22 de Mayo de 2024

Transformar desafíos en oportunidades

Desde que estudiaba Ingeniería de Sistemas en la Universidad de Lima hasta su actual posición como jefa de Proyecto en JP Morgan (Reino Unido), Dorella Chu ha experimentado un crecimiento continuo y varias adaptaciones en el Perú, el Reino Unido y China. Su profesión le permite trabajar con lo último de la tecnología, implementar nuevos procedimientos, capacitar en el uso de estos avances y procesos a otras personas, y ayudar a otras áreas a obtener mejores resultados.

¿Cómo fue que decidiste vivir en Londres?
Decidí estudiar una maestría para ampliar mis oportunidades profesionales y observé que, en el BCP, donde yo trabajaba, varias personas tenían una maestría de la Manchester Business School, así que comencé a investigar, asistí a ferias de MBA y hablé con la directora de Admisiones de la mencionada universidad. 

Me trasladé a Londres, donde primero tomé un curso de inglés para rendir el examen TOEFL, adquirí el diploma y luego solicité el ingreso al MBA de la Universidad de Manchester, que tuvo una duración de 18 meses. En clase, éramos 103 alumnos de 30 nacionalidades, de los cuales 11 éramos peruanos.

¿Tu trabajo en JP Morgan es tu primera experiencia laboral en Londres?
No. El MBA que seguí en la Universidad de Manchester me dio la oportunidad de participar en tres proyectos, lo que me brindó experiencia laboral en Inglaterra. El primer proyecto fue en un museo en Manchester; el segundo, en una plataforma web de comparación de precios; y el tercero, un proyecto internacional que se realizó en Nueva York y San Francisco (Estados Unidos). Este último consistía en desarrollar una aplicación de donaciones y realizar investigación de mercado. Mi parte de la investigación de mercado se llevó a cabo en Nueva York.

Antes de eso, realicé una pasantía que me ayudó a conseguir trabajos en el Reino Unido. La hice en Morgan Stanley durante ocho semanas, en Riesgos y Control. Anteriormente, había trabajado en el BCP, en seguridad de la información. Fue esa experiencia la que me ayudó a obtener la pasantía. Me mudé de Manchester a Londres por ocho semanas para realizarla. Después, me trasladé a China para realizar un intercambio académico como parte de la maestría. Viví en Shanghái durante cuatro meses, mientras cursaba materias electivas en la Universidad de Fudan.

¿Fue una buena experiencia para ti?
Sí, definitivamente. Shanghái es una ciudad muy internacional. A veces, la comunicación era un desafío. Aprendí algunas palabras en chino, pero siempre encontraba a personas que hablaban inglés. Sin embargo, en lugares como Pekín, prácticamente solo se habla chino. Después de completar mi último proyecto, en el 2016, obtuve un contrato con la empresa farmacéutica AstraZeneca. Allí implementé un modelo de gobierno para el área de finanzas. El ambiente laboral era muy bueno y tuve la oportunidad de interactuar con diferentes áreas para explicar el modelo de gobierno y lo que se requería de cada persona. 

Estuve en AstraZeneca siete meses. Trabajaba con cuatro jefes de área, quienes me asignaban personal con el que debía colaborar para implementar el modelo. A medida que les explicaba los beneficios del proyecto, aprendí a adaptar mi enfoque según la persona y a trabajar con diferentes equipos para lograr nuestros objetivos. Fue crucial construir relaciones para obtener la información necesaria. Tuve la oportunidad de conocer a personas de diversas áreas y desarrollar amistades mientras buscaba oportunidades laborales allí.

¿Cómo llegaste a JP Morgan?
Cuando mi contrato en AstraZeneca estaba por terminar, comencé a aplicar a diferentes puestos, uno de estos fue en JP Morgan, donde fui aceptada. Trabajo en la oficina de Bournemouth, al sureste de Londres, a unas dos horas y media de distancia. En esta oficina se concentran las operaciones, el cumplimiento normativo y la tecnología, que son áreas principales. Este centro es el segundo en importancia para la tecnología dentro de JP Morgan, después del de Estados Unidos. Gracias a mi experiencia en AstraZeneca, conseguí el trabajo en JP Morgan, después de pasar por cuatro entrevistas.

¿Qué responsabilidades tienes actualmente?
Soy jefa de Proyecto. Manejamos diversas iniciativas de tecnología, principalmente centradas en infraestructura. Por ejemplo, en este momento estamos enfocados en la modernización de todos los sistemas del banco y la migración a un nuevo centro de datos. La prioridad actual es la modernización y los temas relacionados con la nube. Mi trabajo implica supervisar la actualización de aplicaciones, validar pruebas para esta migración y hacer seguimiento a la cartera de aplicativos, sobre todo en la plataforma de pagos. Mi director de área maneja un portafolio de 144 aplicaciones y soy responsable de supervisar el proceso de principio a fin. Esto implica mucha comunicación con los interesados, seguimiento de requisitos y garantía de que cada paso se complete correctamente.

