14 de Diciembre de 2022

Explorando las facetas del derecho

Mauricio Balbi es gerente legal regional en Auna. Se ocupa de supervisar la gestión legal en el Perú, Colombia y México. En la siguiente entrevista comenta sobre su designación en el ranking The Legal 500 como parte del equipo legal de Ripley Perú, sobre su variada experiencia laboral y sobre la digitalización del trabajo legal. Él terminó sus estudios de Derecho en la Universidad de Lima en el 2006, y en el 2012 llevó una maestría en Leyes en la Universidad de Harvard. 

¿Cuáles son tus retos diarios como gerente legal regional en Auna?
Estoy a cargo de la supervisión de la gestión legal del Perú, Colombia y México. Me ocupo de la expansión hacia otros países y contribuyo con el crecimiento de la compañía como un ecosistema regional. El sector salud es muy complejo. Es una obviedad decir que la Covid fue un reto muy relevante. Yo entré un mes y medio antes de que se decretara la pandemia. En ese momento todos nos pusimos en modo de alerta máxima. Tuvimos que activar protocolos especiales en nuestras clínicas y sobrellevar las complejidades del trabajo remoto, además de tratar de trabajar con el Gobierno para buscar soluciones. Todo eso ante la presión y el escrutinio mediático y general de cómo se percibe la atención médica, lo que originaba una presión por ser excelentes a nivel operacional, por tratar a los clientes con mucha empatía, con mucho cuidado, sin dejar de velar por la integridad y salud de los propios trabajadores y colaboradores, personal de primera línea que vivía esta situación tan difícil. Paralelamente, como organización de salud, no podíamos perder el foco en cuanto al objetivo final, que es crecer y aumentar el acceso a la salud de calidad para más personas. Además de la atención médica, tenemos una cobertura de cáncer importante a través de Oncosalud y hemos expandido nuestra red a más de un millón de afiliados. 

¿Cómo ves el tema de la digitalización acelerada que trajo la pandemia en los temas legales?
Desde antes de la pandemia estábamos utilizando herramientas digitales para gestionar el trabajo puramente legal, como plataformas de firma electrónica. Durante la pandemia implementamos un software avanzado de gestión de contratación que se llama el SAP Ariba, que permite generar una trazabilidad de la firma de los contratos, de las solicitudes de proveedores, todo a nivel electrónico, lo que facilita mucho los flujos. Por último, estamos explorando un software que nos permita digitalizar nuestros procesos de gobierno corporativo y tener sesiones de directorio en modo virtual, en el Perú, Colombia y México, que son los países donde estamos ahora.

¿Antes de Auna dónde has trabajado?
Estuve casi dos años como gerente legal del Grupo Ripley, supervisando la parte no solo del banco, sino de la tienda por departamentos, del sector retail y de los centros comerciales, que es el componente crítico del negocio del conglomerado. Pude entender cómo era el negocio retail, el e-commerce y las tendencias de digitalización de la banca, que hoy todos podemos ver en el día a día.

¿Y antes de Ripley dónde has estado?
Fui convocado para estar en el gabinete de asesores de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) cuando era primer ministro Fernando Zavala, en el 2016. Estuve allí desde agosto del 2016 hasta septiembre de 2017. Una vez que el Congreso censuró a Fernando Zavala, me fui y me invitaron a formar parte de la sección política del diario El Comercio. Ahí discutía con los periodistas qué noticias poníamos como titulares y cómo levantábamos las notas más relevantes. Estuve cinco meses, hasta febrero del 2018, pues me di cuenta de que no era lo que me apasionaba. Sin embargo, ambas fueron experiencias interesantes y oportunidades para aplicar marcos analíticos en otros segmentos. En la PCM tenía que revisar decretos legislativos, trabajar mucho con el Congreso y estar al tanto de la política. En el caso de El Comercio, debía calcular el impacto de lo que se publicaba, aprender a bucear en las fuentes y saber si te quieren sembrar o no una noticia.

También has tenido una experiencia laboral en el sector financiero, ¿verdad?
Estuve en Credicorp Capital, el brazo de la inversión del Grupo Credicorp, trabajando muy de cerca con el BCP. Credicorp se encarga de gestionar y diseñar productos financieros para las grandes corporaciones, soluciones de préstamos de montos importantes y soluciones de mercado de capitales. Son financiamientos por montos muy altos o con particularidades muy complejas, y se debe ser muy cuidadoso al momento de evaluar la idoneidad del prestatario. Todo acabó en julio del 2016. Esa fue mi primera experiencia en un mundo que no era de un estudio de abogados. Además, luego de graduarme en la Universidad de Lima, en diciembre del 2006, ingresé en la firma Miranda & Amado, donde estuve cinco años, hasta el 2012. Después seguí una maestría en Derecho en la Universidad de Harvard, que se llama Master of Laws, que es la que más llevan los extranjeros en los Estados Unidos. Culminé en 2013 e ingresé a trabajar a una firma de abogados en Chicago, hasta el 2014. Luego volví a Miranda & Amado hasta el 2015 y después ingresé a Credicorp Capital.

Has sido listado en el ranking de The Legal 500 del presente año. ¿Cómo recibiste esta noticia?
Fue una noticia bastante gratificante. Creo que este reconocimiento, más que individual, es a equipos legales de empresas líderes de distintos sectores. En este caso, yo estoy en Auna, que forma parte del sector salud, donde pocas empresas han obtenido este reconocimiento. 

¿Realizas alguna otra actividad fuera del mundo laboral?
Yo me gradué como abogado y, de hecho, fue la elección correcta, pero siempre he querido complementar ciertas capacidades, por eso este año he empezado un MBA Executive en la Kellogg School, considerada una de las mejores universidades en Estados Unidos. El programa te da la facilidad de trabajar y estudiar al mismo tiempo. Además, estoy en interacción con colegas con más de 15 años de experiencia, de distintas ramas, antecedentes y nacionalidades. Es un escenario multicultural, multifacético y diverso. Mi expectativa es graduarme con el MBA en diciembre del 2023. 

¿Qué practicas como pasatiempo?
Soy fanático de las artes marciales mixtas. Practico muay thai, jiu jitsu, lucha y un poco de box. Tengo amigos que compiten, uno de ellos lo hace profesionalmente en Estados Unidos. Es algo que querría probar, al menos a nivel amateur. Mientras estudiaba en la Universidad de Lima, estaba muy concentrado en el fisicoculturismo. La música también es algo que me gusta mucho. Tengo una banda con la que tocamos algunos covers de los 70: Pink Floyd y Led Zeppelin, entre otros. Nos reunimos todas las semanas; algunos somos abogados, otros economistas. Es una excelente manera de superar el estrés.   

¿Realizan presentaciones?
Nos hemos juntado hace menos de seis meses. En ese momento no había ni locales reabiertos, pero estamos viendo la posibilidad de tocar en algún lugar de Barranco en los próximos meses. Tenemos todas las ganas, aunque todavía no tiene nombre la banda. 

Finalmente, ¿qué te pareció tu carrera de Derecho y la vida universitaria, en general, en la Ulima?
Fue una época muy buena, de esas que te marcan para el resto de tu vida. Tuve buenos profesores y la fortuna de estar con una gran promoción, con la que sigo en contacto. Somos muy activos, estamos muy pendientes de lo que hacemos y compartimos experiencias. Tenemos una conexión muy potente, no solamente con nuestro grupo más cercano de la Facultad, sino incluso con gente con la que no teníamos mucha interacción, pero con quienes nos terminamos cruzando en alguna circunstancia. Estudiar en la Universidad de Lima ha sido una experiencia muy gratificante en todo sentido.