Rompe barreras en el mundo financiero

Gladys Herrera Castañeda, graduada de la Carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad de Lima, tiene una destacada trayectoria en el sector financiero internacional. Con una Maestría en Ciencias con enfoque en Finanzas de la Universidad de Baltimore, Estados Unidos, ha ocupado puestos de liderazgo en instituciones bancarias en Perú, Estados Unidos y España. En esta entrevista, comparte su historia, los desafíos que enfrentó como mujer en un campo dominado por hombres y ofrece valiosos consejos para las nuevas generaciones de la Ulima.

Desde que estudiabas en la Universidad de Lima, ya tenías una inclinación por el área de finanzas, ¿verdad?
Desde mis años de estudiante en la Universidad de Lima, descubrí mi pasión por la matemática financiera. Esta inclinación me impulsó a realizar una maestría en finanzas en Estados Unidos, donde sobresalí gracias a la sólida base matemática adquirida en la Ulima. Al culminar mis estudios, trabajé en el First National Bank. Si miro atrás, pienso que acerté al elegir finanzas, pues es un campo que se alinea con mis habilidades.

¿Dónde trabajaste al volver a Perú?
Al regresar a Perú, en 1993, ingresé al BBVA como ejecutiva de cuentas. En ese entonces, éramos un equipo de aproximadamente 200 ejecutivos que atendía a todos los clientes. Sin embargo, al aplicarse el nuevo modelo español de segmentación por tamaño de cliente, ingresé a la banca corporativa. Este cambio me brindó mayor visibilidad, pues éramos un grupo reducido de 8 ejecutivos y, con el paso de los años, lideré la unidad de Cash Management del banco.

¿Cómo evolucionó tu trayectoria desde entonces?
Mi trayectoria en el BBVA ha estado marcada por innovaciones significativas, como la implementación de servicios electrónicos empresariales y la optimización de la gestión de liquidez corporativa. En 2005, me promovieron a Vice President y Head de Cash Management para Latinoamérica, por lo que me mudé a España. Mi función era viajar por la región para visitar centros de tesorería de empresas multinacionales, con el fin de ofrecer soluciones globales de gestión de liquidez. Posteriormente, lideré el área de Control y Gestión de Presupuestos de Cash Management a nivel global. Impulsé el desarrollo de productos globales con bancos internacionales, participé en ferias financieras, en conferencias internacionales y publiqué artículos sobre temas de gestión de tesorería.

¿Cómo impactó ese puesto global en tu vida personal?
El cambio afectó significativamente mi vida personal. Los últimos 3 años que estuve en ese rol requería una estancia permanente en España, así como nuevos desafíos. En ese entonces, mis hijos estudiaban Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima y, aunque tuvieron la opción de trasladarse a España, decidieron continuar en la Ulima, pues la consideraban más moderna. Eso me llevó a viajar frecuentemente a Lima, pero por pocos días, hasta que decidí renunciar a mi puesto para estar más cerca de ellos. Rechacé, inclusive, una oferta como Managing Director, al priorizar mi regreso a Perú para pasar tiempo con mi familia.

Una vez en Perú, ¿en qué trabajaste?
Una vez en Perú, mi carrera dio un giro inesperado. Me dediqué a la docencia en cursos de finanzas en programas de MBA y contribuí al desarrollo de un programa de posgrado para formar miembros de directorio. Posteriormente, fui nombrada miembro del directorio del Banco de Comercio, una experiencia enriquecedora que implicaba dos o tres sesiones mensuales. En estas reuniones, además de revisar lo ejecutado, los directores somos responsables de dar los lineamientos estratégicos para la evolución integral del negocio. Por lo tanto, se conjuga la visión holística del negocio con la toma ágil de decisiones. Por ello, las empresas requieren un equipo de directores altamente calificado y cohesionado.

