27 de Mayo de 2021

Experiencia en derecho tributario y arbitraje

Después de 17 años como socio en el bufete Cavero-Blumenfeld, Llosa & R. La Rosa Abogados, Cavero-Blumenfeld pasó a ser socio líder del Área Tributaria en el estudio Aramburú Castañeda Boero Abogados (ACB Abogados), desde el 1 enero del presente año. Retornó, así, al estudio donde comenzó a trabajar al término de sus estudios de Derecho en la Universidad de Lima. Ahora está concentrado en fortalecer el Área Tributaria y en brindar una asesoría integral en torno a la actividad regulatoria.

¿Qué representa volver al estudio donde comenzaste a trabajar cuando recién te graduaste?
Definitivamente, ha sido una gran satisfacción a nivel personal y profesional. Es muy grato volver a compartir el trabajo legal con varios abogados y colaboradores después de casi 20 años, y conocer a nuevos miembros, aun cuando actualmente la interacción personal es muy limitada debido a la actual situación de emergencia.

¿Qué te animó a especializarte en el tema tributario desde el inicio de tu carrera profesional?
Resulta muy curioso que me haya decidido por una especialización en el área tributaria. Durante mis años en la Universidad, jamás lo vi como una opción, pero fue durante mis primeros años de abogado en el estudio ACB Abogados cuando me inicié en dicha área por motivación de los socios. Y fue una muy buena decisión.

¿Podrías indicarnos en qué dificultades tributarias estás asesorando a las empresas actualmente?
En mi opinión, durante el último año no se han dictado los dispositivos tributarios necesarios que puedan realmente ayudar a las empresas, incluso se ha endurecido el sistema tributario cuando se requiere otro tipo de incentivos. Un ejemplo de ello es que, a partir del año 2021, las empresas tendrán un problema con el sistema de deducción de intereses. Es muy probable que se endeuden a efectos de realizar o viabilizar sus proyectos, mejorar su capacidad instalada, para la contratación de personal, activos, etcétera. Ese movimiento generará como obligación el pago de intereses, cuyo problema directo estará en el hecho de que los intereses estarán sujetos a límites de deducción vinculados a los resultados del año previo (30 % del Ebitda).

¿Qué significa esto para las empresas?
Esto va a representar un problema para las empresas, dado que la posibilidad de deducir intereses por financiamientos muchas veces va a ser nula, si consideramos que el año 2020 no ha sido bueno para la mayoría de ellas. Es previsible que la mayoría de empresas no registren resultados positivos y, por lo tanto, no tengan la capacidad de deducir intereses en tanto estos se sujeten, para su deducción, a los resultados positivos del año previo. Durante el 2020, se pidió muchas veces rectificar el error cometido con respecto a la modificación normativa sobre deducción de intereses, pero el Congreso no ha modificado ese error.

En materia de recaudación tributaria, ¿qué problemas encuentras?
Un aspecto relevante es que actualmente la Sunat viene ejerciendo labores muy intensas de fiscalización a las empresas. Hay muchísimas fiscalizaciones parciales o definitivas, incluso de más de un año de duración. Hay empresas a las que están fiscalizando por cuatro años seguidos; pero el nivel de trabajo, esfuerzo y tiempo que se dedica a la producción de información para cumplir los requerimientos de la Sunat es muy grande. Ese es un problema para las empresas, y no me refiero solo a las grandes corporaciones, sino también a empresas que no tienen grandes facturaciones. Si bien estas fiscalizaciones son virtuales, ello no reduce su nivel de complicación, en tanto que, con recursos humanos reducidos, se deben buscar documentos escritos muchas veces guardados en almacenes, escanear la documentación, preparar escritos con sustento técnico-legal, absolver varios requerimientos. Todo ello para que, finalmente, se reciban los resultados de la fiscalización con acotaciones que determinan el pago de obligaciones tributarias, incluyendo multas, muchas veces injustas.

¿Qué podrías recomendar al respecto?
La mejor recomendación que se le puede brindar a una empresa es que trate de mantener una organización y un orden empresarial prolijos. Documentar toda operación comercial es la mejor forma de estar preparados ante una fiscalización tributaria, toda vez que la Sunat tiende a desconocer las operaciones que no contengan un nivel de información y documentación que demuestre su fehaciencia. Desde luego, una política de estricto cumplimiento de obligaciones legales y contables resulta sumamente importante.

