#15 Días de arquitectura peruana

2021 / 08 / 11

En mayo del 2020, en pleno confinamiento debido a la pandemia, quisimos recordar y recorrer la arquitectura de nuestro país mediante un reto que llamara al cuestionamiento sobre qué experiencias nos genera como usuarios, y qué cuestionamos como estudiantes de Arquitectura.

Lanzamos el reto “15 días de arquitectura peruana” mediante nuestro blog en Instagram, para así animar a más personas a compartir experiencias, sentimientos y conocimiento que nos permitan divulgar y reflexionar en conjunto sobre la arquitectura en nuestro país. Porque sí, en el Perú hay buena arquitectura.

El reto era el siguiente:

Comparte una obra de arquitectura...

  1. Que emocione
  2. Que sorprenda
  3. Que te dé esperanza
  4. Que no entiendas
  5. Que te indigne
  6. Que no debería existir
  7. Que debería estar en otro lugar
  8. Que me sea indiferente
  9. Que sea responsable
  10. Con la que te identifiques
  11. Que haya hecho mucho con poco
  12. Que pase caleta
  13. Que nunca te gustaría visitar
  14. Que recomiendes a un extranjero
  15. Que pondrías en la última mesa

Día 1: Comparte una obra de arquitectura peruana que emocione

Lugar de la Memoria. Barclay & Crousse Architecture, 2013

Los diferentes espacios crean atmósferas que se integran con un recorrido continuo, estos generan sensaciones que complementan las exposiciones. Las texturas de la arquitectura nos hacen sentir que fuimos parte de esa historia como las perforaciones en los muros que simulan balas, un detalle arquitectónico con mucho significado histórico.

No se puede hablar del Lugar de la Memoria sin mencionar la amplia escalinata que te lleva lentamente a encontrarte con el horizonte y la Costa Verde, un recorrido con un nivel de sensibilidad impresionante que al final del recorrido nos hace reflexionar. Finalmente, El Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social es un edificio que transmite paz, reflexión y memoria; y eso me emociona.

Martha Pomasonco Alvis
@martha.p14

Día 2: Comparte una obra de arquitectura peruana que sorprenda

Gobierno Regional de Moquegua. Barclay & Crousse Architecture, 2018

¿Qué te sorprende? Lo inesperado. Este proyecto sorprende no necesariamente por ir en contra de un patrón, sino por interpretarlo de manera diferente. Un edificio que no continúa la conversación, pero mantiene el mismo idioma.

De manera sutil desde el exterior comienza a guiarte para poco a poco ir contrastando diversas texturas que cambian la percepción de las cosas: macizas columnas de concreto se disuelven hacia el fondo del agua y materiales considerados rígidos logran moldearse para generar quiebres y movimiento. Repentinamente el recorrido no es un medio para un fin, sino el propósito, uno que se plantea lograr una experiencia sensorial.

Virginia Racchumi
@virginia.rch
Fuente de las imágenes: Estudio Palma

Día 3: Comparte una obra de arquitectura peruana que te dé esperanza

Escuela en Chuquibambilla. AMA + Bosch Arquitectos, 2013

La comunidad de Chuquibambilla era uno de los muchos lugares olvidados en el país: sin agua potable, desagüe o electricidad. La nueva escuela responde a espacios de estudio, recreación y cohesión entre los pobladores mediante cuatro módulos alrededor de un gran patio central, el cual se encarga de articular todas las actividades de la comunidad.

Creo que el rol más bonito del arquitecto es poder devolver la esperanza a las personas a las que se dio la espalda por muchos años. Este proyecto va más allá de solo entregar una obra. Junto con los pobladores, construyeron espacios que dignificaron el habitar de los niños y adultos, respetando el entorno y las tradiciones locales.

La escuela en Chuquibambilla me da esperanza porque muestra que, desde el pequeño papel de un arquitecto, se puede revalorar a sectores vulnerables comprendiendo mejor sus formas de vida y cultura.

