17 de Septiembre de 2021

El último adiós de las mascotas

Perder a su perrito le hizo ver a Valeria Pajuelo que hacía falta un servicio que apoyara a las personas a darle el último adiós a sus mascotas. Por eso, creó un crematorio llamado Ashkiwasi, que significa ‘hogar de luz’. A sus clientes les entrega una plantita fertilizada con parte de las cenizas del proceso de cremación y una urna para que conserven ese recuerdo de su mascota.

Valeria empezó su negocio mientras estudiaba Administración en la Universidad de Lima. Recuerda haberse preparado en el mismo crematorio para rendir sus exámenes parciales y finales. Rendía las pruebas y volvía a trabajar. Ahora su meta es brindar este servicio en provincias.

¿Cuál es la historia de tu crematorio de mascotas?
En el 2019 perdí a mi perrito, al que considerábamos un miembro más de nuestra familia. Esa experiencia me hizo reflexionar mucho acerca de la dolorosa etapa por la cual muchas familias pasan y por eso que pensé en ofrecer este servicio, que es una forma de prolongar la vida de nuestros animales en otro ser vivo. Tras la cremación, nosotros aprovechamos parte de las cenizas para fertilizar una planta. Ashkiwasi significa ‘hogar de luz’ y nuestro propósito es reconfortar a las familias, acompañarlas en su dolor, brindarles una transición más delicada después de la partida de su mascota.

¿Toda la ceniza se coloca en la planta?
Una parte de las cenizas van a fertilizar la maceta. La otra parte se deposita en una pequeña urna que entregamos al cliente.

¿Para qué tipo de mascotas funciona tu crematorio?
Para todas las mascotas. Hemos cremado camaleones, hamsters, tortugas, ardillas, perros. Todos nuestros clientes se sienten muy agradecidos con nuestro servicio y todas las personas con las que trabajo son petlovers, así que comprenden muy bien a nuestros clientes.

¿Tomaste esta idea de negocio de algún lugar?
Me inspiré en un negocio similar que hay para humanos en Canadá. En este, las cenizas de un familiar se entierran en el jardín y sirven de abono para un árbol. Adapté esta idea para las mascotas y para nuestra realidad, pues aquí mucha gente vive en departamentos y no tiene un jardín. Por eso, pensé que era mejor adaptar la idea para interiores y comencé a buscar opciones de plantas. Me volví experta, porque probé con diferentes especies y, finalmente, vi que las más fuertes, las que mejor se adaptaron, fueron las suculentas. No he visto un servicio de este tipo en otros lados. La idea tuvo una buena aceptación en el mercado, porque la pérdida de las mascotas siempre es algo muy doloroso y nosotros apoyamos a las personas ante un hecho así.

¿Cómo fue evolucionando esa aceptación?
Ya tenemos un año y dos meses. Previo a eso, tuvimos unos primeros meses de aprendizaje. Comenzamos en la pandemia, en julio del 2020. La intención era comenzar en verano de ese año. Íbamos a comenzar un lunes de marzo, pero se anunció que la cuarentena se iniciaba al día siguiente. Por ese motivo decidimos esperar hasta julio. Y ahora todo va muy bien.

¿De qué manera llegas a tus clientes?
Tenemos dos canales: las clínicas veterinarias y las redes sociales.

¿Qué sigue después de que los contactan?
Nosotros recogemos el cuerpo de la mascotita en la veterinaria o en el domicilio y lo llevamos a cremar. La duración de ese proceso es, en promedio, de dos a tres horas, dependiendo del tamaño de la mascota. Luego de la cremación se fertiliza la planta. Tenemos varios modelos de urnas para que los clientes escojan. También, si quieren, pueden adquirir un accesorio, como un portacenizas en llavero, y hacemos la entrega donde la familia nos indica: en su domicilio o en la veterinaria, y adjuntamos el certificado de cremación.

¿Tu horno es propio?
Acabamos de comprar un horno, en una semana me lo dan. Esperamos recuperar esta inversión en un año.

¿Con quién trabajas las redes sociales?
Tengo un área que maneja redes sociales y diseño. Está formada por tres personas. Invertimos en redes sociales desde un inicio y puedo decir que fue una de las mejores decisiones que tomamos. Por ahí contactamos a muchas personas y se enteran de este sistema. Si bien existen varios crematorios, los de mascotas no son tan conocidos. Por ese motivo, las redes sociales han ayudado mucho a hacer conocido este servicio.

¿Cuáles son tus planes de expansión?
La meta de este año es llegar a provincia. De hecho, hemos dado un servicio de cremación para una mascota que vino de Ayacucho. Eso nos abrió la visión de que hay un mercado.

¿Cuántas mascotas has tenido?
He tenido más de cuatro perros. Ahora mismo tengo uno.

Cuando estabas en la Universidad, ¿ya tenías la idea de hacer este negocio?
Empecé este negocio cuando estaba en la Universidad. Recuerdo que, estando en parciales y finales, yo literalmente estudiaba en el crematorio. Luego me iba a dar el examen y volvía al crematorio. Fue muy intenso.

Entonces saliste de la Universidad y ya no buscaste trabajo en el mundo corporativo.
Ya no. Desde el inicio, yo estaba convencida de que quería un negocio propio. El mercado de las mascotas está creciendo. Ahora mismo, en pandemia, mucha gente se ha comprado un perro y las personas son cada vez más conscientes de la responsabilidad que conlleva criar una mascota en casa. La mascota se vuelve un miembro más de la familia. Pensando en todo eso, yo sabía que esta idea podía funcionar. El director de mi carrera de ese entonces me apoyó mucho al validar mis prácticas preprofesionales con mi emprendimiento.

¿Te gustó estudiar Administración en la Universidad de Lima?
Siempre me gustó mi carrera, porque es muy amplia. Te da una base para desempeñarte en diferentes campos. Ahora que tengo mi negocio, no hay nada que yo lleve a cabo que no lo sepa por mi carrera. Todo lo he aprendido en la Universidad y me puedo encargar de todas las áreas: recursos humanos, finanzas, operaciones. Además, mi carrera me enseñó a tener disciplina, a diversificar, a organizarme. Por otro lado, recuerdo que estuve en el Círculo de Negocios Internacionales. Mis mejores amigos son de esa carrera en la Universidad. Pero, en general, puedo decir que mi vida en la Ulima fue una etapa linda. Conocí a personas que hasta ahora forman parte de mi vida.