17 de Junio de 2016

Un ingeniero Ulima en la ciudad de la diversión

En el 2008, a Luis Fernando Boza lo invitaron a implementar y poner en marcha un concepto de diversión para niños que era una novedad en el Perú: levantar una miniciudad donde los niños pudieran jugar a trabajar, a apagar un incendio, a atender un herido, etcétera. Hoy, muchos padres de familia conocen Divercity. Lo que pocos saben es que Luis Fernando, egresado de la Carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad de Lima, fue el encargado de hacer realidad esa ciudad soñada para los chicos.

¿Cómo asumiste el encargo en el año 2008?
Desde un inicio fue un reto muy interesante, pues tuvimos que armar el proyecto desde cero, convocando marcas importantes del mercado peruano a acompañarnos en esta aventura y utilizando su soporte para financiar la construcción del proyecto. Fue un proyecto de 8 millones de dólares, con una inversión accionaria de apenas un millón de dólares. El inicio de operaciones fue también un reto: poner en marcha un equipo de cerca de 300 personas de un día al otro y en plena temporada vacacional. El éxito fue abrumador, pero tremendamente grato. Ahora hacemos felices a miles de niños a diario y lo hacemos impartiendo valores y conocimientos de vida.

¿Cuántos niños visitan Divercity en los meses de alta y en los de baja demanda?
Nuestro promedio de visita mensual es de 40.000 personas. En los meses de máxima demanda, nos acercamos a las 60.000 personas. En los meses más bajos bordeamos los 25.000 visitantes. El público es variado, pues mientras los fines de semana y durante las vacaciones nos visitan mayormente grupos familiares, el resto del año vienen los escolares. Al terminar el año, los eventos por Navidad de las empresas copan nuestra capacidad.

¿Cómo les va con las promociones que hacen para colegios y cómo así decidieron brindar este servicio?
Nuestra meta es darle la máxima utilización a la infraestructura que tenemos, en beneficio de la mayor cantidad posible de niños, alcanzando visitantes de todos los estratos socioeconómicos. No podemos desperdiciar un día sin niños en el parque. Por eso tenemos un esquema de tarifas escalonadas para todo tipo de colegio, que va desde la gratuidad total (casos de instituciones especiales o de apoyo social) hasta un 50 % del precio regular de taquilla. En Divercity los niños entienden e interiorizan conceptos que en un salón de clases podría tomar varias semanas enseñar.

¿Han llevado a cabo una encuesta sobre la satisfacción de los clientes?
Realizamos 3.000 encuestas mensuales a todo tipo de público, tanto niños como adultos. Los resultados de nuestras evaluaciones muestran un nivel de satisfacción muy alto: de 99 % a 100 % de los niños nos evalúan positivamente en la variable de diversión, mientras que por encima del 95 % de los adultos nos aprueban en temas de seguridad, aprendizaje, alimentación y servicio. Tenemos una filosofía de mejora continua y un comité de calidad que se reúne semanalmente para revisar cualquier queja o sugerencia recibida, y esta genera las acciones correctivas necesarias.

¿Qué planes tienes para este año?
Para este año el reto es implementar un programa que aumente el impacto publicitario que brindamos a nuestras marcas aliadas, extendiendo la experiencia del niño con la marca en la dinámica del parque a la familia y sus amigos. El niño es un gran influyente en las decisiones de los padres y el vínculo emocional que logran las marcas con ellos acá puede llegar también a sus padres y amigos al ver y compartir con ellos su experiencia.

¿Existe la posibilidad de que hagan un modelo de negocio parecido a Divercity o de crecer en provincias?
No descartamos la posibilidad. Sin embargo, para que este concepto tenga suficiente acogida a nivel no solo del público visitante, sino de las marcas que nos acompañan, necesitamos una masa crítica de al menos unos 3 millones de pobladores. Ninguna ciudad del Perú, salvo Lima, cumple esta característica.

¿Cuál dirías que es el mayor logro de Divercity?
Haber conseguido sostener que, durante 5 años, nos visiten más o menos 450.000 personas cada año. Esto, gracias al trabajo de un equipo de personas que suman esfuerzos, orientados todos a lograr la máxima satisfacción de nuestros visitantes. Otro logro muy importante es hacer que las empresas, a través de sus marcas, participen y contribuyan a la formación y aprendizaje de los niños.

¿Podrías mencionar una satisfacción importante que hayas tenido en Divercity?
Armar este proyecto desde cero, conformar un equipo de primera para construirlo y ponerlo en marcha en tiempo récord y con gran éxito es, sin duda, una gran satisfacción. Hoy en día nos alegra ver el entusiasmo, la emoción y la alegría que entregamos a tantos niños. Sus caras y sonrisas desde que llegan hasta que se van lo dicen todo.

¿Podrías mencionar algunos de tus trabajos anteriores?
Mi vida profesional ha estado llena de retos y logros. Fui gerente de Marketing de Gillette Company en el Perú a los 28 años; a los 30 años asumí la Gerencia de Marketing de PepsiCo para tres países: Perú, Paraguay y Bolivia. También fui country manager de tres países, liderando un proceso de refranquicia del territorio boliviano. Posteriormente, trabajé en Coca-Cola como gerente de Marketing y Deputy Manager de un territorio. Por último, tuve mi propia experiencia empresarial, de la que aprendí mucho, antes de llegar a Divercity. En todas y cada una de mis experiencias, podría hablar de logros y cosas gratas, pero ninguna como esta última en Divercity.

¿Qué recuerdos guardas de la Universidad de Lima?
De la etapa universitaria, tanto de la Universidad de Lima como de mis estudios posteriores en Harvard, guardo los mejores recuerdos. Han sido años maravillosos donde aprendí mucho y conocí personas con grandes aspiraciones y capacidades. La Universidad de Lima desarrolló en mí una gran capacidad de análisis y me enseñó a sacar lo mejor de mí en todo momento. La Carrera de Ingeniería Industrial me dio una gran visión de negocios y de empresa. Posteriormente, mi inclinación hacia el marketing y las finanzas fue más una consecuencia de mis aprendizajes en Harvard y en Gillette Company, en Estados Unidos.