10 de Febrero de 2021

Gelatos, no helados

Pablo Vergani y Gonzalo Torrado son amigos de toda la vida. Se conocieron en el colegio y estudiaron juntos Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima. Ahora, además, trabajan codo a codo en un emprendimiento de venta de gelatos: Momenti. Entre sus próximos planes está lanzar una línea de sorbetti. Por ahora venden su producto en tiendas, bodegas y restaurantes, también reciben pedidos por WhatsApp y por su página web. Próximamente, quisieran abrir una tienda propia y, más adelante, franquicias.

¿Quién tuvo la idea de emprender con una gelatería?

Pablo: La idea surgió cuando me fui, en septiembre del 2019, al Politécnico de Milán a estudiar la Maestría en Project Management. Mi plan era quedarme un par de años para tener una experiencia laboral y luego volver al Perú, pero surgió la pandemia y regresé antes de lo pensado. Entonces llamé a Gonzalo, pues sabía que él siempre había querido emprender y le propuse abrir una gelatería. Me motivó el hecho de ver en Italia tantos negocios de este tipo, prácticamente en todas las calles y todos tan buenos. Así fue como empezamos.

¿Qué distingue sus productos?

Gonzalo: Se caracterizan porque son artesanales. Se hacen en olla y pasan por un proceso de pasteurización y cremado. Por otro lado, los nuestros son gelatos, no helados. Eso significa que el ingrediente principal es la leche. Ello implica variaciones en la textura y los hace más densos. Los vendemos en potes de tres tamaños: el personal (148 ml), el mediano (473 ml) y el grande (946 ml). Por ahora, el tamaño personal tiene bastante demanda. Tenemos promociones de four-pack y six-pack para que disfruten varios sabores. Estos son: vainilla francesa, dulce de leche, cookies & cream, chocolate bitter, cochobrownie y salted caramel.

¿Cómo llegaron a los sabores que venden?

Pablo: Inicialmente hicimos una encuesta a partir de cincuenta sabores y nos quedamos con los seis más votados. Luego Franklin Rivas, nuestro socio y un chef muy talentoso, preparó estos seis y le salieron muy ricos. Organizamos un focus group con esta selección y tuvieron una gran aceptación, podemos compararlos con los sabores de las mejores heladerías.

¿Dónde los venden?

Gonzalo: Iniciamos con un canal propio, tomando los pedidos por Instagram y WhatsApp. Para crecer, hablamos con personas que tenían bodegas, restaurantes y tiendas de diverso tipo. Llevamos nuestros productos para que los probaran, pues son muy ricos y, al probarlos, se bajan muchas barreras. Ahora vendemos en Asia, en las playas Flamencos y Playa del Sol, en Punta Hermosa. Además, acabamos de entrar a Freshmart.

¿Qué objetivos se han trazado ahora?

Pablo: Nuestro objetivo principal es abrir una tienda propia más adelante. Por ahora estamos enfocados en los objetivos de la primera fase de nuestro plan: trabajar en una cocina oculta y que el negocio sea rentable. Una vez que eso se estabilice, lo siguiente es abrir una tienda en Lima y, si pasamos a la siguiente fase, tratar de abrir otra y luego otra, inclusive abrir una franquicia.

Gonzalo: Además, hemos sacado nuevos productos. Son sorbetti de cuatro sabores: piña, mango, fresa y azaí, que es una fruta amazónica parecida a la uva. El sorbetto se hace a base de frutas, no tiene lácteos. Es un buen complemento a la línea que ya tenemos. Se endulzan con estevia, son libres de octógonos y sin gluten.

¿Qué retos se les han presentado a lo largo de este tiempo?

Gonzalo: Se nos han presentado varios. Para empezar, la pandemia, que implica varias limitaciones y nos exige tomar una serie de medidas de bioseguridad. Pero estamos optimistas. Por otro lado, si bien el primer mes, con el apoyo de amigos y familiares, arrancamos con un pico de ventas interesante, ahora el negocio depende de nuestro esfuerzo, de que la gente pruebe la marca. Creemos en este proyecto y sabemos que los resultados se van a dar a largo plazo.

Además de este emprendimiento, ¿tienen otra ocupación?

Pablo: Ahora me dedico a tiempo completo a este negocio, al igual que Franklin. Dentro de poco volveré a Milán, donde entraré a un proceso de entrevistas de trabajo. Seguiré en Momenti, aunque de manera remota.

Gonzalo: Yo soy jefe de la categoría de Cuidado Personal en Alicorp, con productos como Aval, que han tenido un rol importante durante esta pandemia. Entré a esta compañía en marzo del año pasado y tenemos el reto de desarrollar esta unidad de negocios, traer nuevos proyectos y crecer.

¿Qué hacían antes?

Gonzalo: Antes estuve en P&G. Empecé como practicante en Planeamiento Comercial, me ocupaba de las plataformas de ventas, luego fui representante de Ventas en el canal tradicional en Lima y llegué a ser gerente de unidad, fue una experiencia muy buena, que me ha servido de background.

Pablo: Antes trabajé en el BCP como ejecutivo de cuentas en Banca Empresa. Empecé como analista de negocios y me promovieron a ejecutivo de cuentas. Después me fui a estudiar la maestría. En el banco trabajaba con una cartera de clientes que facturaban de diez a cincuenta millones de soles al año. Los visitaba, atendía sus necesidades, les ofrecía servicios y productos financieros que ellos necesitaban y defendía sus propuestas de crédito.

¿Cómo les fue en su época de estudiantes universitarios?

Gonzalo: La época de la Universidad fue muy bonita por muchos motivos: hice grandes amigos con quienes sigo en contacto hoy. A mi socio Pablo lo conocí antes, en el colegio, y en la Universidad se afianzó nuestra amistad. La Universidad de Lima es de las mejores a nivel nacional, valoro mucho su plana docente y los cursos, que me ayudaron muchísimo en mi desarrollo profesional y en este emprendimiento. Tengo el mejor recuerdo de la Ulima.

Pablo: Yo siento que la Universidad de Lima nos formó muy bien. La Carrera de Ingeniería Industrial es muy completa, te abre la mente a diferentes oportunidades y a procesar cualquier tipo de conocimiento e información, además de desarrollarte el razonamiento numérico. La Carrera me ha permitido hacer una maestría en el extranjero, al nivel de cualquiera de los estudiantes de otros países, y ahora dedicarme a mi propio negocio. Por otro lado, al estudiar la maestría en el Politécnico de Milán, que es muy bueno y muy reconocido allá, pude notar que la Ulima me preparó muy bien, pues tenía una base muy buena para el análisis de los casos.