Evergreen se creó en 2016, con el objetivo de aprovechar una oportunidad en el sector agroexportador. Liderada por Aldo Fuster, ingeniero industrial por la Universidad de Lima, la empresa se estableció en Tacna, donde él identificó la granada como el producto ideal para exportación, gracias a su familiaridad con la región y las condiciones favorables de cultivo.
A pesar de los desafíos iniciales, Aldo ha logrado exportar contenedores a mercados como Rusia y Brasil. Con la construcción de un packing propio y nuevas alianzas, la compañía planea diversificarse hacia productos como la naranja, la palta y la pitahaya, de modo que consolide su crecimiento en los próximos años.
¿Cómo se inició Evergreen?
La operación empezó en 2016, a partir de una oportunidad que surgió en el campo de la importación. Inicialmente, éramos un equipo de tres. Primero me asocié con una persona de Lima y luego incorporamos a un socio israelí, quien nos impulsó en este proyecto. Lo que pretendíamos era identificar un producto agrícola exportable para entrar en el mercado de la agroexportación. Notamos que en la región de Tacna no había empresas agroexportadoras, como sí las había en Arequipa, Ica o Piura. Eso nos dio la oportunidad de desarrollar el proyecto. Evaluamos qué productos podrían ser exportables y, finalmente, nos decidimos por la granada, fruta que se encuentra en el escudo de Tacna.
¿Cómo fue el inicio de la producción?
Primero invitamos a algunos agricultores que podrían interesarse en cultivar la granada. Armamos un grupo de treinta agricultores y, además, teníamos campos propios donde empezamos a producir. Para el 2020, ya contábamos con campos en plena producción, por lo que la siguiente etapa fue construir un packing, que es indispensable para exportar fruta. Al sur de Arequipa no hay packings para este tipo de productos. En cambio, en la parte norte, hay cientos de ellos para uva, palta y otros productos que se exportan desde nuestro país. Por ello, vimos otra oportunidad en este tema. En 2020, construimos el packing con todas las características necesarias, y en 2021, hicimos nuestra primera exportación. En este momento, ya llevamos tres exportaciones.
¿Cómo evalúas el avance de Evergreen hasta este momento?
Estamos avanzando. Aún nos falta tiempo para llegar a nuestro punto de inflexión. Los campos ya cuentan con árboles, pero están en proceso de crecimiento. Para resumir, a pesar de los problemas climáticos que han afectado la agroexportación en general, en 2024 logramos exportar trece contenedores, de los cuales estimamos que cinco irán a Brasil. En nuestros campos, se producen hasta cien contenedores por campaña, ese debería ser nuestro objetivo en los próximos tres años.
Además de la granada, ¿han considerado otros productos para exportar?
Sí, a raíz de nuestro trabajo con la granada, identificamos otros productos en la región. Aquí, a diferencia de Arequipa o Ica, no se exporta mucho de lo que se cultiva. Ahora bien, en Tacna, hay alrededor de dos mil hectáreas de naranja y los productores se nos acercaron para proponer una alianza. Como teníamos infraestructura ociosa durante una temporada (la campaña de la granada dura cuatro meses), decidimos aprovecharla.
Recientemente, compramos una línea para calibrar naranja y esperamos comenzar a procesar y exportar el próximo año. Además, hay una empresa en Arequipa que ha instalado un campo de pitahaya y también se nos acercó, ya que, a pesar de tener la parte agrícola cubierta, no cuenta con infraestructura para exportar. Llegamos a un acuerdo con ellos y esperamos procesar pitahaya para exportación hacia finales del próximo año. En resumen, eso es lo que hemos desarrollado en los últimos seis años.
Con los contactos realizados y las alianzas en marcha, ¿cómo proyectas que sea el próximo año para ustedes?
Como todo proyecto nuevo, es difícil alcanzar los números esperados al inicio. Estamos en una etapa de transición. Las inversiones han sido importantes, pero los flujos de fruta aún no son los ideales. Estimamos que en dos o tres años deberíamos alcanzar los volúmenes que buscamos. Estas nuevas frutas, como la pitahaya, van a potenciar mucho más a la compañía.
¿Qué esfuerzos han realizado para abrir mercados en el exterior?
Definitivamente, ha sido un reto. Uno de los primeros pasos fue a través de publicaciones en LinkedIn, gracias a lo cual me contactó una revista de agricultura internacional con sede en Estados Unidos. Me hicieron una entrevista que tuvo bastante impacto, a partir de ello surgieron los primeros contactos. Además, hemos consolidado nuestra presencia en ferias del sector. Por ejemplo, hubo una muy importante en Berlín en febrero y otra en Madrid en noviembre, a las cuales asistimos. Gracias a estas ferias, cerramos contratos con Rusia.
¿Cuáles fueron los mercados a los que exportaron el año pasado?
