29 of April of 2022

La primera red de cajeros móviles

Blink Latam es una innovadora aplicación que gestiona la primera red de cajeros móviles del mundo. Su creador es Henry Medina, comunicador por la Universidad de Lima, quien ha ganado importantes premios por este proyecto, como El Ojo de Iberoamérica, The One Show, Cannes Lions y D&AD. Desde hace años, Henry vive en Bolivia, pero empezó su carrera en el Perú, donde ha trabajado fortaleciendo marcas como Coca-Cola, Pepsi, Nestlé, Mastercard, Bellsouth, entre otras. 

¿Cómo encontraste este nicho de mercado?
Un domingo llegó a mi casa el jardinero y me pidió que, por favor, le adelantara una mensualidad, porque tenía un problema. En ese momento no tenía dinero en efectivo y él no contaba con una cuenta bancaria para realizar una transferencia. Entonces nos fuimos al cajero más cercano a retirar el dinero. Una situación similar me sucedió con la señora que me ayuda en la casa y, en otra oportunidad, nuevamente con el jardinero. Eso me hizo pensar que debía existir alguna manera de recibir el efectivo en casa, y se me ocurrió que quienes tienen plata en las calles, de manera masiva, son los taxistas. Bastaba conectarlos con las personas que necesitan efectivo. Así surgió la idea de crear esta aplicación. En vez de pedir un taxi para que te recoja, lo haces para que te traiga efectivo. Luego la idea se amplió a los motorizados que brindan el servicio de delivery y que también cargan efectivo. Podríamos ampliarlo aún más a las tiendas de barrio. La aplicación está terminada, pero estamos en la etapa de prueba interna con el banco. Esperamos salir más o menos en un mes.

¿Cómo va a funcionar en la práctica?
Para la primera etapa, hemos decidido comenzar con 4.000 motorizados que trabajan con la compañía de delivery Yaigo y que tienen cuentas bancarias o, como mínimo, una billetera móvil. Ellos trabajan con aplicaciones y saben cómo gestionarlas, lo cual hace más fácil adaptarse al sistema. Quien solicita el cash también debe tener una cuenta en el banco. Esta persona pide el dinero y nosotros, a través de nuestro aliado, el banco, confirmamos que tiene saldo e inmediatamente la solicitud pasa al motorizado. Este hace la entrega y se le paga inmediatamente, vía online, a su cuenta. Paralelamente, estamos generando una alianza con las Naciones Unidas para culturizar al sector automotriz de taxistas.

¿Quiénes participan en el proyecto?
Somos un equipo multidisciplinario; tengo socios en finanzas, en tecnología, en banca. 

¿Qué te indica que este negocio va a funcionar?
Todavía se usa mucho efectivo y no hay suficientes cajeros. ¿Cuánto cuesta instalar un cajero en Bolivia? Unos 8.000 dólares, y mantenerlo 1.000 dólares anuales. El BCP tiene en Bolivia unos 400 cajeros automáticos ubicados en los lugares donde hay más transacciones con efectivo. Pero los cajeros no tienen ningún tipo de retorno para el banco, más allá de la fidelización de los clientes. Es una inversión muy fuerte. Nosotros acabamos de ganar en Argentina un concurso de eficacia, porque estamos partiendo con 4.000 vehículos que entregarán efectivo y eso significa una eficiencia de costos de 32 millones de dólares en instalación para el banco que trabaje con nosotros, además de 4 millones de dólares anuales en mantenimiento. 

¿Qué seguridad tienen los taxistas y los motorizados de que no los esté esperando un ladrón en su destino?
Quien hace la solicitud debe tener una cuenta de banco; por tanto, todos sus datos están en el sistema. Asimismo, hay un código de autenticación del banco que llega a mi teléfono, que a su vez está identificado en la compañía de teléfonos. Ese código se ingresa en la aplicación. El motorizado escribe: “Estaré ahí en 20 a 35 minutos”. Así, la persona conoce más o menos la hora de llegada. Además, estamos limitando los montos, como hacen los cajeros automáticos. En esta primera etapa estamos pensando limitarlo a 50 dólares, que es el promedio de los retiros en Bolivia. Según los resultados, veremos si lo subimos, quizá hasta unos 350 dólares.

El proyecto ha ganado varios premios, ¿podrías mencionar cuáles son?
El primero lo ganamos en Argentina. Se llama El Ojo de Iberoamérica, en la categoría de Innovación. El segundo que ganamos fue D&AD, un festival inglés, en la categoría Future Impact, que son los proyectos que van a impactar positivamente en un futuro dentro de la sociedad. El siguiente que ganamos fue The One Show, en Estados Unidos. Hemos ganado también el LUUM Awards en Ginebra, Suiza, a fines del año pasado, en la categoría de impacto social financiero. Hay un festival en Francia, que es el más grande del mundo en creatividad e innovación, llamado Cannes Lions, y hemos quedado en la lista corta. No logramos acceder a más, porque nos faltaban los resultados, pues todavía estamos en la etapa inicial. Estamos cuartos en Iberoamérica y hemos ingresado a Bolivia como uno de los diez países más premiados en Cannes el año pasado. Hemos ganado premios en competencias internacionales de innovación y de experiencia de usuario. Hemos ganado en Inglaterra, en Estados Unidos, en Francia, y dos veces en Argentina. Estamos muy felices por eso. 

