Giovanna Assante tiene una destacada trayectoria en gestión de datos y tecnología. Viajó a Europa para cursar un MBA en Bélgica y desarrollar su carrera profesional en reconocidas empresas internacionales.
Su dominio en gobierno de datos le ha permitido adaptarse a diversas industrias, desde la producción de chocolate en Barry Callebaut hasta la industria farmacéutica en Novo Nordisk, donde actualmente se desempeña como Data Governance Lead.
En la siguiente entrevista, nos comenta cómo fue su transición al extranjero, su evolución en el ámbito de la tecnología y la importancia del gobierno de datos en las organizaciones. Además, comparte su experiencia en la Universidad de Lima y por qué su formación en ingeniería industrial fue clave para su crecimiento profesional.
¿Cómo fue el proceso para estudiar el MBA en Bélgica?
Revisé opciones de MBA en varios países: Inglaterra, Bélgica, Italia, Canadá, entre otras. Finalmente, postulé a algunas universidades en Inglaterra y a una en Bélgica. Ingresé a tres en Inglaterra y a la de Bélgica, pero decidí ir a esta última, la Vlerick Business School, en 2019, justo antes de la pandemia. Al llegar la COVID-19, todas las clases pasaron a la virtualidad. Se dictaban en inglés. Todos éramos extranjeros y, del grupo de quienes no proveníamos de países europeos —aproximadamente unos 30—, solo tres conseguimos trabajo. Por la COVID-19, casi no contrataban.
¿Dónde empezaste a trabajar tras terminar el MBA?
Conseguí trabajo en Bélgica como Master Data Business Analyst en Barry Callebaut, una empresa suiza que es líder mundial en la producción de chocolate y cacao de alta calidad. Las labores se realizaban online, lo cual no representaba un problema para mí, ya que mi puesto estaba relacionado con master data. No tenía necesidad de asistir presencialmente. Trabajé ahí un poco más de un año hasta que nos comunicaron que debíamos acudir a las oficinas, pues había terminado la emergencia sanitaria. En ese momento, busqué trabajo en Dinamarca, porque mi esposo trabajaba allá y planeábamos mudarnos. Entonces, conseguí un puesto en Rockwool, empresa danesa con fábricas en varios países, especializada en la producción de aislamiento térmico y acústico a partir de lana de roca para la construcción e industria. Este material se usa mucho en Dinamarca como recubrimiento especial en las paredes. En esta empresa, trabajé casi dos años.
¿Cómo llegaste a Novo Nordisk?
Después de mi experiencia en Rockwool, decidí cambiar de industria y entré a Novo Nordisk como Data Governance Lead. Siempre he trabajado en sectores diferentes, pero mi enfoque ha sido master data y data governance. La gestión de datos tiene la misma base, independientemente de la industria, por lo que me resultó fácil moverme entre sectores. En Novo Nordisk, he tenido oportunidad de trabajar en distintos proyectos dentro del área Global Data & Artificial Intelligence (parte de TI): brindamos servicios a diferentes áreas de la empresa. Ahora, este es un concepto relativamente nuevo, de manera que mi labor también abarca la educación. Las personas, por lo general, no tienen idea sobre qué hago; por eso, el primer paso consiste en explicarles el significado del gobierno de datos, su valor y cómo aportará en su trabajo. Posteriormente, los acompaño en la definición de sus procesos y en la determinación de cómo estos se pueden trabajar en distintas herramientas o plataformas. Luego, llevo a cabo el onboarding, es decir, les explico cómo funcionará todo en la práctica. Soy el puente entre la parte técnica y el negocio. Al principio algunos piensan que esto no es crítico, pero después se dan cuenta de que realmente necesitan un buen gobierno de datos y le dan valor a lo que hacemos.
¿Cómo explicas el concepto de gobierno de datos de manera sencilla?
En muchas empresas y países, aún se desconoce qué significa exactamente. Es definir los procesos y asignar responsabilidades para garantizar el orden y el control de la información. Siempre uso el ejemplo de hornear un pastel. Para hacerlo, necesitas una receta que indique los pasos a seguir, la selección de los ingredientes, su combinación y el horneado. En el gobierno de datos, esa receta equivale a definir los procesos: qué se necesita y cómo se hará. Luego, hay que asignar responsabilidades, como en la cocina: ¿lo hará el chef o el ayudante?, ¿quién lo pondrá en el horno?, ¿quién lo desmoldará? Si en una empresa tienes un proyecto o una nueva plataforma, pero no has definido los procesos ni los responsables de la información, todo se vuelve un caos. No basta tener una herramienta sofisticada, ya que, sin orden, los datos se desorganizan y la plataforma colapsaría. Mi trabajo es definir los procesos y encontrar a las personas responsables para cada paso. Primero, delimitamos el proceso: qué se hace primero, qué se hace después y cuáles son los pasos a seguir. Luego, se identifica a los responsables: quién ingresará la información, quién podrá modificarla o eliminarla. También, se establecen reglas técnicas y prácticas para el día a día.
