceptado por el mercado, pero todas implicaron un aprendizaje importante en el largo plazo. En la Ulima conocí personas espectaculares, podría mencionar muchos nombres de profesores, pero basta con mencionar a la actual vicerrectora Patricia Stuart, una excelente líder y un ejemplo por su capacidad de gestión. Muchas personas maravillosas en la Universidad aportaron a mi vida, no solo en lo académico o profesional, sino también en lo humano.