16 de Octubre de 2019

Llevando comunicación al interior del país

Alfredo Rusca, director de Fiberlux, es director en varias empresas del Grupo Fiberlux, empresa peruana de telecomunicaciones que tiene clientes en más de 40 ciudades. Con este trabajo ha podido conocer diversos lugares del Perú, adonde ha llevado la conectividad y las comunicaciones. 

Estudió Administración en la Universidad de Lima y, si bien casi toda su carrera profesional se ha desarrollado en el campo de la logística, ahora ha encontrado una veta muy estimulante en la tecnología.

¿Cuál es la empresa más conocida de Fiberlux?
El paraguas grande del grupo es Econocable, que tiene 23 años en el Perú y brinda servicio de televisión por cable e internet doméstico en sectores populares. La empresa comenzó como una pequeña operación en Barranca y ahora es una red nacional que cubre más de 40 ciudades en el Perú. Incluye programación “enlatada” y con producción propia; la cobertura va desde Chimbote hasta Tacna, y por la sierra y selva llega a Juliaca, Puno, Madre de Dios, el valle de La Convención en Cusco, Echarate, Apurímac y Abancay. Después de muchos años se creó Fiberlux, que pronto cumplirá 6 años en el mercado, con una orientación de servicios para empresas.

¿Qué servicios exactamente brindan?
Ofrecemos servicios de conectividad por internet con banda ancha y servicios de valor agregado, como telefonía sobre IP, servicio de fibra oscura —en el que el cliente compra la estructura y él mismo la administra—, servicios LAN to LAN —que son de un centro comunicacional a otro—, servicios en la nube, máquinas virtuales. También atendemos negocios corporativos para grandes empresas y tenemos productos diseñados para pequeñas y medianas empresas. Como todos los negocios de tecnología, este requiere una renovación e inversión constantes. El mundo de la tecnología es muy activo: los paradigmas en tecnología cambian con mucha velocidad y a veces el mercado no está en capacidad de absorber el cambio.

¿Quiénes son sus clientes?
Atendemos a Telefónica, Bitel, Entel, entre otros. También al Estado, gobiernos locales y regionales. Por ejemplo, en nuestra red corre la central de emergencia de la policía. Además, tenemos varios proyectos, como uno de seguridad ciudadana con management remoto, es decir, ofrecemos servicios de control a distancia para que las personas vean sus redes desde su celular. También tenemos programas de seguridad, que van mucho más allá de un antivirus; brindamos protección de información, recuperación de datos, etcétera.

Tu experiencia laboral anterior no ha sido en el campo tecnológico. ¿Cómo llegaste acá?
Toda mi experiencia laboral anterior ha sido en logística. He estado en negocios aéreos y navieros durante muchos años. Empecé a trabajar desde muy joven. Ingresé a la Universidad a los 15 años y a los 16 ya estaba practicando. Trabajé en el BCP y después me fui a AeroPerú, cuando recién se estaba creando. Estuve fuera del país; luego me asocié con el exgerente general de AeroPerú y tuvimos negocios en turismo; después entré aquí. Mi característica profesional es haber estado en empresas desde sus inicios y acompañar su crecimiento. Llegué aquí porque uno de los socios y presidente de esta compañía me invitó a trabajar en los directorios de algunas empresas de este grupo y vine encantado, porque los administradores podemos movernos en distintos ámbitos.

Y así comenzaste en el rubro de tecnología.
Exactamente. En el tema administrativo, la lógica es la misma, pero el tema tecnológico es algo nuevo y se renueva constantemente; por eso, es necesario mantenerse actualizado. Yo nunca dejo de estudiar, porque la información avanza cada día. También es importante que los jóvenes procuren generar mejoras en la ciudadanía. Nosotros, por ejemplo, apoyamos mucho la cultura y el deporte.

¿De qué manera lo hacen?
Por ejemplo, llevamos la Orquesta Sinfónica del Cusco a sitios donde este tipo de eventos no se produce con frecuencia. La hemos presentado en Puno, Juliaca, Madre de Dios, Quillabamba. En este último lugar la función fue un éxito total: llenamos la plaza. El próximo año tenemos otro programa de conciertos. Además, auspiciamos eventos culturales; el año pasado auspiciamos un evento de artistas nuevos que combinan arte con tecnología.

¿Qué han hecho en materia deportiva?
Este año auspiciamos al equipo de karate kata que compitió en los Panamericanos y que tuvo tan buenos resultados, pues en la modalidad grupal ganaron medalla de oro. También auspiciamos a una atleta que hace la prueba de salto alto, Candy Toche. No estuvo en el medallero, pero tuvo una gran actuación. Y en los Parapanamericanos auspiciamos a Javier Soto. Todo eso nos llenó de satisfacción y ahora hemos empezado a apoyar a un equipo de fútbol.

En tu trabajo ves muchas cosas diferentes.
Todos mis trabajos me han gustado mucho y me han dado la oportunidad de conocer muchas cosas. Ahora también, por supuesto. Estoy conociendo muchos lugares que seguramente no habría visitado a no ser por este trabajo. He conocido todos los pueblos que hay entre Cusco y la frontera brasileña, la provincia de La Convención, el valle de Ares, todos los pueblitos que hay desde Puno hasta Desaguadero, en la frontera con Bolivia. Ahí es posible ver realidades muy diferentes a la nuestra, y eso es muy interesante.

¿Cómo reciben las personas la tecnología que ustedes llevan a los pueblos?
El interés por estar conectados y comunicados es enorme. Hay una demanda grande, ya que sin conexión no avanza nada, y cada vez esto va a ser más necesario.

¿Qué haces en tus tiempos libres?
Uno de mis pasatiempos es navegar. Lo hago con un grupo de amigos de la Universidad de Lima, con ellos salimos con relativa frecuencia. La navegación disciplina mucho a las personas, porque es un trabajo en equipo en el que necesitas fijar un norte. Uno puede perder el control a veces, pero lo que nunca debe perder es el rumbo. Así es la vida también. Es muy importante que los jóvenes se fijen objetivos y, aunque eventualmente pueden desviarse, siempre deben volver a su meta.

¿Cómo era la Universidad de Lima en tu época de estudiante?
El año en que yo ingresé, en 1968, era una universidad pequeña. Solo existían los edificios A, B, la Biblioteca, un edificio administrativo pequeño, la cafetería y la cancha. El doctor Pinilla tuvo un concepto muy interesante sobre la formación universitaria, que combina ciencia y práctica, porque las dos cosas van de la mano. La señora Lili Cuento dirigía la Biblioteca y todos los servicios a los estudiantes. Tengo muy buenos recuerdos de la rectora Ilse Wisotzki, quien le dio mucho empuje a la Universidad. También recuerdo a mi profesor de Contabilidad, Primo César Canaletti, quien enseñaba con metáforas y así hacía las cosas más fáciles; nunca me olvidaré de su famosa frase: “Las cuentas de ajustes de un balance son como las esclusas del Canal de Panamá”. He tenido profesores extraordinarios, con una experiencia de vida muy buena y con una preocupación por transmitirnos no solo conocimientos técnicos, sino también valores. Ellos nos enseñaron todas las facetas del mundo de los negocios. Por otro lado, mis compañeros de promoción han sido muy destacados y toda nuestra promoción es muy unida; el año pasado celebramos los 50 años de haber ingresado a la Universidad. Fue muy bonito. Por eso les recomiendo a los jóvenes que no pierdan sus contactos; nunca debemos dejar de vernos con los amigos de la universidad y del colegio, porque eso nos enriquece como personas, nos genera oportunidades de negocios y nos hace sentir parte de la sociedad.