23 de Agosto de 2021

Egresados Ulima ganan la Bienal Internacional de Arquitectura de Lima 2021

Los arquitectos Ulima Carlo Gonzales y Christian Verde continúan afirmando su talento y ganando premios. Esta vez obtuvieron el primer puesto en la categoría de edificios del Premio Regional de Investigaciones de Pregrado y Proyectos de Fin de Carrera durante la Bienal Internacional de Arquitectura de Lima (Bialima) 2021.

El proyecto de tesis con el que se presentaron se denomina Centro Cultural e Interpretativo en Lampa, el mismo que ganó en el 2020 el Architecture and Urban Planning Graduation Projects Competition y quedó en segundo lugar en el concurso nacional Naturaleza y Espacio Urbano, organizado por la Asociación Peruana de Arquitectura del Paisaje y la Municipalidad de Miraflores.

Carlo y Christian no solo compartieron aulas, ahora también son socios en el estudio de arquitectura que montaron en Huaraz al terminar sus estudios universitarios en el 2020: Architects of Space. Juntos han construido ya tres casas y tienen cuatro proyectos en proceso.

¿Qué representa para ustedes haber ganado Bialima 2021 en la categoría de edificios?

Christian: Para nosotros, es un logro muy importante y nos hace pensar que hicimos las cosas bien. Con el Centro Cultural e Interpretativo en Lampa, Puno, queremos que los lugareños reconozcan la importancia histórica, cultural y arquitectónica de su propia ciudad.

Carlo: Este reconocimiento es fruto de un gran esfuerzo y es el tercer premio que obtenemos con este trabajo. El proyecto no trata de asemejarse a la arquitectura que ya existe ni de competir con esta, sino que tratamos de conservar el valor cultural y arquitectónico de Lampa.

¿Qué han querido lograr con este proyecto?

Christian: Quisiéramos que este sea un nuevo centro de referencia cultural y que tenga un impacto a nivel internacional. Hemos querido revalorar la importancia histórica, cultural y arquitectónica de Lampa, ya que su centro histórico tiene un gran potencial como centro turístico y como un lugar para ser estudiado. Lo que hemos querido es poner en valor la riqueza de Lampa, a través de la arquitectura y diversos elementos.

Carlo: Lampa es una de las pocas ciudades que conservan gran parte de su centro histórico, por eso nuestra idea es generar una extensión del centro histórico en este proyecto. Lo que hemos hecho es reinterpretar la arquitectura que había en la ciudad y proyectarla en el edificio de una manera diferente, más moderna; pero es bueno aclarar que, antes del proyecto, para nosotros lo más importante era revalorar la cultura. En realidad, todo esto empezó más como una iniciativa social que como un proyecto de tesis. Lo que hacíamos eran proyectos sociales en Lampa, hacíamos arquitectura con los niños, creábamos casitas para que ellos entendieran el valor que tienen sus propias casas. Por esa labor que realizamos, tuvimos un gran apoyo del alcalde y de los regidores. Cuando les contamos que ganamos el premio, se pusieron muy contentos. Nos invitaron a hacer una exposición; pero con la pandemia esto se ha tenido que posponer.

¿Cómo fueron las visitas de campo que realizaron?

Christian: Básicamente, su objetivo fue empaparnos de su cultura y su pertinencia histórica. Nos dimos cuenta de que tenía una gran calidad arquitectónica del siglo XVIII. Planteamos una tesis que se hiciera desde la idea de un silencio arquitectónico. Lo denominamos así porque no queríamos que esta atmósfera que ya constituía el mismo centro histórico de Lampa se contaminara con otro tipo de arquitectura. Desarrollamos la idea del silencio arquitectónico sobre la base de la invisibilidad de nuestro proyecto.

¿Cómo tomaron conocimiento de Lampa?

Carlo: Realmente no es muy conocida esta ciudad, parece olvidada en el tiempo. Yo viajé por un trabajo que estaba haciendo en el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima y me di con una ciudad con un valor histórico impresionante. Cuando uno va a Lampa se enamora de su cultura y de su historia. Le comenté a Christian y él también se enamoró de la ciudad en cuanto la conoció. Sabíamos del potencial que tenía. Solo faltaba revalorarla.

Christian: La primera vez que fui vi un pueblo pequeño con personas muy amables, pues casi todos se conocen entre sí. Había rumores de que unos chicos venían a hacer una investigación para su tesis y estaban todos muy dispuestos a ayudarnos. Recuerdo que el alcalde de la ciudad nos invitó a hacer un tour. Fuimos primero a la biblioteca y pudimos ver periódicos antiquísimos, del año 1500 más o menos. Fuimos en la época de carnavales, así que participamos en la festividad, conocimos los bailes de los wapululos y muchas cosas más.