¿Qué habilidades te han llevado a tener una carrera exitosa en el mundo financiero?
En mi caso, he empleado con mayor énfasis distintas habilidades en diferentes momentos. Al inicio, puse hincapié en ser responsable, enfocada en hacer las cosas bien, en ser ordenada y tratar de sobresalir. Todo eso me llevó por buen camino en los inicios de mi carrera. Luego, cuando uno comienza a subir y a avanzar en la pirámide, no basta ser bueno en lo que hace. Como vicepresidenta en España, me encontré rodeada de profesionales y ejecutivos altamente competentes, todos esforzándose por dar lo mejor de sí mismos. Entonces, ¿cómo sobresales cuando ya estás en la cima? En esa etapa, además de la eficiencia, necesitas más de otras habilidades, como inteligencia relacional, es decir, relacionarte con tus pares y otras personas claves de la organización; generar alianzas estratégicas para forjar y mantener relaciones beneficiosas a largo plazo y, finalmente, un networking efectivo, una red de contactos que te hagan visible cuando surjan nuevas oportunidades en puestos de interés.

En tu caso, como mujer y peruana en un entorno global, ¿sientes que fue más difícil alcanzar un rol importante?
Sin duda, mi experiencia fue considerablemente más desafiante. Como mujer peruana en un país desarrollado, me enfrenté a obstáculos adicionales que exigieron un esfuerzo redoblado para demostrar mi excelencia, especialmente en mi rol global en España. La situación fue similar en Perú, como miembro del directorio, fui la única mujer entre 6 directores, lo cual refleja una realidad aún vigente: la escasa representación femenina en altos cargos directivos. Esta persistente brecha de género representa un desafío pendiente que, como sociedad, debemos abordar. Es imperativo implementar estrategias efectivas para reducir esta disparidad y promover una mayor diversidad e inclusión en los niveles más altos de toma de decisiones corporativas.

¿Qué consejos les darías a los estudiantes de la Universidad de Lima que están próximos a egresar y enfrentarse al mundo laboral?
Lo primero que necesitan es tener claro cuáles son sus aspiraciones. No todo el mundo llevará una vida profesional exitosa en el sentido tradicional. Hay quienes prefieren una carrera que les brinde estabilidad y apoyo, y que les permita enfocarse en su vida familiar. Cada uno debe encontrar su propia brújula. No hay una receta única. Mi consejo es que reflexionen sobre lo que realmente quieren hacer, que hagan las cosas de manera correcta, que no pierdan el rumbo durante su crecimiento y que sean éticos y responsables en todo momento. En todos los casos, es clave progresar, avanzar y no quedarse estancados, y seguir estudiando, porque el conocimiento es infinito. Por último, ser humildes y agradecidos, ya que todo es el resultado de un trabajo en equipo, nadie logra las cosas solo.

Siempre has conseguido adaptarte a diferentes entornos y países a lo largo de tu carrera. ¿Qué hechos o esfuerzos te lo han facilitado?
He vivido en distintos lugares y en cada etapa me ha tocado un reto distinto. Primero viví en Perú; luego, me mudé, ya casada, a Estados Unidos, donde tuve a mis hijos. Ahí estudié y trabajé. Después, regresé a Perú y, después, viví en España. Ahora, me encuentro en una segunda etapa de mi vida en Estados Unidos. Adaptarse no es fácil, pero es parte del proceso de crecimiento personal y profesional. Uno comprende que las reglas del juego son las del país donde se vive, y siempre van a ser distintas a lo que estamos acostumbrados, pero es fundamental entender que la adaptación te otorga una visión más amplia y una mayor aceptación global, te permite asimilar que todo es relativo y que debemos respetar las distintas costumbres y culturas. Esa flexibilidad se desarrolla al vivir en el extranjero, y es clave para aprender a convivir en diferentes entornos. Vivir en otros países te otorga un gran aprendizaje.

¿Cómo te fue como estudiante en la Universidad de Lima?
La etapa universitaria es muy corta y bonita, tengo lindos recuerdos de muchos logros en esa época. Uno debe disfrutar la universidad y aprovecharla al máximo. Yo era muy estudiosa, siempre llevaba cursos en verano. Fue en la Ulima que comenzó mi adaptación a un entorno predominantemente masculino, pues a menudo era la única mujer en algunas clases. Por otro lado, a mí siempre me gustó mucho la matemática, pero en la carrera llevé también otros cursos muy interesantes, lo cual me entusiasmó. Me encantó la amplitud de temas. Yo era tan joven y no tenía una visión muy clara sobre mi futuro, por ello, considero que estudiar Ingeniería Industrial fue una excelente elección. Gracias a la Ulima, descubrí mis habilidades, que me permitieron abrir los ojos hacia mi futuro profesional e incursionar en el mundo de las finanzas, que a lo largo de la vida me ha traído tantas satisfacciones.