Adriana Basto
@adrianabastovalenzuela
Fuente de las imágenes: Paulo Afonso, Marta Maccaglia

Día 4: Comparte una obra de arquitectura peruana que no entiendas

Ajax-Hispania. Emilio Soyer, 1983

Debo confesar que la primera vez que vi el edificio Ajax-Hispania no entendí nada. No sabía qué había más allá de esos elementos que emergían de forma escultórica.

El proyecto se encuentra en San Isidro y trata de una vivienda multifamiliar de siete departamentos atípicos que se van aterrazando. Está claro mencionar que este edificio escapa de lo común, de esas viviendas con la planta típica que ya casi nos la sabemos de memoria. Sin embargo, a pesar de su dimensión y gran carácter, este edificio se me hacía familiar, no era tan lejano a esos pensamientos o ideas de construcciones prehispánicas que pasaban por mi mente. Luego de investigar acerca del arquitecto y el concepto utilizado, comprendí que este gran escalonamiento hace alusión a las pirámides truncas, asimismo, al ingreso indirecto como característica de las huacas limeñas. Soyer reintepreta la tradición de Lima y logra sacar a través de la arquitectura la esencia del lugar con una modernidad controlada. Es impresionante la sensibilidad y el balance que logra Soyer entre la cultura y el modernismo, hace que la arquitectura sea parte del lugar en el que se encuentra. Al verlo sentí el genius loci del lugar.

No está mal no entender; está mal no entender y no reflexionar al respecto.

Belén Santolalla
@b.santolalla

Día 5: Comparte una obra de arquitectura peruana que te indigne

Ministerio de Educación. Alfonso de la Piedra, 2001

Son muchas las razones por las que un edificio puede indignar. Nos molesta cómo se ve por fuera, o si excedió su presupuesto, o es un capricho arbitrario de un funcionario, o simplemente no funciona.

Creo que este proyecto cumple con todas esas razones, pero es, además, un mal plagio de un proyecto que lo precede en muchos años: el Edificio Las Palmas, en México, construido en 1975 por Juan Sordo Madaleno. Pero en realidad, es otra la razón por la que este edificio me indigna. Es un edificio que, literalmente, le da la espalda a la gente. Si fuera un banco o unas oficinas, sería discutible. Siendo el Ministerio de Educación es sintomático y casi un crimen. Macizo, con una pésima relación con la calle, mal negociada a través de una reja, y, peor aún, ubicado a pocos metros de viviendas y calles que parecen casi olvidadas, a pesar de sus nombres sugerentes: Arqueología, Historia, Cultura, Naturaleza. En lugar de volver al edificio una oportunidad para brindar a la ciudad algo de esos cuatro aspectos básicos de nuestra identidad, el arquitecto optó por la trillada solución cerrada, que nada aporta a la ciudad.

Es una oportunidad perdida y me indigna.

Cristina Dreifuss
@cristinadreifuss
Fuente de las imágenes: Vivo Arquitectura, Google Maps

Día 6: Comparte una obra de arquitectura peruana que no debería existir

Edificio Omega. Metrópolis, 2013

La idea de una obra de arquitectura que "no deba existir" me resulta muy contundente. Más que señalar una, prefiero señalar una idea que está plagando nuestras ciudades: los proyectos bloque que llegan y se plantan en un lote sin la mínima consideración. No importa el dónde o cómo y por qué. Su indiferencia hacia el entorno es, precisamente, el origen del problema. Poco importa la escala ante la opción de poder sacar más pisos y, por tanto, hacer más dinero. Poco importa que el proyecto se convierta en un gran muro negro, en el que los trabajadores tengan que habitar ocho horas sin si quiera poder abrir una ventana. Poco importan los recursos malgastados sin la menor conciencia cuando se tiene el dinero para ahogarnos a todos en aire acondicionado.

El edificio Omega cumple con la descripción, pese a tener ciertas intenciones de espacio público en la primera planta. Tal vez no sea el ejemplo más radical de la idea, pero destaca por ser propuesta de uno de los estudios más reconocidos del Perú, un estudio que podría utilizar su alcance para promover nuevas ideas. Hoy más que nunca, el edificio bloque e indiferente no aporta. Queda, principalmente, como símbolo de una actitud egoísta que no debería tener lugar en la arquitectura.