Aunque no eres litigante, has defendido casos ante un tribunal arbitral. ¿A qué se debe esto?
Incursioné en el rubro arbitral en el año 2008 y desde entonces lo considero bastante retador. Litigar en el Poder Judicial nunca fue atractivo desde mi punto de vista, principalmente porque nuestro sistema judicial es muy lento. Sin embargo, el sistema arbitral se asemeja mucho al derecho puro que un estudiante normalmente quiere desarrollar. Es un litigio bastante técnico, puro y limpio, donde tienes abogados que se enfrentan con un sistema de tipo adversario, con argumentos muy bien sustentados. Es un procedimiento interesante y, además, no es muy largo, aunque debo señalar que he defendido un caso, el más retador, que me tomó más de dos años debido a su complejidad. Resultó positivo para mi cliente, pero fue bastante difícil por la cantidad de información que se manejó y los sustentos que hubo que presentar. Probablemente, ha sido el mejor caso que he defendido a nivel arbitral. Si bien me demandó muchísimo esfuerzo y tiempo, resultó muy gratificante a nivel profesional. He tenido otros procesos arbitrales menos complejos, pero no por ello menos atractivos. Estoy inscrito en la lista de árbitros de la Cámara de Comercio de Lima; sin embargo, aún no he desarrollado la práctica como árbitro. Me gusta mucho estar en la parte de defensa del cliente.

¿Todas las discrepancias se pueden solucionar mediante el arbitraje o es necesario haberlo acordado previamente entre las partes a través de un contrato?
No cualquier caso puede pasar por un arbitraje. Por ejemplo, en los contratos entre empresas privadas y el sector público existen muchas cláusulas arbitrales obligatorias, lo que determina que cualquier conflicto pase por un proceso arbitral para resolverse. En el caso de privados, depende de lo pactado en un contrato o de lo que acuerden después las partes. No se puede obligar a alguien a resolver sus problemas en un proceso arbitral. Tampoco se puede llevar a arbitraje una reclamación tributaria o un proceso tributario.

¿Qué consejo les darías a los estudiantes de Derecho a partir de tu especialidad?
Soy docente universitario desde hace 15 años y lo que siempre les digo a mis estudiantes es que lean mucho para que se formen una opinión, que no se contenten con lo que otros dicen, que desarrollen un juicio crítico a través de lo que leen, escuchan e investigan. Así, podrán establecer y sustentar sus argumentos, rebatir los contrarios y esbozar opiniones válidas. Leer mucho también les desarrolla la capacidad de análisis, lo cual es imprescindible en el terreno laboral. Cuando uno lleva un caso, las dos partes argumentan posiciones que parecen ciertas, por eso existe un tercero que decide qué posición es correcta o qué interpretación se acerca más a la realidad. Esa capacidad es la que deben desarrollar los estudiantes para ser buenos abogados. No bastan las buenas notas, hay que razonar, analizar, escuchar opiniones, exponer ideas propias, debatir y rebatir. Nadie puede rebatir algo que no conoce.

¿Cómo te fue en tu etapa de estudiante en la Universidad de Lima?
La época universitaria fue la mejor o de las mejores en mi vida. Es cuando uno empieza a tomar sus propias decisiones, pues la elección de estudiar o ingresar a una clase es exclusiva del estudiante. La época universitaria implica madurar y conocer a otras personas, hacer nuevas amistades que usualmente duran toda la vida. En mi caso, las amistades más sólidas que tengo son, en su mayoría, aquellas de la Universidad. Por otro lado, recuerdo con mucho agrado el alto nivel académico de la Universidad de Lima, el cual me permitió ingresar en un mercado laboral muy competitivo. No puedo dejar de mencionar las excelentes relaciones sociales que facilita la Universidad, las cuales, sumadas a todo un cúmulo de experiencias, terminan siendo sumamente importantes en la vida. Constituyen una experiencia que todos traen a la memoria con mucho cariño. Para mí es así, y puedo afirmar que marcó una parte fundamental de mi vida.