¿Coordinas de forma cercana con cada área para definir estos procesos?
Exactamente. Cada área tiene procesos distintos, y yo no soy experta en cada uno, pero trabajamos en conjunto para crearlos y organizarlos. Esto lo aprendí en la Universidad de Lima, con los cursos que llevé sobre creación y mejora de procesos. Ahí aprendí a plasmar lo que sucede en un esquema concreto, ya sea en un proceso industrial o de servicios. Es clave mapearlo en papel. Mucha gente tiene dificultades con esto, no logra conectar lo que sucede físicamente con una representación clara y estructurada. Muchas veces los procesos están en la mente de las personas, ello debido a su experiencia. Cuando les pregunto cómo lo hacen, a veces no tienen claro el paso a paso. Entonces, los ayudamos a definir el proceso, ahí es cuando se dan cuenta de que hay aspectos que pueden mejorar. Después de definir el proceso, se asignan responsabilidades: quién es el responsable de cada parte. Con ese mapeo claro, se establece una base que luego se puede usar en plataformas o proyectos para automatizar y optimizar el trabajo.
¿Podrías compartir un ejemplo de un proceso que hayas mejorado?
Sí, el último proyecto que trabajé fue sobre una plataforma para administrar la data de los productos en Novo Nordisk. Al inicio, cuando se empezó a mapear el proceso, todo se manejaba de manera manual: se compartía información en Excel y correos electrónicos sobre nuevos productos en desarrollo, pruebas clínicas y formulaciones. Lo que hicimos fue desarrollar una plataforma para consolidar la información. Así, cada persona podía ingresar directamente los datos que le correspondían, con permisos específicos para que solo modifiquen la información relevante de su área. De esta manera, la plataforma organizó toda la información y estableció reglas claras sobre lo que cada quien puede hacer, y así se logró mayor precisión, agilidad y un mejor control de los datos. Fue una experiencia enriquecedora que dejó contentos a todos con el resultado. La herramienta es muy dinámica, y cada mes o dos meses se implementan mejoras basadas en la retroalimentación de los usuarios. Esto también implica revisar y ajustar el proceso, así como evaluar el impacto para no afectar a otras áreas.
¿Cómo ingresaste a trabajar en el campo de la tecnología?
Mi entrada al mundo tecnológico fue natural. Comencé como practicante en el BCP, y me quedé ahí unos ocho o nueve años. Durante ese tiempo, usábamos SAP y yo trabajaba en el área de Negociación de Compras y Administración. Mi unidad era control interno, así que supervisábamos todo lo relacionado con compras y negociaciones dentro del sistema SAP; a partir de ello, desarrollé un fuerte conocimiento en el sistema. A mí me encanta este software, me parece muy bueno y lo encuentro amigable. Cuando me mudé a Bélgica y conseguí trabajo en la fábrica de chocolates, uno de los requisitos era tener experiencia en el módulo de materiales de SAP. Para mí, esa fue una gran ventaja en comparación con otros candidatos. En el BCP, me hice experta en SAP, especialmente en el módulo de materiales.
¿Qué te motivó a estudiar ingeniería industrial?
Esa es una buena pregunta (risas). En realidad, estudié medicina durante un año, luego, me di cuenta de que esa no era mi vocación. El problema era que no sabía qué estudiar en su lugar. Mi papá me sugirió elegir ingeniería industrial, ya que era buena en números y ciencias, también, la carrera es amplia: te permite trabajar en rubros diferentes. Me dio mucha satisfacción, no solo la carrera, también la Universidad. Los profesores, el sistema, el orden, el plan de estudios... Me gustó mucho la experiencia en la Ulima, me quedé contenta con el cambio. Los profesores son buenos, los temas que aprendí me gustaron e inclusive valoro el hecho de que la preparación en la Universidad de Lima te facilita la labor de conseguir un puesto. Del mismo modo, valoro las amistades que hice. La época universitaria fue muy bonita, me gustó mucho.