Giannina Hernani
@giannina.h

Día 7: Comparte una obra de arquitectura peruana que debería estar en otro lugar

Tinkuy, campus PUCP. Patricia Llosa & Rodolfo Cortegana, 2011

Si me hubieran preguntado a los ocho años dónde iba a estudiar, hubiera dicho que en la Católica. Había ido alguna vez con mi papá y me quedé fijada con lo amplio del campus, la biblioteca central y su fichero, y el olor a acequia de regadío (olor que siempre me traerá lindos recuerdos de parques).

Muchísimos años después diría que ese campus sigue siendo fascinante, a pesar de una cierta sobreocupación. Tiene edificios buenísimos, que responden a la dupla buen arquitecto-buen cliente, tan rara en estos días.

Por eso me gustaría que el Tinkuy estuviera en otro lugar. En un lugar donde la gente pudiera verlo, usarlo y gozarlo.

El exterior oculta que está organizado alrededor de un patio central; los recorridos desorientan, y nos llevan a descubrir nuevos espacios. Es un edificio para estar: comer, estudiar, conversar. Un lugar para la apropiación y para el evento. Un edificio, además, que sorprende. No hay muchos lugares en Lima con esas características que no hayan sido completamente mercantilizados.

Tal vez ese sea el problema. Que para que un lugar así exista tranquilamente, alguien tiene que estar pagando por él. Y no hay mucha gente dispuesta a hacerlo, "de los muros para afuera".

Cristina Dreifuss
@cristinadreifuss

Día 8: Comparte una obra de arquitectura peruana que te sea indiferente

Parque Enrique Martinelli Freundt. Vórtice Arquitectos, Lima

Mientras más avanzo en la carrera, más cambia mi manera de ver los proyectos que algún día admiré y que ahora… me son indiferentes. Eso ocurrió cuando conocí el Parque Enrique Martinelli Freundt, mejor conocido como “el parque de la bicicleta” ubicado en Santiago de Surco.

Al comienzo me encantó el parque por su implementación de la bicicleta como parte de su diseño, el uso de diferentes niveles y materiales para diferenciar el flujo del usuario, además de no proyectar la idea típica de los parques de Lima (el uso exagerado del cemento, mobiliario urbano innecesario, implementación de rejas con la excusa de proteger al parque y de la vegetación como elemento contemplativo). Mientras más aprendía nuevos conceptos y referentes, comencé a observar ineficiencias del parque; por ejemplo, el uso exagerado y erróneo de luminarias frías que molestan la vista de los vecinos y del peatón en la noche, o en la gestión por parte de la Municipalidad, al prohibir el ingreso a ciertas áreas.

El proyecto puede tener errores a mi parecer, pero no saquen conclusiones apuradas; no pienso que el proyecto sea malo, pero tampoco que sea la gran maravilla. Si se compara el parque con otros de Lima, destaca con facilidad; pero con otros de Latinoamérica, se queda corto. Esta propuesta perdió relevancia al momento en que amplié mis conocimientos sobre urbanismo, y por eso me es indiferente el proyecto.

Fabrizio Ameri
@ameri.arch
Fuente de las imágenes: Arqa

Día 9: Comparte una obra de arquitectura peruana que sea responsable

Aulario Udep. Barclay & Crousse, 2016

Pensando en el significado de la responsabilidad en la arquitectura, inmediatamente la asocié con el impacto que tiene todo proyecto sobre la vida de las personas. Muchas veces no se tiene en cuenta el entorno y cómo las condiciones climáticas impactan sobre el confort de los usuarios, y es que ese debería ser el enfoque principal.

Barclay & Crousse reconoce el clima desierto y caluroso de Piura, haciendo su principal objetivo el confort del usuario sin malgastar recursos. Se es consciente de las bondades del entorno y se aprovechan como herramientas naturales.