¿Qué posibilidades existen de que su proyecto se pueda realizar?

Christian: Nosotros soñamos con esa posibilidad. Tenemos la buena disposición del alcalde, lo que faltaría es la inversión de empresas privadas.

¿Cuál es el principal valor del proyecto?

Carlo: En general, el principal valor que ven las personas es que el proyecto respeta el patrimonio y lo reinterpreta. No busca competir con su entorno, absorbe lo bueno y lo mantiene. Ese respeto hacia la ciudad lo hace único. Y es que la ciudad se lo merece. Simón Bolívar estuvo ahí, junto con los lampeños que colaboraron con la Independencia del Perú. La ciudad tiene un único balcón donde fue proclamada la Independencia de nuestro país. Por eso decimos que nuestro proyecto no solamente busca solucionar los problemas del peatón, sino las vivencias de la población en general. Además, Lampa guarda libros antiguos muy valiosos. Por ejemplo, uno de los primeros mapas topográficos del Perú. Este proyecto está impregnado de la identidad de la ciudad, por eso es tan especial. Nosotros, como arquitectos y por lo que nos han enseñado nuestros profesores, pensamos desde el inicio en la importancia de conservar este patrimonio, en la necesidad de que las casas de Lampa del siglo XVII no se reemplacen por casas de dos pisos que uno puede ver en todo el Perú. El fuerte del proyecto es tratar de que la ciudad sobreviva al paso del tiempo.

¿En qué año terminaron su proyecto?

Carlo: Terminamos en el 2020.

Desde entonces, ¿dónde han trabajado?

Carlo: Creamos nuestro estudio de arquitectura en Huaraz: Architects of Space. Nosotros vivimos aquí, nos conocemos desde hace dieciocho años más o menos. Estudiamos juntos en el colegio y después en la Universidad de Lima. Abrimos nuestro estudio al terminar la Universidad. El primer trabajo que nos plantearon fue diseñar una casita social de treinta metros cuadrados para una asociación que apoyaba a una ancianita que se había quedado sin hogar. Nosotros colaboramos encantados. El diseño fue muy bonito y muy integrador para la señora, una solución óptima. Les encantó a los inversionistas que apoyaban a esta asociación y luego nos llamaron para más proyectos, pero ya remunerados. Y así estamos hasta la fecha. Tenemos tres casas construidas y cuatro proyectos en proceso. Además, tenemos un proyecto con una municipalidad de Áncash para diseñar un centro recreacional. Nos sentimos muy contentos, porque estamos haciendo lo que nos gusta.

¿El primer premio que ganaron los motivó a crear su estudio?

Christian: No. Ya desde que estudiábamos la carrera teníamos la idea de tener un estudio propio. Al terminar la tesis, vino la pandemia, así que no quisimos perder tiempo. Pusimos manos a la obra y fue maravilloso iniciar nuestro estudio con una obra social. Ese es uno de los sueños de los arquitectos: poder realizar obras sociales. Ese punto de partida fue muy enriquecedor.

Carlo: Cuando haces las cosas por amor, siempre te va a ir bien. Tuvimos la satisfacción de ayudar y fue una experiencia increíble. La Universidad de Lima nos ha formado como arquitectos con proyección social y que valoran el patrimonio. Yo recuerdo mucho una conferencia que dio el arquitecto Enrique Bonilla, director de la carrera, en la que se preguntaba por qué estudiábamos tanta historia en la Universidad si nosotros íbamos a ser arquitectos, no historiadores. Yo tampoco entendía por qué en ese momento, pero no tardé en comprender lo que el arquitecto Bonilla explicó esa vez: que el arquitecto necesita conocer la historia y todo el contexto de la intervención que va a realizar. No es lo mismo que conocer la historia en el papel, hay que verla, porque la historia deja huellas y enriquece el proyecto si sabes seguir dichas huellas. Gracias a ello, hemos puesto todos nuestros conocimientos y toda nuestra creatividad en el proyecto de Lampa, y nos ha ido bien. Por todos los cursos que hemos llevado en la Universidad, sabíamos qué debíamos hacer. La malla curricular de la carrera es muy buena. Me siento muy orgulloso de ser egresado de la Universidad Lima y muy contento porque los profesores siempre están ahí para ayudarnos.

En tu caso, Christian, ¿qué te pareció lo más valioso de tu carrera en la Ulima?

Christian: Al inicio, cuando entré a la Universidad, sinceramente no sabía todo lo que abarcaba la arquitectura. A medida que transcurrió el tiempo, me enamoré de la carrera y de todo lo que me enseñaban los profesores. Me siento muy identificado con la Ulima y muy agradecido con los profesores, quienes siempre nos han dado su tiempo y nos han apoyado.