14 de Octubre de 2020

Atención a los cambios emocionales en niños y adolescentes

Más de seis meses entregados a rutinas caseras y a ver a los amigos a través de una pantalla puede generar irritación, sensibilidad, problemas de sueño, episodios de ansiedad e incluso muestras de rebeldía en niños y adolescentes.

Frente a estas actitudes, la psicóloga y psicoterapeuta Laura Bonilla Henriod, graduada y docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de Lima, recomienda a los padres mantenerse atentos, abiertos a la comunicación, así como manifestarles afecto a sus hijos. Asimismo, aconseja no perder reglas, horarios y límites, aunque se puede tener cierto grado de flexibilidad en este contexto de pandemia.

¿Qué reacciones negativas podemos encontrar en niños y adolescentes, después de tanto tiempo de permanecer en casa?
Durante la pandemia se han producido cambios abruptos y duraderos en la vida de todos. Tanto niños como adolescentes han experimentado rupturas de contacto con sus compañeros, familiares y profesores, una nueva modalidad de aprendizaje virtual, así como la suspensión de eventos o actividades que antes realizaban. Todas estas situaciones pueden desencadenar reacciones y síntomas emocionales, físicos y conductuales. En distintos estudios se demuestra que casi el 86 % de los padres perciben cambios en el estado emocional y en el comportamiento de sus hijos durante la cuarentena, en donde predomina la dificultad para concentrarse, irritabilidad, inquietud e hiperactividad, peleas, rabietas y rebeldías, sensación de soledad, alteraciones de sueño (insomnio, pesadillas, etcétera), cambios de humor, temor muy intenso por su estado de salud o el de sus familiares, pérdida de la noción del tiempo y hábitos poco saludables, como la falta de ejercicio físico, el desorden en la alimentación y el sedentarismo.

¿Qué actitud deben mostrar los padres frente a este tipo de cambios?
No siempre el estar permanentemente en casa, bajo las limitaciones que esto conlleva, da lugar a que los niños y adolescentes se muestren más sensibles o intolerantes. Sin embargo, es bueno tener en cuenta que las emociones podrían intensificarse. Como padres, debemos estar atentos a estas reacciones. Debemos fomentar una adecuada comunicación y observar con mucha atención. Preguntémosles a los chicos cómo se sienten, cuál es la causa de una determinada emoción, y tratemos de encontrar juntos una solución, siempre respetando su privacidad y tiempos, para que se sientan libres de comunicar sus inquietudes en el momento oportuno.

¿En qué momento se podría pensar que el problema que atraviesa un niño no es algo pasajero, sino que responde a una dificultad mayor?
Sin duda, debemos prestar mucha atención a estos cambios en las conductas o estados emocionales de los niños y adolescentes, ya que podrían indicar alguna dificultad psicológica mayor o estar acompañados de retrocesos a comportamientos ya superados. Hay que prestar especial atención al llanto o la irritabilidad excesiva en niños más pequeños, a estados de preocupación, ansiedad o tristeza excesiva, conductas violentas y rebeldías constantes en adolescentes, alteraciones del ciclo de sueño y cambios en los patrones de alimentación. También hay que estar alertas a problemas de atención y concentración, al abandono de actividades que antes se disfrutaban, incluyendo el aislamiento constante en sus habitaciones, así como el aislamiento social en general; y, por supuesto, al aumento de comportamientos de riesgo en adolescentes, como el consumo de alcohol, tabaco u otras sustancias.

¿Qué deberían aprender los niños de esta etapa que estamos viviendo y cómo podrían los padres ayudarlos?
Nuestro ejemplo como adultos es esencial. Somos sus principales modelos a seguir. Intentemos mostrar una actitud positiva, siendo tolerantes y abiertos a los cambios. Tratemos de ver con ellos las oportunidades que existen en medio de las dificultades, mostrémosles la forma adecuada de comunicarnos y tratarnos con afecto y respeto. Recordemos que esta situación es pasajera y debemos hacer un intento por mantener un estado de calma, siendo más optimistas en casa y dándoles seguridad respecto a las medidas de prevención. Utilicemos el humor, la creatividad.

¿Cómo manejar la disciplina en un contexto que ya es bastante restrictivo?
Hoy en día, se ha visto necesario reorganizar las funciones y roles en el hogar, por lo que podrían aparecer nuevas reglas que intensifiquen la sensación de tener un menor grado de control sobre nuestras decisiones. Esto podría originar sensaciones más intensas de disgusto, pero no implica ni justifica que las reglas y los límites deban ser ignorados en casa. Las faltas de respeto y las agresiones deben ser prohibidas, indudablemente. Lo que es conveniente en estos tiempos es reformular y flexibilizar algunas reglas en familia, mediante la negociación. Mientras estas se mantengan en el hogar, habrá estructura y esto brindará estabilidad emocional en los chicos.

¿Qué recomendaciones se podrían dar en cuanto al uso de pantallas, considerando que ahora ese es su principal medio de diversión y de conexión con sus amistades?
La exposición a las pantallas, como televisión, celular, computadoras, entre otras, se ha incrementado considerablemente, debido a las medidas de aislamiento social adoptadas por la pandemia. Frente a este contexto no sería recomendable prohibirlas o limitarlas con exageración, ya que es evidente que son necesarias para el aprendizaje y socialización de la gran mayoría de las personas. Sin embargo, es necesario establecer horarios que limiten y ordenen su uso para tareas, entretenimiento y actividades sociales. También es importante conversar con ellos y prepararlos para identificar el riesgo frente al mal uso de internet. Además, debemos motivar a los niños y adolescentes a realizar actividad física y compartir momentos familiares sin la presencia de dichos aparatos.

De ser el caso, ¿cómo ayudar a los chicos a manejar el duelo por la pérdida de seres queridos?
Es importante que las personas que comuniquen la pérdida sean los padres o alguna figura de confianza. La información debe darse rápidamente y en forma clara, así como adaptar el lenguaje a la edad, para evitar que intenten responder esos vacíos de información con sus propias perspectivas o fantasías. Además, debemos animar a los niños a expresar sus emociones, porque de esa manera se sentirán aceptados y sostenidos en esta situación dolorosa. Por último, es importante que poco a poco se realicen rituales o acciones de despedida, siempre escuchando las opiniones de los niños y respetando sus tiempos.