Las presiones del mercado interno, unidas a la influencia de las nuevas políticas globales adoptadas por las empresas trasnacionales, han puesto en primer plano a la responsabilidad social corporativa (RSC). Se trata, en realidad, de una relación que beneficia tanto a las empresas como a la sociedad, puesto que los agentes sociales (ciudadanos y organizaciones sociales) y los agentes de mercado (clientes, consumidores, proveedores e inversionistas) obtienen ventajas directas de una inter-influencia cada vez más insoslayable.