17 de Enero de 2022

Experto en negociaciones internacionales, comercio internacional y desarrollo industrial

César Llona tiene la satisfacción de haber contribuido en la negociación de varios de los acuerdos comerciales que mantiene el Perú con diversos países. Él es un abogado experto en comercio exterior, desarrollo industrial y negociaciones, graduado en la Universidad de Lima y con una Maestría en Comercio Internacional e Integración Económica por la Universidad de Montevideo. En dos ocasiones, ha sido subsecretario para el Desarrollo del Espacio de Libre Comercio de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) y actualmente es coordinador nacional del Programa de Alianzas para Países para la República del Perú de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).

¿Cómo fuiste construyendo tu perfil de abogado experto en temas internacionales?
La historia es un poco larga. Cuando me tocó definir mi vocación, no estaba seguro de seguir la carrera de Derecho. La elegí por descarte y empecé con desgano. Recién cuando llegué a los cursos como aquellos vinculados a la ciencia política, a la filosofía del derecho o al derecho internacional, empezó a gustarme. Fue entonces cuando ingresé a practicar a la Junta del Acuerdo de Cartagena, recientemente convertida en la Secretaría General de la Comunidad Andina, y me encantó, así que terminé quedándome ahí varios años. Pasé por diversas áreas y vi temas tan diversos como integración física, comercio y medio ambiente, relaciones comerciales con Estados Unidos, asuntos vinculados con la agenda social andina. Al terminar mis estudios, podría decir que ya era un experto júnior en temas de integración comercial. Luego me llamaron del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo para trabajar en la entonces Dirección Nacional de Integración y Negociaciones Comerciales Internacionales, donde tuve el privilegio de participar en las negociaciones comerciales internacionales que el Perú adelantaba en esa época. 

Pero la aventura comenzó realmente con el inicio de las negociaciones con Estados Unidos, en las que participé como negociador en la Mesa Política de Competencias y en la Mesa de Salvaguardias. Esos fueron mis pininos en la negociación. Tuve la fortuna de estar justo en el momento en que el país se insertaba de manera competitiva en el contexto internacional. Participé como negociador en las negociaciones con Tailandia, Singapur, Chile, Canadá, EFTA y muchos otros. En ocasiones, incluso, de manera paralela. Fui coordinador general de la negociación con México y con Europa. Por ese entonces, mi ritmo de vida era muy intenso. Llegaba a Lima de un viaje de negociación para iniciar negociaciones andinas, salía de madrugada a tomar un avión o llegaba a casa solo para bañarme y volver a salir a negociar, y a la semana siguiente lo mismo. En medio de ello había que coordinar con el sector privado, con el sector público, y generar balances, equilibrios, para presentar una propuesta que llevar a la negociación y volver a repetir el ciclo. 

Eras joven en esa época…
Sí, formé parte de una generación de negociadores jóvenes, en combinación con negociadores con experiencia, que formaron personas como Pablo de la Flor, que era viceministro de Comercio Exterior, o Eduardo Brandes, director nacional de Integración y Negociaciones Comerciales Internacionales, y muchos otros. 

¿Cómo llegaste a la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi)?
En el camino, surgió la posibilidad de ir a Aladi, donde me desempeñé como jefe de la Oficina de Asuntos Institucionales y Comunicación de la Secretaría General del organismo. Después de un par de años, Perú me postuló para la Subsecretaría de Desarrollo de Espacio de Libre Comercio, donde seguí siempre ligado a las negociaciones comerciales internacionales de los países miembros de la Asociación, entre otros ejercicios interesantes. 

¿Cuáles fueron tus mayores logros en temas de negociación?
Tuve la oportunidad de trabajar muchas iniciativas regionales, apoyar a los países en sus negociaciones bilaterales y en sus intentos de reflotar una dimensión regional en las negociaciones comerciales de América Latina. También empezamos a trabajar temas de facilitación de comercio; relaciones con el Asia-Pacífico, generamos líneas de trabajo para medir el impacto, por ejemplo, de las normas medioambientales o normas basadas en consideraciones medioambientales; generamos o potenciamos bases de datos de comercio al servicio de los operadores de comercio exterior; y, si bien no lo manejé directamente, la Asociación lanzó una Macro Rueda de Negocios, dirigida precisamente a mejorar el aprovechamiento de las preferencias en la región. Esa agenda de lo posible que lideró el entonces secretario general de la Aladi, Carlos Chacho Álvarez, de quien aprendí mucho, fue lo que generó quizá un pequeño reflorecimiento de la Aladi. Quizá lo que recuerdo con más cariño fue el lanzamiento de la certificación de origen digital de Aladi. Como ustedes saben, el origen es esencial para poder acceder al trato arancelario preferencial que los acuerdos comerciales contemplan. Esa certificación de origen digital es utilizada por algunos países de Mercosur. Además, entiendo que parte de los desarrollos que Alianza-Pacífico usa para su propio sistema de certificación se basaron en lo que hizo Aladi en esa época. Fue divertido.