Hacen que la misma forma del proyecto responda a estas condiciones. Es un proyecto complejo en el que destacan la creación de sombras determinadas por quiebres de circulación de la misma volumetría, fachadas que responden a cada orientación y vacíos intermedios que disipan la transmisión de calor hacia el interior.

Pienso que, en un contexto actual, en el que entendemos mejor que nunca las consecuencias de nuestros actos sobre el ambiente, se debería entender el diseño bioclimático como la respuesta al confort y evitar pensar en sistemas artificiales que recargan la huella medioambiental de la arquitectura. Tenemos la responsabilidad de transformar vidas sin comprometer los recursos del futuro.

Ofelia Sevilla
@ofeliasevillav

Día 10: Comparte una obra de arquitectura peruana con la que te identifiques

Biblioteca del Complejo de Innovación Académica (CIA). Patricia Llosa y Rodolfo Cortegana, 2014

Nunca fui fan de las curvas ni de los cuadrados. Realmente la arquitectura me empezó a gustar cuando descubrí que la obra arquitectónica era más que solo un edificio —perdonen la palabra— bonito. Esto sucedió en cuarto ciclo, para ser más específicos, cuando realicé un proyecto desde el interior hacia afuera. Pensando primero en el espacio y en el usuario, en el poder de una buena espacialidad y en imaginar las posibles dinámicas que las personas podrían tener en esta. Esto es algo que se ha quedado conmigo desde entonces.

La biblioteca del CIA me parece un gran ejemplo de cómo una buena espacialidad puede estimular los sentidos de una persona, lo que logra de manera sobresaliente en su circulación vertical principal. Desde la sensibilidad en la elección de la materialidad, un concreto de pigmentación rojiza, hasta el manejo de la verticalidad y la incidencia de la luz en su interior, la cual a su vez genera una conversación con el exterior. De este modo, se consigue una atmósfera distinta en el espacio y, por tanto, en la experiencia del usuario.

Es una arquitectura, entonces, que se concibe desde el usuario, desde su percepción y experiencia sensorial; una arquitectura que va más allá de la respuesta funcional; por eso, es una arquitectura con la que me identifico.

Ayelen Chávez
@ayelenchv
Fuente de las imágenes: Archdaily, Llosa Cortegana y Arquitectura Panamericana.

Día 11: Comparte una obra de arquitectura peruana que haya hecho mucho con poco

Aula Multifuncional Mazaronkiari. Marta Maccaglia & Paulo Afonso, 2014

Cuando hablamos de proyectos sociales se espera que estos ayuden a muchos con la menor cantidad posible de recursos. El aula multifuncional de Mazaronkiari en Satipo no es la excepción, de hecho, es de aquellos proyectos que cumplieron, y con honores.

Este caso es interesante ya que en el año 2013, cuando se estuvieron haciendo todas las coordinaciones necesarias con el jefe y los maestros durante la visita a la comunidad, se definió el proyecto: un comedor de educación inicial para un aforo de treinta niños.

Lo interesante surgió cuando a su regreso el año siguiente, una vez conseguido el financiamiento, cien niños los recibían con los brazos abiertos… el número se había triplicado. Lo elegí como obra que hizo mucho con poco por la forma en que el proyecto se adaptó a estas nuevas necesidades con el mismo tiempo y presupuesto, sin perder la calidad arquitectónica.

Si analizamos su diseño, toda gira alrededor de un solo espacio que tiene la posibilidad de adaptarse perfectamente a las distintas actividades que los niños necesitan. Lo hace con sus paredes móviles y coloridas que se convierten en mesas, las cuales hacen que transformar el espacio sea una experiencia lúdica.

En cuanto a la materialidad, la combinación de sistemas constructivos modernos con materiales locales y la participación de la comunidad durante el proceso ayudó a crear un fuerte vínculo con esta obra.

