09 de Marzo de 2017

Un arte familiar

La práctica constante de un deporte ayuda a formar disciplina y responsabilidad, pero en el caso del karate las enseñanzas van mucho más allá. Esta disciplina es considerada un arte y, como tal, el aprendizaje también es espiritual. Sus practicantes llegan a desarrollar altos niveles de concentración, respeto, humildad y serenidad. 

Los hermanos Alessandra y Fabrizio Vindrola, estudiantes de la Universidad de Lima, lo saben bien. Han logrado destacar en diferentes competencias de karate, dentro y fuera de nuestro territorio nacional. En la siguiente entrevista nos cuentan más sobre este arte que se ha convertido para ellos en un estilo de vida familiar, pues su mamá también lo ha practicado y los apoya analizando a sus contrincantes.

¿Desde cuándo practican karate?

Alessandra: Desde los ocho años. Yo soy la hermana mayor, Fabrizio hace karate desde el nido y luego siguió haciéndolo en el Centro Naval. Yo lo vi y, como siempre fui muy competitiva, quise entrenar, me esforcé un montón y me encantó. Cuando comencé era difícil, me costaba coordinar, pero luego me fue bien. Yo era fan de las series Naruto y Dragon Ball Z, me encantaba ver los entrenamientos, su coraje y esfuerzo, terminé motivada.

Fabrizio: Practico karate desde el nido, pero a modo de juego, como un deporte de verdad, considero que comencé a los 6 o 7 años. A la selección nacional entré a los 12 años, pero me retiré temporalmente a los 18 para entrenar en mi dojo [escuela], que es el Centro Naval, y volví a la selección ahora que tengo 19 años.

¿Cómo creen que el karate ha sumado importancia en sus vidas?

Alessandra: El karate me ayudó en todo. Yo tengo TDAH [trastorno por déficit de atención e hiperactividad], así que en el colegio me fue pésimo, miraba la mosca que pasaba y me distraía. Yo era inteligente, sin embargo no se reflejaba en mi rendimiento escolar. Pero como este deporte te exige disciplina, autonomía y atención, terminé entre los siete primeros puestos de la promoción. El karate me ha ordenado y me ha dado disciplina; si comienzo algo, lo termino y hago el trabajo bien hecho. 

Fabrizio: El karate te enseña a respetar. También te lleva a formar un carácter perseverante. Si no te sale una técnica, tienes que seguir esforzándote para superarte. No se trata de atacar, sino de defenderse y estar preparado para los problemas.

¿Alguna vez has tenido que defenderte en la calle?

Fabrizio: No, felizmente.

¿Qué tan importante es la figura del sensei?

Alessandra: Un buen sensei te enseña la filosofía del karate. No es un deporte, en realidad, es una filosofía. Aprendes a abstenerte de procedimientos violentos y no puedes golpear a nadie porque siempre actúas en defensa. Buscamos ser mejores personas y ciudadanos, el sensei siempre habla sobre eso y lo demuestra con su ejemplo, como persona honorable. Esto es como la película Karate Kid, hay maestros que te guían por un camino de virtudes y otros que te enseñan mal.

¿Les es difícil organizar sus tiempos entre el karate y el estudio?

Alessandra: Nunca he faltado al entrenamiento por estudiar. Mi mamá les pone el mismo peso a los estudios y al deporte. Es cuestión de balance y de dar prioridad. Si tengo un campeonato, le bajo a los estudios y entreno bastante, luego priorizo los estudios. Ahora estoy llevando dos cursos de verano, para tener más tiempo de entrenar y competir en el ciclo regular, pues viajo bastante. Terminaré mi carrera en cinco años y medio, nunca me han jalado.

Fabrizio: Yo combino bien mis horas de entrenamiento y mis horarios de estudio. No soy el mejor alumno, pero estoy bien.

¿Cuáles consideran sus más grandes logros?

Alessandra: Quedé como la tercera mejor en el mundo a los 16 años, con menos de 48 kilos. He ganado cinco Panamericanos consecutivos. El año pasado fui campeona sudamericana y subcampeona sudamericana en mayores, es lo más lejos que he llegado en mayores. Yo entré con 18 años y me pegaba con gente de 32 años. Mi hermano también ganó el título del tercer mejor del mundo.

