05 de Noviembre de 2021

Solidaridad en las calles de Lima

Cuatro amigas, ingenieras industriales por la Universidad de Lima, acostumbradas a participar en diversos programas de voluntariado desde su etapa escolar, decidieron crear su propio proyecto social y llevarlo adelante: la ONG Semáforos Solidarios. Ellas son Alessia Albertini, Camila Boero, Luciana Contreras y Lucía Haíto.

Esta iniciativa busca ayudar a personas de bajos recursos económicos que se ubican en los semáforos de Lima. Les llevan un plato de comida, que a veces es el único alimento que reciben en el día, y cuentan con 41 voluntarios que las apoyan en esta labor.

¿Qué las llevó a sensibilizarse con la realidad de las personas que se ubican en los semáforos?

Camila: Nos dimos cuenta de que, si bien siempre nos ha gustado realizar ayuda social, la mayoría de veces esta labor se lleva a cabo en lugares alejados de Lima; pero esto no es necesario. En cada esquina o semáforo encuentras personas que necesitan ayuda, por eso decidimos crear Semáforos Solidarios. El hecho de que la idea sea tan flexible y práctica permite que muchas personas que no encontraban opciones para hacer voluntariado puedan sumarse.

¿Cómo se organizan para que los voluntarios preparen la comida y la repartan?

Camila: Si bien nosotras no supervisamos esta labor, sí damos pautas para que los voluntarios puedan comprar, preparar y repartir sus platos. Les damos una lista de menús sugeridos, con las cantidades necesarias para que puedan preparar aproximadamente veinte porciones, con un presupuesto de aproximadamente cincuenta soles. Además, les damos rutas tentativas donde sabemos que hay personas que piden ayuda.

¿Ustedes también preparan comida y la reparten?

Camila: Sí, somos las primeras en cocinar y repartir.

¿Cómo reaccionan las personas al recibir sus porciones de comida?

Camila: Es muy gratificante ver la alegría de las personas cuando reciben un plato de comida hecha en casa.

Lucía: Las personas nos agradecen muchísimo por la comida que les entregamos. Muchos nos comentan que, sin ese plato de comida, no hubiesen podido almorzar. Otros, incluso, nos dicen que es lo único que van a poder comer en todo el día; lo valoran de corazón. Es muy gratificante poder ayudarlos y ver a los niños con una gran sonrisa. Nos preguntan si de verdad ese plato de comida es para ellos y si es gratis. Algunos no lo pueden creer.

¿Cuántos voluntarios tienen?

Lucía: Actualmente tenemos cuarenta y un voluntarios: dieciocho en Surco, doce en San Isidro, ocho en La Molina y tres en Miraflores. Es impresionante cómo, en tan poco tiempo, hemos podido conseguir a tantas personas que se quieran sumar. Hace apenas un mes teníamos solo nueve voluntarios y hoy tenemos más del cuádruple.

¿Cómo es su trato con ellos?

Luciana: Mantenemos una comunicación muy fluida con nuestros voluntarios. Contamos con grupos de WhatsApp por distrito, donde coordinamos con ellos semanalmente los cronogramas para salir a repartir, compartimos fotos de los menús que preparamos, coordinamos entregas de los implementos, etcétera, y así los motivamos continuamente para que salgan a repartir con mayor frecuencia y se sientan orgullosos de la gran labor social que están haciendo.

¿Con qué frecuencia hace los repartos cada voluntario?

Luciana: Actualmente, muchos de nuestros voluntarios salen a repartir una vez al mes. Nos encontramos en una etapa inicial donde estamos reclutando a la mayor cantidad de personas para que se unan a Semáforos Solidarios. Nuestra idea es tener varios voluntarios que salgan una vez al mes y así poder repartir almuerzos todas las semanas.

¿Cuántas raciones de comida reparten al día o al mes?

Alessia: La sugerencia es que cada voluntario reparta veinte porciones en cada salida. Tenemos voluntarios que salen una vez al mes, otros que salen de manera semanal. Depende de cada voluntario. Intentamos llenar todos los días posibles en un mes y en cada distrito, sin repetir a dos voluntarios por día y por zona. El objetivo es tener voluntarios todos los días del mes que repartan porciones diarias en cada distrito.

¿Cómo orientan a las personas sobre qué alimentos preparar y cómo llegaron a la fórmula de 50 soles por 20 raciones de comida?

Alessia: Hemos elaborado un documento de menús sugeridos, considerando veinte porciones por menú, de comidas nutritivas y balanceadas, detallando los ingredientes con cantidades, el paso a paso y el precio aproximado de las veinte porciones. La idea es simplificar la etapa de cocina al voluntario y que encuentre opciones de precios y tiempos de preparación. Igualmente, el voluntario puede optar por elegir su propio menú mientras que sea nutritivo y balanceado. Para llegar al precio aproximado por ración, nosotras mismas cocinamos cada menú para asegurarnos de que los números sean los correctos.

¿Qué esperan lograr en el futuro con Semáforos Solidarios?