El año pasado, quisimos mapear el mercado y enviamos fruta a siete países: Estados Unidos, Canadá, Países Bajos (Rotterdam), Francia, Serbia, Suecia y Rusia. Mandamos pequeñas cantidades a cada uno para conocer mejor esos mercados. Después de evaluarlos, concluimos que el cliente ruso, con quien seguimos trabajando, era la mejor opción. Sin embargo, sabemos que los volúmenes crecerán progresivamente y seguiremos con la búsqueda de nuevos compradores. Hemos evaluado bien a nuestros clientes y tenemos una base que nos da cierta seguridad para los próximos pasos. Pero, hay que ser sinceros, empezar no ha sido fácil, sobre todo porque no éramos expertos en agricultura ni en agroexportación. El primer año no nos fue bien, debido a la coyuntura de la guerra con Rusia, y el segundo año, hubo clientes que no cumplieron sus compromisos o pagaron menos de lo acordado. Poco a poco, hemos aprendido y mejorado. Hemos llegado a un punto en el que ya sabemos, más o menos, quiénes pueden ser buenas clientes y quiénes no.
¿Cuánto les ha costado adaptarse a los requerimientos de exportación de un producto fresco a Europa?
Hemos logrado la certificación Global G. A. P., que es una de las básicas. También obtuvimos certificaciones para nuestro packing. Esto nos abre las puertas para exportar prácticamente a cualquier parte del mundo. Ahora es más un tema de manejo comercial, pero la puerta ya está abierta.
¿Podrías comentar los trabajos que tuviste desde que terminaste la universidad?
Al terminar la universidad, regresé a Tacna a trabajar en el proceso de extrusión de soya. Asimismo, montamos una infraestructura para procesar alimentos balanceados y fuimos explorando el tema con el tiempo. Empezamos de cero, más o menos en los años 95 o 96. Fuimos creciendo y no solo nos dedicamos a la crianza de pollos, también desarrollamos otras líneas paralelas en el sector avícola. Montamos una planta de incubación, ya que se necesitan pollitos para la crianza. Después, llevamos a Lima los huevos que se utilizan para conseguir los pollitos, así que la siguiente fase fue construir una granja de reproductoras, que son las gallinas que producen los huevos. Con esto cerramos casi todo el ciclo.
Actualmente, ¿te dedicas a alguna otra actividad que no tenga relación con el agro?
Mi padre, junto con un socio, montó un restaurante de pollo a la brasa en 1965. En esa época, no había costumbre de comer mucho pollo, pero ese restaurante se ha vuelto un local emblemático en la ciudad. Ahora, nosotros, la segunda generación, estamos a cargo de este negocio, que se ha posicionado bastante bien. Así que reparto mi tiempo entre la agroexportación y el negocio gastronómico. Estamos a puertas de abrir un local en Arica, así que vamos a exportar nuestro producto a otro país. La pollería se llama El Pollo Pechugón.
¿Qué encuentras fascinante en el hecho de desarrollar proyectos?
Realmente, me apasiona desarrollar cosas nuevas. Creo que siempre tuve esa chispa emprendedora, esa idea de que hay potencial en los productos que manejamos. Por ejemplo, la granada de nuestra región tiene mucho potencial. En el mercado peruano, el 80 % proviene de Ica y el 20 % de Arequipa, nosotros recién estamos comenzando. Sin embargo, la calidad de nuestro producto es incomparable. Además, en Ica están migrando a otros productos, en lugar de expandir las hectáreas de granada las están reduciendo.
¿Qué te hace pensar que la calidad de la granada es mejor en Tacna?
Aquí las granadas no solo tienen un mejor color en la cáscara, sino también al interior. Nosotros seremos un canal de exportación, pero sería genial que otras empresas también participen y que el mercado siga creciendo. Eso sería un gran aporte a la región: potenciar la agroexportación y posicionar la granada como un producto bandera local.
¿Tienes algún pasatiempo que disfrutes realizar?
Sí, claro, me gustan mucho las embarcaciones y los autos. También pinto al óleo y toco la guitarra. De vez en cuando, con mis amigos, tocamos algo de música. Nos presentábamos cuando éramos jóvenes, en la época del colegio y un poco después. Pero, con el tiempo, cada uno tomó su camino. Hoy en día, la música es una actividad que practico para pasar el rato en casa.
Para finalizar, ¿cómo fue tu experiencia en la Universidad de Lima y qué te pareció tu carrera?
Fue una experiencia muy gratificante. La Carrera de Ingeniería Industrial fue excelente. La formación académica fue muy buena, sin duda. Nos dio una apertura que permitió desarrollarnos en varios sectores. Yo estoy en uno, pero mis diez amigos más cercanos están cada uno en un sector totalmente distinto. Esa es una ventaja de la carrera, es muy versátil. Además, valoro mucho la red de contactos que formé. Cuando estás fuera de Lima y desarrollas tu vida profesional, te das cuenta de lo importante que es esa red. Tenemos un chat con mis compañeros de la Universidad en el que compartimos nuestras experiencias. Muchos han tenido carreras exitosas, algunos están en Perú y otros en el extranjero. El grupo de personas que decide estudiar en la Ulima forma relaciones importantes, las cuales crecen con el tiempo. Cuando ya estás por terminar la carrera, cada uno aplica a diferentes empresas o sectores de negocios, y ese networking queda para siempre. Yo lo respaldo, porque lo he vivido y creo que eso no ha cambiado.