Fabrizio: Fui subcampeón sudamericano y panamericano en kata [una especie de danza]. En kumite [pelea], campeón nacional y metropolitano. A nivel de equipos, en kata, donde se tiene que coordinar con tres personas para moverse sincronizadamente, fui campeón sudamericano, panamericano, y quedamos terceros del mundo. Pero te diré que el kumite me divierte más, porque nada está establecido, tienes que adecuarte a tu contrincante y superarlo para ganarle.

¿Alguien más de la familia practica este arte marcial? 

Alessandra: Mi mamá siempre nos acompañaba en el karate y terminó metiéndose a clases y aprendió. Los tres teníamos el mismo tema de conversación y analizábamos juntos el estilo de pelea de nuestros adversarios. Eso me ayudaba mucho, me enfocaba y me formaba una idea de cómo sería una pelea. El Perú no suele invertir mucho en campeonatos en el extranjero, donde te enfrentas a otras personas y aprendes mucho, así que trataba de suplir ese punto en contra analizando videos, junto con mi mamá.

Son muy afortunados por compartir este arte marcial en familia y porque su mamá los apoye tanto. 

Alessandra: Es lindo, realmente; somos como un equipo, mi mamá sigue mis locuras, acepta que entrene un montón de horas. Me apoya mucho.

Fabrizio: Ahora mi mamá ya no practica porque está trabajando bastante, pero me ha tocado pelear con ella, en entrenamiento, y te puedo decir que me da miedo, porque ataca con todo. Ella para estudiando a nuestros rivales y puedes hablar con ella como si fuera una competidora más, porque sabe todo.

¿Cómo son sus rutinas de entrenamiento?

Fabrizio: Todos los días practico, mi hermana también. A veces nos hemos enfrentado.

¿Se pegan?

Fabrizio: Y nos pegamos, claro [risas], como debe ser.

Alessandra: Entreno todo el año, de 6 a. m. a 8 a. m. de lunes a sábado. En verano entreno el doble, en la Universidad con el sensei Yohnny Chávez, de 11 a. m. a 1 p. m. Ahora aprovecho porque no tengo empleo.

¿Pero has trabajado antes?

Alessandra: Todo el año 2016 trabajé en Microsoft, una excelente empresa que fomenta el home office. Eso me ayudó mucho, porque cuando viajaba a competencias me llevaba la laptop. El trabajo me gustó, el ambiente laboral era excelente, aprendí muchísimo, me trataban como una más de la empresa.

Además del deporte, ¿qué otras actividades realizan?

Alessandra: Me gusta crear contenido, escribo un blog de cosas que percibo. Me gusta grabar videos y los cuelgo en mi canal de YouTube, eso me divierte. También me encanta estar con mi familia y viajar. He viajado mucho al extranjero para competir, pero desde que empecé a trabajar, en el 2016, comencé a viajar una vez al mes por Perú.

¿Tienen proyectos en mente?

Fabrizio: Yo tengo metas competitivas, las olimpiadas (2020) y el mundial (2018). También los Juegos Panamericanos (2019), ojalá que no nos quiten la sede para este último.

¿Cómo les va en la Universidad?

Alessandra: Me va bien, me gusta mi carrera. Al principio, quería Comunicación, pero luego leí la malla curricular de Marketing y vi cosas más numéricas, me gustó.

Fabrizio: Yo estudio Negocios Internacionales y el curso que más me ha gustado de la carrera es Derecho Internacional, estudié las bases del comercio internacional.

¿Qué tal es el grupo de karate de la Universidad de Lima?

Alessandra: Es bueno. Tenemos un grupo de noveles, se les enseña lo básico, compartimos nuestros conocimientos entre todos, es un gran grupo. Y vamos todos a competencias, nos hemos integrado muy bien. La última vez, la Ulima llevó a más de 50 personas a la competencia de Chiclayo, el grupo es muy unido.