Luciana: Nuestro objetivo a corto plazo es reclutar suficientes voluntarios para salir todos los días a repartir menús en todos los distritos e impactar sobre más familias. A largo plazo, nos gustaría ir más allá de repartir platos y lograr que las personas puedan salir adelante.

¿Ustedes son amigas de la Universidad? ¿Cómo se conocieron?

Lucía: Las cuatro somos de diferentes colegios, pero nos conocimos en la Universidad, estudiando la misma carrera: Ingeniería Industrial. Desde ese momento nos volvimos amigas, estudiamos toda la carrera juntas y continuamos nuestra amistad después de graduarnos.

¿Antes han realizado otros voluntariados?

Alessia: Siempre he tratado de involucrarme en voluntariados y me hace muy feliz que nos hayamos animado a hacer nuestra propia ONG. He participado en Techo, recolectando fondos y construyendo casas; en Cercil, donde enseñé inglés a personas con discapacidad visual durante un año; realicé viajes a provincias para ayudar a comunidades y participé con la ONG de mi familia que se llama Ambi (Asociación mi Biblioteca) para impactar en alumnos de distintas comunidades a través de la lectura.

Luciana: Participé en un voluntariado organizado por mi colegio, el cual consistía en visitar colegios de bajos recursos en Manchay para ayudar a mejorar la infraestructura donde estudiaban los niños. Allí construimos una biblioteca y un comedor. Asimismo, en la empresa donde trabajo, existe un programa de voluntariado con el que antes de la pandemia se realizaban actividades los sábados y domingos para recaudar fondos destinados a colegios ubicados en Pamplona Alta.

Camila: Desde chica, siempre me gustó participar en ayuda social. Mi colegio me inculcó la necesidad de ayudar a los que más lo necesitan. Participé en viajes a muchas partes del Perú (Cusco, Ica, Piura) para apoyar a distintas comunidades. Aquí no solamente se donó comida o dinero, sino que también se construyeron casas, centros comunitarios, escuelas, etcétera. Además, en Colgate tenemos un programa de voluntariado, Colgate Cares Day, con el cual apoyamos a distintas entidades: Hogar las Bienaventuranzas, Juguete Pendiente, Operación Sonrisa y Casa Ronald McDonald.

Lucía: Desde el colegio, siempre estuve muy involucrada con proyectos de ayuda social. En esa época visité varios hospitales públicos y colegios en provincias, donde hacíamos actividades con niños de bajos recursos y les llevábamos donaciones. Adicionalmente, fui parte de Bridges por unos años durante mi etapa escolar, con el cual hacíamos espectáculos navideños en algunas zonas. Luego, hacia el final de mi etapa universitaria, fui voluntaria de Women in Finance LatAm por dos años, una ONG que busca promover el rol de la mujer en el área de las finanzas.

¿Aparte de este voluntariado, a qué se dedican ustedes?

Alessia: Tengo una empresa de alimento cien por ciento natural para mascotas que se llama Barker, donde, aparte de ser directora, me encargo de todo lo relacionado con la producción, los proveedores y las operaciones.

Luciana: Actualmente trabajo en Ferreyros como jefe de Productos de Mantenimiento. Me ocupo de la parte comercial de diversos repuestos Caterpillar para maquinaria pesada.

Camila: Trabajo en Colgate Palmolive Perú como ejecutiva de Ventas Campo para los canales de Supermercados y Farmacias en el área de Instore & Operations. Mi labor consiste en asegurar que la estrategia comercial esté ejecutada de la manera correcta en los puntos de venta y en detectar oportunidades estratégicas de mejora continua para el negocio.

Lucía: Actualmente trabajo en Nexus Group, el private equity más grande del país. Veo proyectos de crecimiento orgánico e inorgánico para las empresas del portafolio. Durante tres años vi el sector de salud y, desde inicios de este año, me encargo del sector educativo.

¿Qué les pareció estudiar en la Universidad de Lima?

Luciana: Si tuviera que escoger de nuevo mi carrera y una universidad dónde estudiarla, volvería a escoger Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima. Ha sido una de las mejores etapas de mi vida. Aprendí muchísimo, me formé tanto en lo personal como en lo profesional y conocí a personas increíbles como Alessia, Lucía y Camila.

Camila: Me gustó mucho estar en la Universidad de Lima. Considero que estudiar Ingeniería Industrial fue una buena decisión, ya que me permite desempeñarme como profesional en distintas áreas y distintos rubros. Además, hice una muy buena red de contactos y amistades lindas.

Lucía: Me gustó obtener de mi carrera las herramientas generales para entender las empresas en profundidad. En mi trabajo, constantemente veo proyectos con todas las áreas: comercial, finanzas, logística, etcétera, y considero que mi carrera me ha dado las bases para entender cosas nuevas rápidamente.

Alessia: Me encantó estudiar en la Universidad de Lima y siento que la Carrera de Ingeniería Industrial fue la ideal para mí. Actualmente aplico mucho en mi trabajo lo que estudié y estoy muy agradecida por todo lo que aprendí. Aparte, conocí a muchas personas que serán mis amigos de toda la vida.