20 de Noviembre de 2020

‘Mujer de soldado’ en la Semana del Cine

En la época del terrorismo, en el poblado de Manta, en Huancavelica, varias mujeres fueron víctimas de violaciones sistemáticas por parte de los soldados. Como consecuencia de ello, fueron repudiadas por el pueblo. Algunas huyeron en busca de paz.

Magda Surichaqui se fue y contó el abuso que experimentó a la Comisión de la Verdad. Tiempo después volvió a Manta, se reunió con tres amigas que vivieron experiencias similares a la suya y juntas le contaron sus historias a la cineasta Patricia Wiesse. Con esos testimonios, Patricia realizó la película Mujer de soldado, bajo la producción de Jenny Velapatiño. Patricia y Jenny son egresadas de Comunicación de la Universidad de Lima.

El documental, ganador del Premio Dafo 2018, se puede ver en la Semana del Cine Ulima 2020.

¿Cómo nació la idea de realizar esta película?

Patricia: La idea nace hace quince años cuando viajé a hacer un reportaje televisivo a Manta. Conocí a las señoras, seguí el caso y escribí varios artículos. Ellas se demoraron muchos años en procesar lo que les había ocurrido y en querer contar su historia. Así que esperé muchos años, hasta que, en una entrevista con Magda, me dijo que estaba harta de que el caso no se conociera y que quería hablar. Ahí empezó esta aventura.

¿Cómo fue el proceso de investigación del caso de Magda y el de sus amigas?

Patricia: Hice la investigación durante esos largos años en los que le hacía seguimiento al caso. Luego se inició el juicio, comenzaron las reuniones entre los abogados y las señoras. Yo traté de asistir a los juicios. Después obtuve las actas con las declaraciones de los militares y las señoras. Eso ayudó mucho en la investigación. Pero lo más importante fue conocer a Magda, la protagonista, y conversar mucho con ella. El acercamiento fue durante las reuniones con los abogados para preparar su intervención en el juicio, a través de largas entrevistas en Huancayo con tres de las señoras que me parecieron las más reflexivas y quienes habían procesado mejor lo ocurrido.

Jenny, qué te pareció la idea de trabajar este documental con Patricia?

Jenny: Este es el segundo documental que trabajo con Patricia. Cuando ella me contó el proyecto, me pareció una idea poderosa, no solo por el tema, sino también por la propuesta de realización. Ya cuando el proyecto iba tomando forma, contactamos a Magda y sus amigas. Cuando nos avisaron que el Ministerio de Cultura nos daba un fondo para la realización (Premio Dafo 2018), hicimos varios viajes a Huancayo, donde viven ellas, para explicarles más en detalle lo que significa hacer una película. Patricia conversaba con ellas sobre los temas que le interesaba ver en el documental y yo me enfocaba en datos logísticos, para que, llegado el momento del rodaje, todo funcionara según lo planificado.

¿Cómo fue el acercamiento que tuvieron a estas mujeres?

Jenny: Fue con mucho respeto. También hubo cordialidad por ambos lados. Casi inmediatamente nos trataron como a sus pares; son mujeres que, pese a lo que han vivido, tienen un gran sentido del humor, especialmente Santosa y Magda. Éramos dos personas que se incorporaban al grupo de estas cuatro amigas que cuentan casi todo. Ellas querían saber de nosotras y nos preguntaban si teníamos pareja, si teníamos hijos, con quién vivíamos, en qué lugar de Lima, etcétera. Fue bonito, desarrollamos un vínculo. Las personas en el pueblo siguen pensando como hace treinta años. Cuando a alguna mujer le preguntábamos si quería que su opinión quedase registrada en la cámara, nos respondía que le gustaría, pero que antes debía consultarlo con su esposo. Luego nos respondían que este no quería, y fin de la conversación.

El tema del documental despierta muchos sentimientos, de frustración, impotencia, indignación, lástima... ¿Cómo se plantearon manejar todo esto y cómo lo aprecian en el resultado final?

Patricia: Quería que se sintiera la impotencia que ellas sintieron cuando las violaron, siendo adolescentes. También quería que ellas se abrieran y contaran todo lo que las amigas se cuentan cuando están juntas. Una especie de catarsis, que no sabía hasta el momento de filmar si iba a funcionar. No quería que fuera una explosión de sentimientos que las llevara al llanto y a la autocompasión, sino verlas fuertes, como ellas son. Creo que se logró.

Jenny: Yo estoy muy contenta con el documental porque no solo libera los sentimientos que nombras; hay también solidaridad, ternura, reprobación y condena hacia la violencia de género y eso está bien, es bueno que las películas movilicen diversas emociones y sentimientos, y que ayuden a reflexionar.

Los casos mostrados contrastan con las bellas imágenes de paisajes que se muestran. ¿Qué podrían comentar al respecto?

Patricia: No quería imágenes de postal, sino captar la belleza que hay en el pueblo abandonado, el cual parece congelado en el tiempo; lo siniestro de la base militar, el deterioro de las construcciones. Me interesaba que los sentimientos de Magda se reflejaran en ese paisaje desolado. No me parece un contraste, sino un cambio interno que se produce en ellas y eso se refleja en esas imágenes luminosas que se empiezan a ver más o menos desde la mitad de la película.

¿Cómo fue el proceso del rodaje, con qué equipos, cuántos días?

Jenny: Fue fuerte y por momentos duro. Manta es uno de los 19 distritos de Huancavelica, donde viven 120 familias a 3.720 metros sobre el nivel del mar. Si vienes de la costa, necesitas un par de días para aclimatarte. El pueblo se encuentra a 4 horas de viaje desde Huancayo. Hay otra ruta por Huancavelica, que está a la misma distancia. Si quieres traer algo de cualquiera de esos dos lugares, tienes que pensar en invertir 8 horas de viaje. Entonces yo debía pensar en qué personal debía descansar lo suficiente para enfrentar varios días de rodaje en época de helada, ya que la temporada se había adelantado, y que la gente no se cansara más de lo necesario. Todo debía conjugar para que lo planificado se cumpliera y no me excediera del presupuesto. Por eso elegimos grabar con dos cámaras, para tener material suficiente para editar. El rodaje duró 2 semanas.

¿Qué les deja a ustedes haber trabajado este documental, qué reflexiones, qué satisfacciones?

Patricia: Estoy satisfecha con el resultado, con la forma en la que las señoras se muestran en la película, con la estética y con la posibilidad de que el caso sea conocido, no solo en el país, sino a nivel internacional.

¿Dónde se seguirá presentando Mujer de soldado?

Jenny: Después de la Semana del Cine Ulima 2020, el 22 de noviembre tendrá su estreno internacional en el Festival de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA), uno de los festivales más importantes del mundo en este género. Y seguiremos buscando en todos los festivales y mercados que podamos.