24 de Agosto de 2020

La crítica de cine de Armando Robles Godoy

El libro La batalla por el buen cine. Textos críticos, 1961-1963 reúne una selección de artículos que el cineasta Armando Robles Godoy (1923-2010) publicaba en La Prensa, y que fueron pioneros en la crítica cinematográfica moderna en el Perú. Esta antología es el resultado de un trabajo de investigación realizado por Emilio Bustamante para el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima (IDIC).

Emilio Bustamante, graduado y docente de la Facultad de Comunicación de la Ulima, crítico de cine y guionista de televisión, cuenta en la siguiente entrevista la influencia de Robles en la crítica de cine en el Perú, las diferencias que tuvo con otros críticos de la época, cómo animaba el debate entre sus estudiantes y algunos otros detalles de esta personalidad del cine peruano.

¿Qué características comunes tienen los artículos seleccionados?
En primer lugar, los textos de Robles publicados en La Prensa son pioneros de la crítica cinematográfica moderna en el Perú. Antes de estas notas, la crítica periodística de cine se había enfocado en el argumento, en las estrellas de las películas y el entretenimiento. Pero lo que hace Robles es considerar el cine un arte, y enfocarse fundamentalmente en el uso del lenguaje cinematográfico en las películas; pretende que el lector aprecie el cine como arte, y busca educarlo en el conocimiento del lenguaje cinematográfico para que pueda valorar las películas desde esa perspectiva. Inclusive trata de alentar a sus lectores a hacer películas en Súper 8, lo cual es interesante, porque los motiva a hacerlo sobre la base del conocimiento de los fundamentos del lenguaje cinematográfico. Además, Robles plantea la necesidad de que haya una cinemateca y una ley de promoción del cine peruano. De manera que en esas notas de 1961 a 1963 está el germen de lo que sería la actividad cinematográfica de Robles en el resto de su vida, porque él siempre luchó por la ley de cine, cumplió una labor docente importante durante décadas a través de su taller de cinematografía, y su obra como director se inspiró en el manejo del lenguaje de cineastas que él valoró en sus críticas de esos años.

Entonces él marcó un estilo en las columnas de cine en ese entonces.
Así es. Robles inició ese tipo de crítica y también inició la valoración de lo que se llamó el cine moderno, expresado en las películas de la nouvelle vague francesa, de los directores italianos posneorrealistas, y del free cinema inglés. Hubo otros críticos, en los años posteriores al trabajo de Robles en La Prensa, que también valoraron el cine moderno; fueron los críticos de Hablemos de Cine. Ahí estaban Isaac León Frías, Federico de Cárdenas, Juan Bullitta, Carlos Rodríguez Larraín, Desiderio Blanco. Ellos tenían una perspectiva distinta a la de Armando Robles, inicialmente. Tenían otras fuentes, enfocaban el cine como un arte de la realidad, inspirados por el crítico francés André Bazin, y tuvieron un diálogo polémico con Armando Robles, del que doy cuenta en el libro.

¿Cuáles eran las diferencias que tenían?
Tanto Robles como los integrantes de Hablemos de Cine tenían perspectivas modernas del cine, lo enfocaban como arte, apreciaban muchas películas en común, pero también tenían discrepancias respecto del enfoque crítico de los filmes. Robles concebía al cine como un arte provisto de un lenguaje productor de sentido, mientras que los críticos de Hablemos de Cine, en esa época, lo consideraban un arte de la realidad, sostenían que debía ser fiel a la realidad, no intervenirla, para lograr una especie de epifanía. Ahí se opusieron dos modos modernos de concebir al cine. Lamentablemente, en las décadas que siguieron no se profundizó ese debate que se inició en aquellos años, lo que habría sido muy enriquecedor.

¿Cómo fue el proceso de investigación para este libro?
Realicé una búsqueda en hemerotecas. Conté con la ayuda de Guillermo Gutiérrez Lymha, que es un investigador acucioso, así como de otras personas. Fernando Pinzás me ayudó también en la búsqueda de las páginas donde publicaba Robles. Tras hacer el inventario de los artículos, hubo que seleccionarlos y elaborar una antología, que fue finalmente la que se entregó para la publicación y a la que se sumó el diálogo polémico que hubo con Hablemos de Cine. Conversé también con los adversarios de ese entonces de Armando Robles: Desiderio Blanco e Isaac León Frías. Este último reconoce, al cabo de los años, que los artículos de Robles en La Prensa fueron muy estimulantes para él.

¿Conociste personalmente a Robles Godoy?
Yo fui su alumno. Estudié en su taller de cinematografía en 1984. También estaban Javier Corcuera, Violeta Núñez, Pablo Serra, Miguel Rojas Bautista, Gisella Benavides, entre otras personas que se han dedicado después al cine y al audiovisual. Una muy buena promoción. Éramos también críticos con Armando, cosa que él alentaba, porque le gustaba debatir. Fue una muy buena experiencia ser su alumno en el taller y conocer a estos compañeros, con los cuales compartía el gusto por el cine.

¿Armando Robles Godoy te marcó de alguna manera en este camino que tomaste en el mundo del cine?
Bueno, yo lo conocía desde antes de ser su estudiante. Robles era una figura pública muy importante en la cultura peruana y en el cine peruano, en particular. Ejercía un magnetismo especial entre sus estudiantes. Había quienes se dejaban atraer por ese gran campo magnético que era Armando y otros que nos resistíamos un poco, que fue lo que pasó en mi promoción. Pero, sin duda, en el debate con Armando y sus ideas aprendimos muchísimo. Además, en el taller había también otros profesores muy influyentes. Ahí estaban Augusto Geu y Miguel Reynel Santillana, profesor de historia del cine, gracias a quien vimos las primeras películas mudas que se hicieron. Él era director de la Cinemateca Universitaria. El taller de Armando Robles fue un lugar de aprendizaje muy importante, sobre todo porque permitió que nos reuniéramos jóvenes que compartíamos las mismas inquietudes, varios de los cuales han jugado un papel importante en el cine peruano.

¿Qué papel tuvo esa columna de Robles en su trayectoria profesional?
En esos años, Armando Robles le daba mucha importancia a la crítica, a pesar de que después él fue muy crítico con la crítica. Consideraba que hacer crítica de cine era parte de su trayectoria cinematográfica, la cual estaba iniciando. En un momento posterior dijo que la crítica era la eyaculación precoz de la función intelectual; pero en esos artículos de esos años valoraba el trabajo crítico y decía que entregaba todo su amor al hacerlo. En otro momento de su vida, Armando reconoció que la crítica le había ayudado a ver las películas de otro modo, a verlas una, dos, tres veces, y eso había tenido influencia en su trabajo como director.

¿Con qué periodicidad se publicaban esas columnas en La Prensa?
Era una columna diaria, entre 1962 y 1963. Primero, en el suplemento dominical del mismo diario, 7 Días del Perú y el Mundo, Robles publicó en 1961 unos artículos más extensos, muy interesantes, y después tuvo la columna diaria, que incluía crítica de cine, notas sueltas sobre la actividad cinematográfica, y algo de farándula. La hacía con mucho entusiasmo, porque era un crítico apasionado y esa pasión se nota en los artículos.

¿Cuándo se presentará el libro?
El 29 de agosto a las 20.00 horas en la Feria del Libro de Lima, que esta vez se hará de manera virtual. Están invitados Claudio Cordero, crítico de cine y uno de los directores de la revista Godard!, y Gisella Barthé, periodista, crítica cinematográfica y directora de cine.