28 de Septiembre de 2022

Dos pasiones: arquitectura y bienes raíces

Daniel Maraví ama el diseño arquitectónico, pero se interesa también por el negocio de bienes raíces. Por eso estudió Arquitectura en la Universidad de Lima y recientemente terminó de estudiar una maestría en Real Estate Development, en IE School of Architecture and Design, en España. Actualmente trabaja en Caret Capital, una firma de inversión enfocada en el sector inmobiliario. Ahí aporta todos sus conocimientos en un contexto de profesionales de las finanzas. 

¿Cómo te fue en la maestría que llevaste en IE School of Architecture and Design?
Me fue muy bien; tuve clases, conferencias, dos viajes y aprendí muchísimo. Los profesores provenían de diferentes lugares y sectores. Éramos 52 alumnos de, al menos, 25 nacionalidades, así que las discusiones en clase eran muy productivas e interesantes, pues todos tenían un background diferente. Tenía compañeros abogados, otros eran administradores, economistas, psicólogos… de todo. Fue muy buena la experiencia.

¿Qué te pareció el grado de dificultad?
Yo venía de trabajar en Lima a un ritmo acelerado, así que cuando empecé a estudiar –y solo a estudiar– me sentí muy ligero. Así fueron los dos primeros meses; luego aumentó mi carga de trabajo y se puso fuerte, sobre todo hacia el final, porque me tocó hacer el trabajo de fin de carrera, empecé a hacer prácticas y, además, estaba llevando un proyecto como independiente en Lima, un edificio de viviendas. Así que todo se me juntó, pero todo salió bien. La universidad es buena, bastante exigente. Los profesores eran gerentes generales de las empresas más importantes de Real Estate en Europa, eran personas difíciles de impresionar y esperaban mucho de los estudiantes.

Ahora que has terminado, ¿cuáles son tus planes?
Entré a trabajar en una empresa que se llama Caret Capital, un fondo de inversiones privados que hace capital con el negocio inmobiliario. Básicamente, promociona obras nuevas y proyecta reformas. Yo apoyo con la parte de operaciones y diseño. Su equipo se compone, sobre todo, de personas con un background en finanzas; solamente yo aporto en el tema de diseño y de operaciones. 

¿Estás aprendiendo cosas nuevas?
Sí. Para mí, la experiencia es completamente diferente. En Lima trabajaba en Mario Lara Arquitectos, que trabaja mucho diseño. Ahora trabajo desde la parte de negocios, veo muchos números, debo entender el proyecto integralmente, porque es un edificio como proyecto completo, es muy interesante. 

¿Qué te parece el estilo de trabajo?
La gente con la que trabajo es genial, hay bastante feedback entre nosotros, trabajamos en equipo. Como tenemos experiencias diferentes, nos enriquecemos bastante. En Mario Lara trabajaba básicamente con arquitectos e ingenieros, tenía contacto con clientes y era muy enriquecedor, sin duda. Aquí me relaciono con mucha gente de finanzas y aprendo otras cosas.

Comentaste que trabajaste de manera independiente el diseño de un edificio en Lima. ¿En qué consistió ese proyecto?
Así es, durante la pandemia me llegó la propuesta de hacer un edificio, en forma independiente. Lo primero que pensé fue llevar el proyecto al estudio y hacerlo ahí, porque en esa época trabajaba en Mario Lara. Pregunté en el estudio qué les parecía y me dijeron que, si me sentía con la capacidad de manejar los tiempos y hacerlo por mi cuenta, no había ningún problema con que lo hiciera yo solo. En Mario Lara siempre tratan de que los trabajadores crezcan profesionalmente. Así que hablé con mi cliente, le comenté mi disponibilidad de horarios y arrancamos con el proyecto. Mi cliente había visto mis trabajos con Mario Lara y estaba muy interesado en contratar mis servicios.

¿Cómo es el edificio?
Es un edificio bonito, porque tiene tres esquinas. Queda en Surco, en un parque llamado La Coruña. Cuando esté terminado, tendrá la certificación de edificio sostenible, esto debe de ser dentro de tres o cuatro meses, a más tardar. El casco ya se ha completado, estamos en la etapa de los acabados.