Son varios reconocimientos a una gran idea…
Primero pensé darle la solución al BCP, que era nuestro cliente, pero tuve una noche de iluminación. Me pregunté: “¿Por qué dársela a ellos? ¿Por qué no los convierto en aliados?”.  Ahí es que paso de ser un creativo publicitario, un comunicador social, a un empresario startupero, y además fintech. Entonces te das cuenta de que las ideas no tienen límite. Con una idea solucionas un problema financiero, a través de tecnología. Yo no era financista ni experto en tecnología, pero tenía la capacidad de crear una solución a través de las ideas. Lo que hice fue crear una corporación de desarrollo tecnológico llamada Soulftware Corporation, y nuestro eslogan es “Tecnología con propósito”, porque queremos resolver problemas sociales a través de la creatividad y de la tecnología, como en este caso de Blink Latam, con respecto al tema de la inclusión financiera y el acceso a las finanzas a sectores que no los tienen. 

Blink ha tenido bastante exposición en medios, ¿verdad?
El hecho de haber diseñado esta aplicación desde una perspectiva innovadora nos ha dado coberturas a nivel mundial en los medios más importantes y especializados. Eso es lo que logra una buena idea: difusión gratuita. Normalmente tú pagas por una cobertura mediática, pero en este caso estamos hasta en China, India, Estados Unidos e Inglaterra. Hace poco calculamos lo que hubiéramos invertido en comunicación y nos dio una cifra de millón y medio de dólares. Nos está yendo bien. El viernes pasado acabamos de conformar la Cámara Fintech Boliviana y esta compañía ha sido pionera en armarla.

¿Por qué te fuiste a vivir a Bolivia?
Yo trabajaba en el Perú. A los 25 años, tuve la suerte de pasar por dos transnacionales. Estuve primero en BBDO, manejando Pepsi, y después Coca-Cola en McCann Ericsson. Fue en esa época que me invitaron a Bolivia, mediante un proceso de selección. Me convertí en el director creativo más joven. Cuando volví al Perú estuve en Pragma D’Arcy, pero al año me volvió a jalar McCann Ericsson en Bolivia. Sabían que había trabajado con Coca-Cola y me llevaron para lo mismo. Me quedé en esa agencia cerca de ocho años, y en el 2008 decidí independizarme y fundé mi propia empresa de publicidad, Ogilvy Bolivia. 

Además, has tenido experiencia en la docencia...
He sido profesor en la Universidad Católica Boliviana San Pablo durante más o menos cuatro años. Lamentablemente, tuve que dejarla, porque ya no me daba el tiempo entre la agencia, la start up y la docencia. Sin embargo, siempre me invitan a dar talleres y charlas. También he sido profesor de diplomados en la Universidad Privada Franz Tamayo. Tuve la suerte de que me invitaran a ser director académico en Brother Escuela de Creativos, la escuela de creatividad más premiada del mundo. Fueron dos años en los que la escuela logró ganar jóvenes talentos. La última charla que tuve fue en China, en la Universidad de Shanghái. Estaban organizando un evento dentro del Festival Internacional de Publicidad y me invitaron. Fue una maravillosa experiencia. 

¿Cómo fue para ti estudiar en la Universidad de Lima?
En realidad, yo quería estudiar en un instituto, pero mi madre me dijo: “Estudia, si quieres, en un instituto, pero eso te lo pagas tú. Yo te pago solo la universidad”. Así que me puse a investigar cuál era la universidad más prestigiosa en creatividad publicitaria, y fue así que estudié Ciencias de la Comunicación en la Ulima. Hoy me doy cuenta de lo importante que ha sido todo lo que me enseñaron, que gracias a eso puedo plantarme frente a un grupo de financieros y convencerlos de que tengo una solución, porque tengo las herramientas necesarias. La formación que me dio la Universidad de Lima me sirve en los momentos más importantes de mi vida profesional. Es como abrir un cajoncito y sacar lo que necesito, sea un conocimiento de sociología, de filosofía, de psicología o fundamentos del marketing. En la Universidad estudié radio, televisión, cine, edité y realicé muchas cosas más, que se han ido revelando a lo largo de mi carrera, incluso en la etapa más madura de mi vida profesional. El hecho de haber pasado por una universidad como la de Lima me ha dado la capacidad de enfrentarme a la vida, de tener estructura, método, esas cosas que uno aprende en las aulas a veces sin darse cuenta.