23 de Octubre de 2023

Estrategia basada en la confianza y la atención al cliente

A Fátima Abusada le divertía pintar tatuajes temporales con henna para sus amigas. A la gente le gustaban sus diseños, así que comenzaron a convocarla para hacer tatuajes en ferias, discotecas, matrimonios y otros eventos. Así fue que su pasatiempo se convirtió en un trabajo y, poco después, en un negocio.

Durante la pandemia, creó Henna Perú, empresa con la que hoy comercializa el tinte para el cabello de su marca Fátima. Ella importa el polvo de henna y lo combina con otras plantas para obtener diez colores, que vende a través de su página web, tiendas naturistas y un supermercado. En la siguiente entrevista, ella comenta sobre su emprendimiento, cuya estrategia comunicacional fue motivo de su tesis de licenciatura de la Carrera de Comunicación en la Universidad de Lima.

¿De dónde surgió tu interés por la henna?
A mí siempre me ha gustado el arte y, mientras estudiaba en la Universidad, descubrí la henna y la empecé a usar para dibujar y hacer tatuajes, que duran aproximadamente una semana. Me creé una cuenta en Instagram y ahí empecé a publicar los diseños que hacía, hasta que comenzaron a preguntarme cuánto cobraba por los diseños. Entonces pensé que podía hacer un negocio de esta actividad y decidí investigar a fondo el producto. Busqué información de la Food and Drug Administration (FDA), de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), de la Canadian Food Inspection Agency y de otras organizaciones. Entre otras cosas, descubrí que la henna química tiene una sustancia llamada parafenilendiamina (ppd), a la que se deben muchas reacciones alérgicas en la piel. Decidí que, si me iba a dedicar a esto, necesitaba importar mi propia henna, natural, por supuesto. Y así lo hice.

¿Para entonces ya habías terminado tu carrera?
No, estaba en el séptimo ciclo, pero ya me dedicaba a esto seriamente. Participaba en diferentes eventos, como ferias, discotecas y matrimonios. Incluso estuve en la Semana Universitaria Ulima. Cuando llegó el momento en el que tenía que hacer la tesis para licenciarme, decidí investigar sobre la estrategia comunicacional detrás de los tatuajes de henna natural. Para entonces ya había crecido mucho en redes sociales, donde había comentado acerca de la falta de información sobre el producto y sobre cómo muchas empresas usan el nombre henna para vender un producto que es químico en diferentes porcentajes. Hice un video informativo y lo subí a YouTube, y obtuvo unas 30 000 visitas. Me empezaron a escribir personas de todo el mundo.

¿Por qué dejaste de hacer tatuajes y empezaste a dedicarte al tinte de cabello?
Porque descubrí una gran demanda alternativa a los tintes químicos de cabello y me di cuenta de que el arte corporal era un ámbito mucho más pequeño. La necesidad de productos confiables y realmente naturales para teñir el cabello era muy grande.

¿De dónde traes la henna?
De Rajastán, una región en la India. La henna es un arbusto de 2 a 3 metros de altura que crece en muchos países de Medio Oriente, como Palestina, Egipto, Libia y Pakistán. Pero la planta de Rajastán es la que tiene mejor pigmentación. Yo la compro pura, en polvo. Tiene un color característico y pigmenta el cabello en un tono rojizo, pero como las personas quieren más opciones, lo que hago es combinar henna con otras plantas, como índigo y casia. No he copiado ninguna fórmula, yo misma he realizado los ensayos hasta obtener mis propias fórmulas. He probado en mi cabello, en el de mi mamá y en el de mi abuela, de este modo perfeccioné las fórmulas. Después, compré cabello natural porque ya no tenía con quién más probar.

¿Qué resultados has tenido con los tonos?
Desde el inicio, mis clientas me escribían mucho y me contaban que les había ido muy bien. Algunas tenían canas rebeldes que no se cubrían con el tinte común, pero sí con mi producto.

¿Cómo introdujiste tu producto en el mercado?
Paradójicamente, la pandemia —un hecho lamentable— fue propicia para iniciar este negocio, porque la gente estaba en su casa, dispuesta a probar cosas y con mucho tiempo disponible. Era el momento ideal para probar la henna. Mi producto creció bastante en el 2020, porque la gente buscaba dónde comprar henna en el Perú y se encontraban con mi dominio, Henna Perú, en primer lugar. Mi crecimiento en redes fue orgánico. Yo baso mi estrategia de comunicación en la confianza. He dado mi cara siempre, e informo con sinceridad. Trabajar con plantas no es algo exacto, a una persona le puede resultar un tono un poco oscuro y a otra persona, el mismo color, le puede resultar un poco claro. Pero en la mayoría de los casos he tenido buenos resultados y la gente me ha agradecido, sobre todo quienes estaban cansados de los olores fuertes y de la picazón o irritación que le generaba el tinte químico. Mi foco está en el cliente. Para mí, antes del negocio están las personas.

