12 de Septiembre de 2016

Crea+, pequeños grandes cambios para la educación

Nicholas Harmsen (Ingeniería Industrial) es director de Crea+ Perú, organización de voluntariado.

Nicholas Harmsen es egresado de la Carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad de Lima. Y aunque su profesión siempre le ha apasionado, hace cuatro años descubrió algo que califica como otra vocación: ayudar a los demás y generar cambios en la sociedad, a través del voluntariado.

Él ejerce esta nueva vocación en Crea+, una organización que lleva talleres académicos y recreativos a colegios de escasos recursos. Empezó como docente voluntario hace cuatro años y hoy es director de este centro en el Perú.

Nicholas, ¿cómo nace Crea+?
Crea+ empezó en el 2009, en Estados Unidos. Nació con la intención de reforzar la parte académica en escuelas públicas de zonas vulnerables. La idea era llevar voluntarios a los colegios, que hicieran las veces de docentes, los días sábados. Los resultados fueron buenos, y luego esto se extendió a otros países. Aquí, en el Perú, empezamos con el colegio Fe y Alegría, en Chorrillos.

¿Cómo funciona la dinámica en los colegios?
Las primeras dos horas tenemos un taller de Matemática Divertida. Vamos alrededor de 100 voluntarios por colegio y empezamos con 15 minutos de reforzamiento lúdico de valores, luego siguen las matemáticas. Primero se trabaja con material concreto para que los chicos se sientan atraídos, y después con material gráfico. El mayor gancho para los chicos está en la segunda parte, en la cual dictamos talleres multidisciplinarios: danzas, yoga, artes marciales, manualidades, teatro, idiomas, robótica, etcétera. Son talleres increíbles que implementan los voluntarios. Cuando recién vamos al colegio, los niños no saben que las matemáticas van a ser divertidas, por eso el gancho son los talleres que ellos mismos eligen en el día de la matrícula.

¿Qué cambios ves en los niños que asisten a los talleres de Crea+?
Veo cambios muy importantes al cabo de un año, sobre todo en la autoestima: ganan seguridad e interiorizan los valores. También logras entablar una relación de confianza con ellos, te conviertes en una especie de hermano mayor y puedes aconsejarlos. Los padres están muy contentos y esa es una gratificación muy grande para nosotros.

¿Y qué cambia en los docentes?
En ellos también hay una transformación evidente. El voluntariado saca lo mejor de ti, te pone a prueba en muchos escenarios y aprendes bastante, te ejercita en liderazgo, forma agentes de cambio. El cambio en los voluntarios es el segundo gran impacto que tiene Crea+.

¿Cuándo ingresaste tú como voluntario?
Yo entré hace cuatro años, como docente. Empecé enseñando a alumnos de primero a tercero de secundaria, y fue una experiencia muy bonita. Como ingeniero industrial, he trabajado durante cinco años en el mundo de los seguros; también me especialicé en la industria de alimentos.

Y ahora, como director de Crea+, ¿cuáles son tus labores?
Soy director desde hace dos meses, y este primer semestre lo voy a dedicar a visitar cada colegio. Ya abrí talleres Crea+ en nuevos colegios, y, a partir del siguiente semestre, podría abrir otro. Ser director implica ir a colegios a firmar convenios para trabajar ahí, organizar la logística para llevar materiales a las escuelas, donaciones, y también transportar a los docentes en un bus. Este es un trabajo muy bonito, te das cuenta del impacto que puedes lograr llevando a más voluntarios a más colegios.

¿Reciben apoyo de instituciones?
Por un lado, tenemos a los voluntarios que donan su tiempo, y por otro, a los amigos Crea+, quienes al no poder donar su tiempo, patrocinan a niños con una donación mensual. También hay empresas aliadas que nos apoyan.

¿Qué planes tienes para el futuro?
La idea es permanecer aquí de dos a tres años y luego emprender otros rumbos. Pero siempre estaré ligado a esta pasión, porque siempre hay tiempo para dar a la sociedad. Me siento afortunado de estar aquí.

¿Tienes alguna anécdota que quieras compartir?
Nunca olvidaré mi primer día de clases. Siempre es emocionante el primer día, uno no sabe qué va a pasar. Recuerdo que entré en un aula de 35 alumnos de primero de secundaria y, gracias a las capacitaciones que recibí, ya tenía una idea de qué debía hacer cuando identificara al niño más revoltoso: hacerlo mi aliado. Y eso me sucedió con Giovanni, lo hice mi aliado y gran amigo. Me impactó mucho cuando me expresó su cariño a través de una carta. A esa edad, es usual que lo hagan por escrito. Los más pequeños lo expresan verbalmente, con sus gestos y sin timidez.

¿Y a los niños terminan gustándoles las matemáticas?
La experiencia me ha dejado en claro que se puede enseñar matemáticas de manera divertida y lograr que los niños vayan a clase con ganas de aprender más. Es realmente gratificante ver cómo ellos se entusiasman con algo que antes no les llamaba la atención. Es motivador para todos nuestros docentes hacer algo por la educación, aunque se trate de un cambio pequeño.

¿Qué sientes por la Universidad de Lima?
Guardo recuerdos muy bonitos de la Ulima. Puedo decir ahora que elegí la carrera correcta. Me ha gustado mucho formar parte de ella, es algo muy valioso para mí.