17 de Mayo de 2013

Murió Mario Brescia Cafferata, miembro del Consejo Consultivo de la Universidad de Lima y líder del Grupo Breca

La Universidad de Lima lamenta el fallecimiento de Mario Brescia Cafferata, líder empresarial, persona ejemplar y miembro de esta casa de estudios.

Honestidad, voluntad de trabajo y constancia fueron los principios que guiaron su trayectoria como se aprecia en la entrevista que concedió a la revista Noticias y que compartimos a continuación.

Su padre fue un emprendedor, usted y su hermano también lo son. Los medios difunden constantemente historias de peruanos que desarrollan ideas de negocio. ¿Un emprendedor nace o se forma? ¿Qué aspectos definen a un emprendedor y qué factores determinan su éxito?

Mi padre, Fortunato Brescia Tassano, llegó al Perú con su eterna inquietud, su espíritu de superación, voluntad de trabajo y constancia, por lo que hoy lo hubieran llamado un emprendedor. Fue un hombre con visión que creía fuertemente en la laboriosidad y el ahorro, virtudes que a largo plazo darían sus frutos. ¿Si nacemos o nos formamos? Creo que la realidad peruana ha hecho que todos los peruanos, de una u otra forma, tengamos que desarrollarnos como emprendedores para salir adelante. De todos modos, como toda actividad, unos tienen mayor habilidad y otros tienen más fácil acceso a la capacitación necesaria para completar la tarea de desarrollar una empresa. Esas personas pasarán de emprendedores a líderes y, ojalá, luego a maestros de las generaciones que siguen.

¿Qué principios, considera usted, han sido determinantes en el éxito del Grupo Breca?

Considero que podríamos resumirlo en honestidad, trabajo y más trabajo. Ese fue el ejemplo de nuestros padres y el que, como familia unida, mi hermano Pedro y yo hemos tratado de continuar, y transmitir a los que nos siguen. De todos modos también nos ha guiado una fe muy grande en nuestra patria el Perú y sus oportunidades.

Esto nos ha llevado a diversificarnos, fortaleciendo las operaciones en marcha, e investigar para así poder tomar nuevas iniciativas, como nuestra participación en la banca, los seguros y otras actividades industriales. Estas fueron posibles gracias a la aplicación de una política de generación de utilidades y reserva basada en el concepto familiar de ahorro, en el respeto y el consenso para tomar decisiones, inculcados por nuestros padres. Hemos aprendido también que la empresa tiene que ser flexible y estar abierta al cambio, pero a la vez debe estar inspirada por unos valores que —ellos sí— deben ser permanentes: integridad, excelencia y compromiso. Aspiramos a que la cultura empresarial de nuestro Grupo siempre sea clara, sencilla y de fácil comunicación.

Adicionalmente, hoy sabemos que la capacidad de adaptación de las empresas es fundamental para que subsistan y perduren. Para ello es necesario involucrarse como accionistas responsables, pero también seleccionar profesionales capaces y aprovechar su experiencia. Así, en cada puesto de la organización debemos contar con personas idóneas, pues el éxito de una empresa siempre se encuentra en la calidad de la gente que participa en ella.

El Grupo Breca está conformado por empresas peruanas de alcance internacional. Mencionó en su discurso en la CADE 2009 que su reciente inversión en Chile tiene un significado adicional: un aporte en la tarea de construir un nuevo modelo de convivencia. En el contexto político actual de Sudamérica, ¿qué posibilidades encuentra para el desarrollo de una alianza empresarial regional que nos permita competir en una economía globalizada?

Creo firmemente que es el esfuerzo, la disciplina y el trabajo dedicado a cumplir objetivos lo que permite el desarrollo de las personas, las empresas y sus sociedades. Esta suma hace posibles los logros que hoy podemos vivir como conjunto, y los países no pueden ser ajenos a ello.

Tengo la convicción de que debemos continuar trabajando por la consolidación del Cinturón de la Prosperidad que hoy conforman Colombia, Perú y Chile. Estos países, con Brasil, están guiando con su buen ejemplo el desarrollo de la región latinoamericana, y los empresarios tenemos un rol que cumplir en este proceso. Por eso nosotros estamos en esas tierras ampliando el ámbito de acción de nuestras operaciones, compartiendo tanto los conocimientos como los riesgos con nuestros colegas vecinos y generando así más oportunidades de empleo y crecimiento para nuestros colaboradores y sus familias.

Los empresarios hemos comprendido que el mejor soporte de la economía y sociedad de un país es la prosperidad conjunta. Sobre todo porque hay muchos sectores donde la suma de las fortalezas de nuestros países nos permitirá competir con más oportunidades en el mercado globalizado.

¿La educación superior en el Perú está a la altura de las nuevas exigencias empresariales? ¿Qué aspectos se necesitan reforzar?

Se ha avanzado mucho en nuestro país y la educación superior no ha sido una excepción. Hoy hay importantes escuelas de posgrado que tienen calidad internacional y eso se suma al bien ganado prestigio de universidades que, como la Universidad de Lima, son motivo de orgullo y destacan entre las que hay hoy. Estos son avances que debemos consolidar y cuidar.

Sin embargo, considero que también es importante dar soporte adecuado a la capacitación técnica, pues las actividades empresariales, y sobre todo las industriales, requieren equipos humanos bien capacitados en las distintas etapas y tareas del proceso productivo. Podría pensar que en ese campo tenemos, como centros de enseñanza e investigación, todavía mucho espacio. Los aspectos teóricos son y van a seguir siendo muy importantes, pero el aprendizaje de la experiencia y la sofisticación en la capacitación de oficios técnicos todavía tienen una brecha importante que atender.

Llevamos ya dos décadas de crecimiento económico. ¿Cómo asegurar que este crecimiento se transforme en desarrollo? ¿Cuál es su apreciación sobre el rumbo que debe seguir nuestro país en el próximo quinquenio?

Como en todo, es importante tener objetivos, compartirlos y actuar en consecuencia. Los últimos lustros de nuestro país han demostrado que se pueden revertir situaciones sumamente adversas. De hecho, hoy el Perú es admirado por sus logros y, gracias a la constancia y respeto del modelo, estamos empezando a ver cómo los beneficios van ampliando su alcance.

Han mejorado los índices de productividad, la generación de empleo, las oportunidades fuera de Lima y varios otros aspectos de la economía. Considero que, en este nuevo quinquenio, donde tenemos que poner más énfasis es en la educación y preparación de las nuevas generaciones.

Hace falta recuperar el respeto y la solidaridad como instrumentos para combatir la cultura de la informalidad y recrear la institucionalidad tanto en el ámbito público como privado. Eso es algo que debemos trabajar como sociedad con prudencia, ya que la informalidad también ha servido para sostener a un importante número de compatriotas, pero no podemos rendirnos y dejar que esa habilidad para salir adelante se convierta en caos. Debemos encauzarla para hacer de esas habilidades las piezas clave para el desarrollo de futuros empresarios.