El proyecto satisface, a mi parecer, a los usuarios y su entorno. Con su forma, respeta la arquitectura preexistente. Con su materialidad y diseño, responde satisfactoriamente al clima y a las condiciones de la zona. Y, por último, con su propuesta versátil hace que el espacio cumpla con las exigencias y necesidades de los niños. Lograron todo esto con el mismo presupuesto explotando al máximo las posibilidades del diseño. Eso es hacer mucho con poco: satisfacer necesidades, crear vínculos emocionales y hacer que la comunidad se sienta mucho más digna, orgullosa y unida.

Belsika Rugel
@belsikarugel

Día 12: Comparte una obra de arquitectura peruana que pase caleta

Facultad de Ingeniería PUCP. Hernán Gaviria, 1961

Cuando me pregunto qué es lo que significa que un edificio pase caleta, solo se me viene una idea a la mente: aquella estructura olvidada y que no llama mucho la atención.

La Universidad Católica tiene muchos edificios interesantes y, por esa razón, la Facultad de Ingeniería queda en un segundo plano. Caminar alrededor de estas nuevas adiciones como la CIA y el Aulario te generan diferentes sensaciones al recorrerlos. Estas son tan interesantes que le roban el protagonismo a este pequeño, en comparación, edificio.

Al observar este pabellón, se pueden observar unos pórticos que generan un ritmo marcado en el proyecto. Otro punto interesante es la escala en la cual se desarrolla, caminar al costado de este edificio no genera una sensación de monumentalidad; se siente como un edificio hecho para pertenecer a la escala del peatón y mucho más fácil de recorrer.

Este proyecto no solo dejó de ser el protagonista, se volvió el sidekick del Aulario. Al caminar entre estos dos edificios, el cambio de escala puede sentirse aplastante. Se siente como un gran volumen que se impone a la fuerza. Lamentablemente, este edificio seguirá siendo opacado por todo lo nuevo que la arquitectura de hoy tiene para ofrecernos y solo queda como un remanente de lo que alguna vez fue.

Joel Flores
@reseljo
Fuente de las imágenes: Joel Flores.

Día 13: Comparte una obra de arquitectura peruana que nunca te gustaría visitar

Terminal Naranjal del Metropolitano

Esta tarea ha sido particularmente complicada para mí. Escoger un proyecto al que no quisiera ir, ni siquiera por primera vez, se me hacía un mundo en la cabeza. ¿Por qué no quisiera ir a un lugar por su arquitectura? Por más "malo" o "feo" que sea, no podría juzgarlo sin siquiera haber entrado. Por más que investigara y analizara todos los planos y dibujos del proyecto y creara una opinión concisa con respecto a este, no se me quitarían las ganas de ir. Además, la curiosidad me ganaría.

Expuesto entonces mi conflicto interno, me animo a cambiar la frase de hoy por: "Que nunca me gustaría volver a visitar". Y lo primero que se me viene a la cabeza es la experiencia que tuve la primera vez que fui a la estación Naranjal.

Llegamos a la última estación y desde el bus lo único que veía era un mar de personas, todas molestas y apuradas. Recuerdo que pensé dos veces si debía bajar o no, por el ligero miedo que tenía de enfrentarme a tal cantidad de gente. Ese segundo en el que dudé solo generó que toda la cola me gritara para que saliera... entre otras cosas. Finalmente salí y seguí a la masa de personas que intentaba llegar rápido a la calle. Entre empujones y gritos, atravesamos el tumulto y llegamos a un espacio que, a lo lejos, se veía libre, pero era como una pista de obstáculos. Una serie de jardineras con falta de mantenimiento enmarcadas por unas columnas en "Y" que obligaban a agacharse cada cierto tramo. De regreso, colas enormes aparentemente organizadas, pero sin señalización alguna. Un problema claro de aforo, mal calculado y controlado, que causa hostilidad y quejas constantes.

En resumen, una serie de situaciones estresantes que yo atravesaba por primera y única vez gracias a un profesor de urbanismo que nos hizo pisar un poco de realidad. Sin embargo, esto es lo que más de 81.000 personas atraviesan a diario para transportarse. Una situación que para mí fue como para nunca volver la pasan sus usuarios de manera cotidiana, afectando su calidad de vida en todos los sentidos posibles. Si nunca hubiese ido a Naranjal, no podría entender realmente las deficiencias que existen en espacios como este, en una ciudad como Lima. Creo que como arquitectos no podemos no querer visitar un lugar, porque hasta en los peores proyectos hay de donde aprender.

