23 de Junio de 2014

La relevancia del factor humano en la educación

Yolanda Castro Robles (Pontificia Universidad Javeriana de Colombia).

La doctora Yolanda Castro Robles, catedrática de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia y especialista en educación y desarrollo humano, fue la expositora principal del encuentro anual de directores escolares Gestión de Calidad en Instituciones Educativas, llevado a cabo en la Universidad de Lima. A continuación, ella nos comparte algunas reflexiones sobre la gestión de la educación, los componentes que fortalecen los procesos escolares, los contextos locales y mundiales que influyen en la función pedagógica, entre otros asuntos.

¿Qué tipo de educación es la más pertinente en esta sociedad del conocimiento y estos tiempos de globalización?
Sobre este tema, me gustaría señalar dos aspectos. En primer lugar, quiero destacar esa relación entre lo local y lo global, lo que nos lleva a pensar en cómo lograr establecer propuestas educativas que estén ligadas a estos contextos en medio de una especie de tensión entre lo que el mundo global exige en términos de formación versus las necesidades y problemáticas de los contextos locales.

En segundo lugar, resalto esa relación entre los llamados nativos digitales y las tecnologías de la información y de la comunicación. Estos vínculos nos exigen preguntarnos cómo abordar los procesos de los saberes y conocimientos desde la escuela, además de cómo ponernos al día en un diálogo entre instituciones educativas, docentes y jóvenes a propósito de esa mediación tecnológica.

¿Cómo lograr que la educación haga foco en el desarrollo humano?
En la actualidad, conviene preguntarnos cuáles son los valores que estamos construyendo desde los procesos formativos en las escuelas, sobre todo en una región como Latinoamérica en la que subsisten las inequidades sociales y la pobreza. Recordemos que más de un especialista, como el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, ha señalado que el mercado se consolida cada día más en un referente que influye en la constitución de las identidades de las personas, además de generar una serie de necesidades según sus propias reglas, por lo que es necesario preguntarnos qué tipo de valores estamos fomentando.

Actualmente, en el ámbito de la educación, una palabra mencionada con frecuencia es gestión. Al respecto, ¿qué modelo de gestión se debe considerar para los tiempos actuales?
Gestionar significa organizar procesos en función de los objetivos y de las intenciones formativas de las instituciones. En ese sentido, en el terreno educativo, se debe pensar y planificar cada proceso administrativo, pedagógico o de convivencia en función de los sujetos que se están formando. Asimismo, hay que reflexionar en cómo lograr la confluencia de estos procesos. Recordemos que las funciones de los directores no se limitan únicamente a las tareas administrativas o de organización de recursos, pues a ellos también les compete gestionar una propuesta educativa, pensar en los métodos de enseñanza de los profesores, manejar los problemas que estos encuentran en el ejercicio de la docencia, entender por qué los estudiantes no están aprendiendo, reflexionar sobre la formación que necesitan los profesores, entre otros asuntos.

La gestión provee herramientas importantes que reorientan los procesos, buscan otras rutas o involucran a las comunidades a participar en un proyecto de manera conjunta. Pero cuando las instituciones instrumentalizan los procesos en función solamente de los resultados, se reducen las posibilidades de pensar en una gestión que favorezca realmente el trabajo de una organización. Por ello, un director tiene que estar capacitado para saber usar esos instrumentos y no dejarse guiar exclusivamente por los instrumentos que le propongan.

¿Qué otros componentes deben ser tomados en cuenta para fortalecer los procesos escolares?
Quiero subrayar uno en especial, y me refiero al componente de la convivencia. Por ejemplo, en Colombia, fenómenos como el bullying o los conflictos entre jóvenes y profesores persisten, y ya se ha visto que la disciplina y el castigo no son medidas que funcionen necesariamente para remediar estas situaciones. Ante este panorama, es importante generar una sensibilidad que reconozca y respete a los demás. Este problema no es solamente educativo. He ahí la trascendencia de una gestión de la convivencia que vincule a los padres con otros sectores para mejorar esas relaciones entre los sujetos.