¿Cómo aprendiste a negociar?
Aprendí de gente que sabía mucho, como Eduardo Brandes o Elva Rodríguez Pastor, quienes tenían mucha experiencia, sobre todo en integración andina y latinoamericana. También fuimos capacitados, por supuesto: para la negociación con Estados Unidos, por ejemplo, nos dieron un curso acerca del método de Harvard de negociación. Si íbamos a Asia, nos indicaban qué no podíamos hacer ahí en cuestiones protocolares, e incluso nos indicaban qué temas no podíamos tratar. 

De los temas que te ha tocado negociar, ¿cuál te ha impactado especialmente?
Al inicio, me especialicé en negociación de capítulos de política de competencia, defensa comercial y solución de controversias. Si bien no fue fácil, tuve logros –compartidos, por supuesto– que valoro mucho, como generar mecanismos de cortesía positiva entre agencias de competencia en algunos de nuestros acuerdos. Otro tema que me impactó fue la negociación con México, en donde nos enfrentamos a negociadores competitivos, duros. También recuerdo con particular cariño cuando negociamos con la Unión Europea. Se inició con un formato de países andinos-Unión Europea, pero el esquema se rompió, porque la Comunidad Andina no estaba preparada institucionalmente para ello ni los países tenían una mirada muy proclive a profundizar la integración andina de cara a una negociación. Inicialmente, se había planteado la negociación como un bloque, pero de pronto nos encontramos con que no había manera de avanzar. Recuerdo que los lineamientos para ese modelo multipartes los escribimos en una salita, con una gran funcionaria del Ministerio de Comercio Exterior, Elva Rodríguez Pastor, a quien ya mencioné. Cuando, finalmente, salió el acuerdo multipartes con Europa, me dio una gran satisfacción haber participado en la generación de la propuesta. Eso lo recuerdo con mucho cariño, pues formé parte de algo importante para el país. También el acuerdo con Estados Unidos fue muy interesante y muy bueno, quizá cambió el paradigma sobre el cual debía basarse nuestro modelo de inserción. 

¿Cuáles consideras que son los elementos clave en una negociación?
La preparación. El 80% de la negociación se gana con la preparación. No debemos subvalorar el dominio de las tácticas, el dominio escénico, el don de gentes y otras habilidades que pueden formar parte de un buen negociador, pero la preparación es primordial. 

Actualmente, ¿qué haces en la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial?
Me convocaron para coordinar el proyecto de zonas industriales sostenibles, para generar un modelo de zona industrial sostenible en el Perú, pero rápidamente me pidieron coordinar el Programa de Alianzas para la República del Perú, PCP Perú, adoptado entre la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y el Perú, del cual dicho proyecto formaba parte. Me ocupo de velar por la generación y el mantenimiento de una potente cartera de proyectos, dirigidos a lograr un desarrollo industrial inclusivo y sostenible.

¿Cómo es un proyecto de desarrollo industrial sostenible?
El Programa consta de distintos componentes: parques y zonas industriales sostenibles, desarrollo de la calidad, cadenas de valor, recursos y producción limpia, etcétera. Los proyectos suelen tener un componente normativo, otro dirigido a la creación de capacidades, y otro que normalmente incluye una experiencia piloto en temas tales como la intervención a industrias seleccionadas para lograr formas de producción más limpias y eficiencia en el uso de recursos. En materia de parques industriales, por ejemplo, ayudamos al Ministerio de la Producción y, en general, al Gobierno a desarrollar normas que permitan que las zonas y parques industriales puedan tener una vocación de permanencia y estabilidad: vale decir, ayudamos a que se genere un uso ordenado del espacio industrial en el Perú, con conectividad, servicios de calidad, energía y agua de calidad. Esto se logra con un trabajo coordinado entre sectores. A las empresas en dichos espacios, llámese zonas o parques industriales, nos acercamos para ayudarlas a identificar qué tecnología o mejores prácticas requieren adoptar, dónde se consiguen, cuánto costarían. Igualmente, les ayudamos en la implementación. Todo, encaminado a los conceptos de eficiencia en el uso de recursos y una producción más limpia.

¿Qué otros temas trabajas?
También estoy empeñado en buscar donantes para nuevas iniciativas. Produce ha presentado sus prioridades, las cuales fueron desarrolladas técnicamente y convertidas en notas conceptuales sobre proyectos. Mi trabajo está enfocado en terminar de desarrollar iniciativas e identificar otras nuevas, conseguir fondos de los donantes, participar en el sistema de Naciones Unidas, coordinar con mis interlocutores nacionales todos estos temas, identificar nuevas fuentes de financiamiento, lograr que los proyectos que tenemos dialoguen, que haya sinergia. 

¿Cómo te fue como estudiante en la Universidad de Lima?
Yo valoro mucho la mirada jurídica y los temas de ciencia política que la Carrera de Derecho de la Universidad de Lima me proporcionó. También aprecio el clima y la imagen de la Ulima y la identidad. Hice grandes amigos, con quienes compartimos valores. Y me complace haber podido regresar a mi Casa de Estudios como profesor y como miembro del consejo consultivo del Centro de Sostenibilidad. Creo que ahí cierro el círculo.