06 de Septiembre de 2021

“Me siento muy contenta porque lo que hago beneficia a muchas personas”

Mónica Lay vivió una de las épocas más estresantes de su carrera cuando la COVID-19 se expandió por el mundo y necesitó comprar en muy corto tiempo una gran cantidad de equipos de protección personal, como guantes, mascarillas y protectores faciales para América Latina y el Caribe. Estas compras fueron realizadas en su calidad de gerente regional de Adquisiciones y Logística para esta región en el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Mónica estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima y trabaja en UNFPA, en Dinamarca, desde el 2006. Ha reunido una gran experiencia en la compra y gestión de la cadena de suministro de insumos, medicamentos y equipos hospitalarios para la salud reproductiva. También ha apoyado en misiones frente a desastres naturales, llevando ayuda humanitaria a Nepal, República Dominicana y Haití.

¿Cuándo comenzaste a trabajar en Dinamarca?
Vine en el 2006 a trabajar solo por cinco meses, pero postulé a otros puestos de trabajo y terminé quedándome. En Dinamarca se encuentra la oficina central de Compras para el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Hay diferentes agencias, casi todas hacen compras.

¿Cómo llevas a cabo las compras?
Estoy a cargo de dos equipos. Uno es de Compras para América Latina y el Caribe. Soy la team lead, manejo todas las compras para la región de Latinoamérica y el Caribe. Tengo a cuatro personas en el equipo, quienes llevan a cabo todas las compras y tienen la tarea de ponerse en contacto con los proveedores. También ofrecemos servicios de compras para clientes externos, que son gobiernos, y nos centramos en compras para la salud sexual y reproductiva, es decir, anticonceptivos en general; pero también compramos medicinas y equipamiento médico. Por ejemplo, para hacerle frente a la COVID-19, compramos equipos de protección personal (EPP). Mi otro equipo hace las compras para el programa del Fondo Global. Con dicho equipo hacemos compras de condones masculinos y femeninos. Despachamos aproximadamente a ochenta países. Realizamos las compras para todas las organizaciones que reciben recursos del Fondo Global, a fin de que reciban lo que necesitan para sus programas, y nos encargamos de despacharlas.

¿Cómo fue el estrés con las compras de EPP cuando llegó la pandemia?
Muy fuerte realmente. Teníamos acuerdos de largo plazo con algunos proveedores, pero muy pocos, y la demanda fue enorme. Venían de diferentes sectores y de todos los países. Yo estoy a cargo de Latinoamérica y del Caribe, y teníamos que responder en muy corto tiempo. Había muchos productos falsificados o de baja calidad y había que revisarlos antes de cerrar trato. Fue muy estresante. Otro problema fue el transporte internacional. La mayoría de productos sale de China. No había barcos ni vuelos para llevarlos y los precios subieron enormemente. Para Colombia, Venezuela y Haití había vuelos donados, pero después teníamos que buscar vuelos a través de otras agencias para despachar los productos. La carga era lo más difícil de movilizar. Hemos trabajado intensamente para responder a las necesidades de cada cliente.

¿Luego cómo se fue normalizando todo?
En el 2021 ha ido bajando la demanda. Ahora ya trabajamos como antes de la pandemia, pero todavía hay problemas en el transporte internacional de carga y los precios han subido mucho. Se siguen haciendo compras, pero en menor cantidad. El año pasado fue como un tsunami de pedidos.

¿En qué consiste el proceso de compras?
Nosotros tenemos acuerdos de largo plazo con proveedores, que surgen de nuestros procesos de licitación internacional a nivel mundial. Por ejemplo, en el caso de los condones, hay un proceso de precalificación que coordina la Organización Mundial de la Salud, y nosotros lideramos ese proceso. En nuestra página web se anuncian los proveedores que están precalificados para que se puedan presentar al proceso de licitación, que se lleva a cabo cada tres años. Cuando se firma el acuerdo, se definen los precios y nosotros colocamos las órdenes de compra y recibimos los pedidos de los gobiernos. Por ejemplo, en Latinoamérica tenemos pedidos de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Perú y también del Caribe. Vale decir que todas las oficinas del Fondo de Población a nivel central están localizadas en Nueva York. Mi oficina está en Copenhague. Somos parte de la oficina central para todas las oficinas a nivel mundial, que son alrededor de ciento cuarenta.