Gabriela Champin
@nipmahc
Fuente de las imágenes: Archdaily, Llosa Cortegana y Arquitectura Panamericana.

Día 14: Comparte una obra de arquitectura peruana que recomiendes a un extranjero

Monasterio de Santa Catalina. Arequipa, ca. 1580.

No solo es un ejemplo maravilloso de la fusión entre clima y cultura, sino que además es una experiencia en muchos niveles.

Primero, el recorrido histórico: los espacios del convento te trasladan a ese mundo. A ese momento en que el “románico” se encuentra con el Misti, en que el cristianismo se encuentra con los Andes, produciendo esta especie de catálogo de arquitectura sincretista.

Por otro lado, el recorrido espacial, la experiencia: la profundidad de los espacios, los cambios de escala, de materia, de temperatura. Las visuales, el cielo de nuestra sierra, los Andes, todo se mezcla, se muestra y se esconde a través de la arquitectura. El sillar, la piedra, la madera y hasta el humo confabulan en esta convocatoria a prestar atención y utilizar los sentidos.

Y por último, es una gran experiencia fotográfica: se encuentran detalles por todos lados, cada rincón llama tu atención, cada muro esconde una nueva oportunidad de capturar el momento.

Por esto, recomendaría el convento de Santa Catalina a un extranjero, porque es una síntesis maravillosa de encuentro cultural —y místico, para los que lo deseen—, experiencia espacial y fotográfica con la historia y la naturaleza. Y encima, luego se come muy bien.

Ángeles Maqueira
@anmaqu
Fotos: Ángeles Maqueira.

Día 15: Comparte una obra de arquitectura peruana que pondrías en última mesa

Parque Zonal Ancón. Municipalidad de Lima, 2018.

Es triste observar que desde el Estado peruano se siga subestimando la importancia del planeamiento arquitectónico en sus obras, y que la idea del espacio público cercado, con costo de ingreso y ajeno al contexto siga vigente e impactando en la percepción de la gente sobre la ciudad. Y este proyecto de 32 hectáreas y 10 millones de soles de costo lo demuestra.

No solo le da la espalda a la ciudad al estar amurallado en todo su perímetro, sino también presenta dificultades en su accesibilidad (el ingreso no se relaciona con la calle y se deben caminar 200 metros desde allí hasta llegar al primer espacio de recreación). La organización del programa pareciera estar colocada con el afán de “hacer la finta”, de llenar el espacio. Su tratamiento paisajístico es nulo, forzando áreas verdes en un espacio que por naturaleza es un arenal y sin ninguna propuesta urbana que sea más que ubicar equipamiento deportivo para medio millón de habitantes. Y termina siendo así un espacio potencial perdido (otra vez).

Y no solo son los componentes arquitectónicos los que me obligan a colocar este proyecto en última mesa, sino el impacto que produce en las personas que lo usan (y que se ven obligadas a usarlo debido a la falta de espacios públicos y de recreación de la zona), normalizando este tipo de arquitectura y aceptándola sin ningún cuestionamiento, siendo esta visión de ciudad la que nos llevamos al bicentenario.

Bonus: Solo hay dos puentes peatonales (que distan dos kilómetros) que permiten cruzar la Auxiliar de la Panamericana Norte y poder llegar a la ubicación.

Sebastián García Munasca
@sgarcia005
Fotos: Andina - Desarrollo Peruano - Google Maps.

Citar esta entrada de blog (APA, 7.a edición):
Círculo de Crítica de Arquitectura. (11 de agosto de 2021). #15 Días de arquitectura peruana. ARQUlima: Blog de la Carrera de Arquitectura de la Universidad de Lima. https://www.ulima.edu.pe/arquitectura/blog/15-dias-de-arquitectura-peruana

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