¿Qué características podrías resaltar de este edificio?
Una característica importante es que en la fachada no hay ningún tipo de reja ni muro perimétrico, lo cual no es común en los edificios de Lima. Este diseño es diferente, es completamente abierto hacia la calle. Se ubica frente a un parque, de manera que al caminar al frente de este edificio uno siente que el parque se prolonga e ingresa a la edificación. Es una sensación muy agradable, se ha diseñado con bancas y con un sentido del paisaje, no solo pensando en quienes viven en el edificio, sino en todas las personas que pasan por ahí y en quienes van al parque. El diseño está muy entramado con la ciudad. 

¿De qué manera coordinas con la parte constructora, estando en España?
Estamos en contacto permanentemente. Todo marcha bien. Podría decir que la pandemia jugó a mi favor, porque tuve mucha suerte en la etapa de aprobación del proyecto ante la municipalidad. Normalmente, para aprobar un proyecto, hay que pasar por las comisiones técnicas de manera presencial. Pero el diseño se hizo y se aprobó en la etapa inicial de la pandemia, entonces las comisiones técnicas dejaron de realizarse de manera presencial y, por primera vez en la historia, se hicieron en forma virtual. Daba igual si yo estaba en Lima o en Madrid. No tuve necesidad de viajar ni de invertir mucho tiempo. En ese momento estaba estudiando la maestría.

¿Qué otra experiencia de trabajo has tenido antes de Mario Lara Arquitectos?
Antes trabajé en una empresa de cocinas y después estuve como anfitrión en Casa Cor. La compañía de cocinas Ideforma entró a Casacor con una cocina diseñada por la arquitecta Margarita Bracamonte, y yo hice unas prácticas ahí, participé en el diseño y luego también estuve como anfitrión durante los días que duró Casa Cor. Antes de eso hice prácticas en Graña y Montero, que pertenece al sector de construcción, ahí no hacía diseño ni me ocupaba de la parte de negocios, que también me interesa, sino de construcción pura y dura. Estuve en la oficina técnica, ocupándome de un edificio de oficinas ubicado en Rivera Navarrete, San Isidro.

Te interesa mucho la parte de diseño interior…
Me encanta el diseño, no solo de edificios, sino el diseño integral. Tengo como referencia al arquitecto Frank Lloyd Wright: construía edificios y casas, pero entregaba sus trabajos completos, hasta con lámparas. Me siento muy identificado con él, me gusta prestar atención a todos los detalles de una obra.

¿En qué te gustaría desarrollarte profesionalmente más adelante?
Me encanta el lugar en el que estoy ahora y quisiera seguir conociendo más de este sector, aquí. De ser posible, volverme socio, porque pienso que tengo mucho que aportar y noto que los profesionales con quienes trabajo valoran mis aportes. Por otro lado, más adelante, me gustaría emprender un negocio propio, o apoyar a mi madre, que vive en Lima y está en este sector. Ella es muy trabajadora y me gustaría apoyarla. 

¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres?
Me gusta practicar deportes. Tengo etapas en que me ejercito en cosas distintas. Siempre he sido muy deportista, de chico era cinturón negro en karate, también he jugado básquetbol por el Perú, por el Club Regatas Lima, por el Real Club de Lima y por el Círculo Deportivo Italiano. Últimamente me ha interesado mucho el crossfit. Nunca pensé ejercitarme de esta manera, pero me ha gustado bastante. Actualmente, mi semana está dividida en días activos y días de descanso. Los días activos practico crossfit y los días de descanso hago yoga. Lamentablemente, nunca llegué a jugar para la Universidad. Justo cuando ingresé, bajé mi ritmo de entrenamiento, porque me enfoqué mucho en los estudios, ya que la Carrera de Arquitectura es sumamente exigente. Dejé de participar en competencias internacionales y me mantuve en clubes.

¿Qué te pareció estudiar Arquitectura en la Universidad de Lima?
Me encantó estudiar Arquitectura en la Ulima. Tuve mucha suerte, porque la Carrera estaba recién formada cuando yo ingresé, pertenezco a la cuarta o quinta promoción, así que el contacto con los profesores era muy cercano y directo. Conocí a todas las personas que estudiaban en esa época, porque éramos como 300 o 400, y eso te permite conocer a todos. Mi carrera me pareció bastante completa y exigente, siento que me preparó para asumir todos los retos que se me han presentado y los que seguiré teniendo en el futuro. Por lo que veo en redes sociales y por lo que converso con profesores, me he enterado de que cada día la Universidad evoluciona para mejorar, y eso me da una enorme satisfacción.