¿Cómo tratas un caso de queja?
He tenido casos de clientas que me han comentado que el tinte no les tiñó exactamente como querían, entonces las he asesorado, les he preguntado si siguieron las instrucciones del empaque, y a veces me comentan que no lo dejaron reposar el tiempo suficiente o que se les pasó el tiempo. En algunos casos, les he enviado otro producto para que lo prueben, y me he mantenido a la expectativa, hasta saber que tuvieron un resultado satisfactorio. Mi enfoque está en la atención al cliente, yo me pongo en sus zapatos, siempre pienso cómo me gustaría que una marca me solucione un problema y actúo en función de eso. El proceso de venta es personalizado, mi WhatsApp está lleno de fotos de cabellos pintados y sin pintar, porque la gente me pregunta muchas cosas y me doy el tiempo para brindar la asesoría necesaria. Estoy detrás de todo el proceso de venta y posventa, seguimiento que nadie ha hecho antes con este producto. Precisamente por eso, porque me involucro tanto con las clientas y ellas me conocen, en el 2021 cambié la marca y le puse mi nombre, Fátima. Es un nombre muy conocido en el mundo de la henna, ya que su origen es árabe. Así que decidí posicionarme como una referente de henna en el Perú, porque considero que, después de todo lo que he investigado y de esforzarme tanto por ofrecer un producto de calidad, puedo representar este producto. En el Perú, hay henna desde hace como cuarenta años. Yo he comprado diferentes productos del mercado, pero no me parecen de buena calidad. No siempre son cultivos recientes, y eso hace que no pigmente igual o simplemente no tiña, o que tenga otra textura y no sea fácil de aplicar. 

¿Cuánto tiempo dura el tinte?
Aproximadamente dos meses. Pero el proceso de la pintura también dura más tiempo, porque esto es una planta, tiene su propio proceso, y hay que adaptarse a la naturaleza. Es utilizado por personas embarazadas, pacientes oncológicos o que salen de un proceso oncológico, y gente con afecciones a la piel. Es apto para todos, porque es un tinte 100 % orgánico y certificado en el Perú. Contamos con diez colores, pero son rangos de colores: tierra claro, tierra medio, tierra oscuro, etcétera.

¿Por qué vía vendes el producto?
Primero vendía por WhatsApp, pero con el aumento de compradores ese sistema se volvió muy complicado, entonces armé un e-commerce en mi propia página web, en el 2021. Ahora, el producto está en el canal moderno. En agosto ingresó a Wong, ya estamos en dieciséis tiendas y tenemos un crecimiento inesperado. También estamos en conversaciones con otros supermercados. Aquí, nos enfrentamos a un mercado de consumo diferente en el que las personas no necesariamente buscan un tinte natural, sino que lo ven al pasar por las góndolas, se topan con que es más caro, pero no siempre saben que es mejor.

¿Tienes personal a tu cargo? 
Desde este año, somos un equipo de cuatro personas. Me casé en el 2021 y, como este emprendimiento crecía, necesitaba a alguien que se ocupara de las finanzas. Mi esposo tenía un trabajo, pero luego de evaluarlo, se unió al equipo y se encargó de las finanzas. Así que éramos dos en agosto del año pasado y desde entonces hemos crecido mucho gracias a él. Además, este año se unieron dos personas más. Ana Paula Pareja, mi compañera de clase de la Universidad y primer puesto de la promoción. Está a medio tiempo conmigo y con ella hemos desarrollado mucho contenido audiovisual. Y Paula Rodríguez, estudiante Ulima, que también está con nosotros.

¿Siempre has trabajado en tu propio negocio o has tenido la posibilidad de estar en otro lugar?
Estuve un tiempo corto en Cine 70, que es una productora de audiovisuales. Fue muy interesante el trabajo, aprendí mucho y, cuando terminé de hacer las prácticas, comencé a hacer los tatuajes de henna y me contrataban para eventos. Me gustaba mucho, así que me encaminé por ahí.

¿Qué te pareció tu carrera de Comunicación en la Universidad de Lima? 
A mí me hubiera gustado quedarme más tiempo en la Universidad, me gustó mucho y la recomiendo a ojos cerrados. Mi experiencia fue linda, estudiaba lo que me gustaba, aprendí mucho e hice muchos contactos. Académicamente, me fue muy bien. Siempre tuve todas las herramientas para crear, y la Universidad contaba con la infraestructura y los equipos necesarios para aprender. De hecho, mis primeros empaques los diseñé en un aula de la Universidad donde había computadoras con Illustrator. Siempre tuve mucho apoyo de los profesores, iba a sus asesorías y me orientaban incluso en mi negocio: me guiaban por el mejor camino. Ese apoyo no terminó cuando egresé, a veces los he contactado para pedirles alguna opinión y ellos siempre han estado dispuestos a ayudarme. Estoy muy agradecida por eso. 

Ahora, me he inscrito en la Maestría de Marketing y Gestión Comercial en la Universidad de Lima, que comenzó el 22 de agosto. Me encanta porque estudio algo que me gusta mucho y en todos los cursos veo algo que puedo aplicar a mi negocio. Cuando decidí llevar una maestría en Marketing no pensé en otra universidad ni siquiera revisé otros programas, sabía que tenía que ser en la Universidad de Lima.