Aparte de las compras para los programas del Fondo de Población, ¿cómo hacen las compras para los gobiernos?
Ofrecemos los servicios de compra, les explicamos cómo llevar adelante todo el proceso y les presentamos cotizaciones. Ellos aceptan y realizamos el despacho de tres o cinco contenedores, dependiendo del tamaño del país. Es importante acotar que trabajamos con gobiernos, no con empresas privadas. El trato es directo con los ministerios de salud y con los seguros sociales. Llevamos a cabo procesos de licitación, procedimientos transparentes, evaluaciones de los procesos.

Tus equipos son multiculturales.
Aquí hay personas de todo el mundo, somos como noventa personas de sesenta nacionalidades diferentes. En la oficina, en general, el idioma oficial es el inglés. Yo era la única peruana, pero recientemente he contratado a otra peruana que trabaja conmigo. En mi equipo hay personas de Latinoamérica y España. Debemos usar la lengua de cada país para poder comunicarnos bien con los representantes de esos países.

¿Trabajar en Naciones Unidas cubrió tus expectativas profesionales?
Siempre estuve interesada en trabajar en Naciones Unidas y me siento muy contenta de estar aquí, porque lo que hago beneficia a muchas personas. Ayuda a controlar el crecimiento de la población y a reducir la violencia de género, que abunda en Latinoamérica. Todo eso me llena bastante, por eso me he quedado tanto tiempo acá. También he tenido la oportunidad de apoyar en misiones, cuando hay un desastre natural y hay que llevar una respuesta humanitaria. He ido a Nepal, a República Dominicana y Haití. Antes de la pandemia, siempre estaba en misión, viajaba a los países. Ahora ya no. Espero que el próximo año comencemos nuevamente.

¿En qué consiste tu trabajo cuando vas a una misión?
Se trata de hacer lo mismo que ahora, pero mucho más rápido, con mayor presión y en una situación más difícil. Llevamos medicinas, carpas, lo que necesite la gente, y trabajamos con otras agencias. Cada una tiene su área de trabajo. Por ejemplo, Unicef se enfoca en los niños, la WFP en alimentación y nosotros en salud.

¿Cómo te has adaptado a vivir en Dinamarca?
Fue bastante difícil al comienzo. Vine en verano, pero cuando llegó el invierno fue muy difícil. Más que el frío, lo problemático es la oscuridad. En enero a las tres de la tarde ya es de noche. Y en verano es lo contrario, a las once de la noche todavía es de día. Por otro lado, el idioma es complicado. Aquí hablan danés y, aunque entienden inglés, toda la información en los trenes y en todas partes está en danés. He llevado cursos del idioma. Lo hablo más o menos, no muy fluido. Ese es mi talón de Aquiles.

¿Qué otra experiencia de trabajo has tenido antes de entrar a las Naciones Unidas?
Cuando salí de la Universidad, comencé a trabajar en el sector textil, en empresas que producían chompas y jeans. Después me interesó el tema de la salud y comencé a trabajar en empresas privadas relacionadas con este rubro. He sido administradora de clínicas. Cuando estaba en la Clínica El Golf, gané una beca y me fui a estudiar a Inglaterra una Maestría en Salud y Población. Regresé al Perú y me dediqué a la consultoría, en organización y revisión de procesos, entre otros temas administrativos. Luego obtuve este trabajo en el Fondo de Población. Salud era lo que me interesaba.

¿Qué recuerdas de tu época universitaria?
Tengo muy buenos recuerdos de esa época. Estudiaba bastante, tenía muchos amigos y había una gran camaradería. Nos apoyábamos mucho. Ingeniería Industrial es una carrera que te da puntos de vista diferentes. Lo que hago ahora es básicamente lo que estudié. Veo mercadeo, recursos humanos, proyectos, finanzas, procesos. Mis estudios me han ayudado bastante en mi carrera profesional.