¿Qué es lo que más valoras de tu trabajo en este momento?
Algo que valoro mucho en este momento es la flexibilidad que me ofrece mi trabajo, ya que tengo un hijo de dos años, lo que supone que a veces debo ausentarme, y encuentro mucha comprensión al respecto. Siempre me apoyan en ese sentido. Además, en los siete años que llevo en JP Morgan, he tenido la oportunidad de cambiar de equipo en tres ocasiones. Considero que esta capacidad de movilidad dentro de la empresa ha sido realmente valiosa para mí. También, aprecio mucho el respeto por las diferencias. La empresa valora la diversidad cultural y personal, lo que es evidente en su aceptación de personas de diferentes orígenes y nacionalidades.

¿Podrías compartir un proyecto en el que hayas trabajado recientemente?
Recientemente, trabajé en un proyecto relacionado con una herramienta utilizada en el banco para gestionar repositorios, que son básicamente contenedores de códigos. El objetivo era asegurarme de que todos los repositorios cumplan con ciertos lineamientos y alcancen una métrica específica, como, por ejemplo, una tasa de adopción del 100 %. Precisamente, logré aumentar esta de 95 % a 99 %.

El proyecto implicaba aprender a utilizar la herramienta, colaborar con los jefes de aplicación para resolver problemas de código y asegurarme de que se cumplan los lineamientos establecidos. También, fue importante obtener la colaboración de otras personas del equipo.

Este proyecto duró aproximadamente tres meses y, al finalizar, informé a la alta dirección que siete directores de área habían alcanzado el 99 % de cumplimiento y algunos habían llegado al 100 %. Esto garantizó que todos los códigos estén alineados y cumplan con los mismos estándares, lo que también contribuyó a proteger su seguridad.

¿Podrías explicar qué son exactamente los repositorios de códigos?
Cuando se crea un código de programación, se coloca en un repositorio que actúa como un contenedor. El código debe cumplir con ciertos estándares o lineamientos, como tener un dueño designado, una estructura clara y autorizaciones específicas. El repositorio almacena el código y proporciona una forma de gestionarlo y utilizarlo. Por ejemplo, si se desea migrar una funcionalidad, el código puede ser utilizado como una herramienta para realizar esa tarea. Es como presionar un botón para hacer que el código se mueva de un lugar a otro. Los lineamientos garantizan que cumpla con ciertos criterios de calidad y seguridad.

¿Cómo era tu trabajo en el BCP?
En el BCP trabajé durante siete años. Comencé como analista de seguridad. Mi función principal era desarrollar lineamientos de seguridad y guías para los jefes de aplicación. Por ejemplo, establecía las políticas y los procedimientos de seguridad para bases de datos, y definía los niveles de acceso para los usuarios. Como equipo, elaboramos los lineamientos que los desarrolladores debían seguir rigurosamente. Estuve en ese rol durante dos años. 

Luego, pasé a ser jefa de Proyecto. En este rol, implementé un CRM para la banca corporativa, así como SAP GRC para la gestión de riesgos en tiempo real. También, me encargué de implementar los accesos para toda la institución bancaria. Esto supuso definir los roles de cada individuo. Por ejemplo, determinaba a qué aplicativos podía acceder un cajero, según sus responsabilidades. Me reunía con los cajeros para comprender sus necesidades y luego definía los permisos técnicos correspondientes. 

Posteriormente, todo esto se integraba en una herramienta y capacitaba al personal para administrar estos accesos. Finalmente, trabajé como bróker de sistemas para Credicorp, el holding al que pertenece el BCP. Mi función era coordinar con los jefes de sistemas de otras entidades, como Pacífico y Primax, así como BCP Bolivia. Tenía un presupuesto asignado y actuaba como mediador para traducir sus requerimientos en proyectos ejecutables. Esto implicaba interactuar con los desarrolladores para evaluar su capacidad, los costos y las horas hombre necesarios. En el BCP, debido a su tamaño y estructura, siempre había oportunidades para innovar e implementar nuevas iniciativas.

¿El BCP fue tu primer trabajo en Lima?
Antes, estuve en Tec Data, donde me encargaba de generar reportes de ventas para productos de hardware como monitores y teclados. Luego, fui practicante en Pacífico Seguros, como encargada de la gestión y el mantenimiento de la página web de Pacífico Vida. Posteriormente, trabajé en IBM, en el área de Software, en el desarrollo de demos que se presentaban a los clientes. Tras esto, realicé prácticas en el banco y luego fui contratada.

¿Qué te gusta de tu profesión?
Sistemas es un campo muy dinámico. Ahora, lo último en tecnología es la nube, y siempre hay novedades, así que nunca me aburro. En el BCP y en JP Morgan, he encontrado siempre nuevos desafíos, funcionalidades o softwares por abordar.

¿Cómo fue tu experiencia en la Universidad de Lima?
Fue una experiencia muy buena en la que conocí a personas muy inteligentes. Soy de Chimbote y, cuando terminé la secundaria, me mudé a Lima para estudiar. Sentí un cambio enorme. La calidad de la educación me pareció excelente en la Universidad y siempre teníamos acceso a computadoras. Ahí aprendí a programar y adquirí conocimientos sobre redes, mapeo de datos, entre muchos otros temas. Todo lo que sé sobre codificación lo aprendí en la Ulima. Muchos de mis compañeros tuvieron experiencias de intercambio en otros países, yo también, eso me animó a estudiar una maestría en el extranjero. Se lo debo a la Universidad.