15 de Octubre de 2018

Voluntad para modernizar el sector público y servir al país

Siempre tuvo la vocación de servir al país y, después de 20 años de trabajar exitosamente en el sector privado, le ofrecieron la oportunidad de ser presidente del Consejo Directivo del Indecopi. No lo pensó dos veces.

Ivo Gagliuffi es abogado por la Universidad de Lima. Ingresó al Indecopi en el 2016, con el compromiso de modernizar esta institución y de acercarla a los ciudadanos. Entre otras cosas, ha logrado poner en marcha un piloto de teletrabajo con 20 colaboradores y proyecta incrementarlos a 300. Y ha conseguido que las solicitudes de registros de invenciones se hagan virtualmente. Pero hay mucho más por delante.

¿A qué apunta el Indecopi?
El Indecopi apunta a la digitalización para brindar mensajes y un servicio amigable a la ciudadanía. Apunta a un plan laboral que retenga y atraiga el talento, a mantener el liderazgo con los mejores profesionales y a lograr un posicionamiento interno e internacional, como entidad técnica de referencia.

Se comenta que le has inyectado energía y dinamismo a la institución.
La verdad es que todo el equipo tiene una visión de vocación de servicio muy marcada y la traslada a una actividad propositiva. No somos funcionarios de escritorio ni pasivos. No esperamos a que nos lleguen las soluciones, sino que constantemente buscamos formas de innovar, de reinventarnos y cumplir con lo que establece el marco legal en favor de las personas. Tratamos de ser muy empáticos para acercarnos a la gente.

¿Cuáles son los principales retos que afrontas allí?
El Indecopi tiene dos columnas: la administrativa y la resolutiva. La última es la fábrica que resuelve controversias o pedidos de los usuarios. Ese equipo es absolutamente independiente. Yo estoy a cargo de la columna administrativa, que se dedica a la gestión institucional, a apoyar las políticas públicas y a representar a la institución en congresos y ante diferentes estamentos, como el Congreso, el Ejecutivo, los medios de comunicación, etcétera. Aparte de esa función institucional, está la marcha administrativa operativa. Nos encargamos de que la institución camine, de que la parte resolutiva esté bien atendida, pero no tenemos injerencia en lo que resuelven.

¿Qué metas se ha trazado el área operativa?
Hemos identificado seis metas o ejes. Primero, la digitalización, que estará completa en el 2021. En una primera etapa, hemos implementado la Gaceta Electrónica de Propiedad Industrial, donde se publican gratuitamente las solicitudes de registros de signos distintivos, invenciones y nuevas tecnologías. Ya no es necesario publicar en el diario El Peruano, con lo cual se ahorran costos. Así, hemos logrado elevar en 26,7 % los registros de marca y somos el primer país en Latinoamérica en incrementar porcentualmente el registro de marca, además del más rápido de la región en este registro.

¿Cuánto tiempo demora hacer un registro?
Dos meses y medio, cuando nadie se opone. Esto es un avance y nos hace más competitivos. Por otro lado, antes de fin de año haremos audiencias virtuales de conciliación, entre otras cosas. La gran meta es el TUPA en línea y el expediente electrónico. Queremos que todos los procedimientos y servicios de la institución se puedan desarrollar de manera virtual.

¿Y el segundo eje?
El segundo eje es el Indecopi Laboral. Hemos desarrollado un plan de clima laboral muy bueno, que implica un reconocimiento a nuestros funcionarios sobre el esfuerzo que hacen, celebración de fechas importantes pero con austeridad y capacitaciones en el Perú y en el extranjero sobre la base de convenios internacionales con agencias pares. Además, somos la primera institución del Estado peruano en sacar adelante el teletrabajo. El primer piloto está en marcha con 20 trabajadores y proyectamos incrementar el número a 300 el próximo año. Otro eje es el Indecopi Comunicativo.

¿De qué se trata?
Por un lado, estamos promocionando los otros trabajos que realizamos aparte del más conocido, que es la protección del consumidor. Vemos también temas de libre competencia, publicidad y competencia desleal, sistemas de protección de propiedad intelectual, dumping, subsidios y barreras arancelarias, eliminación de barreras burocráticas y sistema concursal.

También están apostando por la comunicación en redes sociales.
Así es. Ya no nos limitamos al canal ortodoxo de la nota y la conferencia de prensa. Ahora hacemos guías interactivas digitales, con información gráfica y electrónica. La semana pasada lanzamos la primera histografía, que es un cómic con información sobre un tema puntual que la gente necesita conocer.

¿Cómo fue la primera histografía?
La primera trató sobre los derechos de los pasajeros de las aerolíneas. Se explicaba qué debían hacer cuando se reprograma un vuelo, se sobrevenden pasajes o se pierde el equipaje. Por ejemplo, si la aerolínea se demora más de dos horas, se puede pedir una llamada telefónica y un refrigerio; si demora más de cuatro horas, se pide una comida; para más de seis, una noche en el hotel. Eso está reglamentado, pero en un lenguaje legal, por eso hemos hecho la histografía, para que todos lo entiendan.

¿Cuál es el cuarto eje?
Es Indecopi Académico Internacional. Concentramos nuestra participación y nuestros recursos en tres foros de gran impacto: la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la UNCTAD —que es el brazo comercial de las Naciones Unidas— y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Eso nos permite recibir cooperación y capacitación de esos foros. No solo asistimos a reuniones, sino que también somos protagonistas, aportamos con papers y exponemos nuestras experiencias. El Indecopi es visto como un líder regional, y eso se debe a un trabajo sostenido de 25 años.

¿Qué están haciendo en cuanto al servicio y a la atención que ofrecen a las personas?
Ese es el quinto eje. Antes de fin de año, tendremos un protocolo de atención mucho más sofisticado, tanto telefónico como presencial y virtual. Este protocolo le permitirá a la plana gerencial medir, monitorear y saber cómo se atiende a los usuarios. Si es con una sonrisa, en cuánto tiempo y si se les entregó la información que buscaban. Eso es muy importante, porque nadie viene al Indecopi por placer. Entonces, lo mínimo que podemos hacer es atender amablemente a las personas y darles la información que requieren.

¿En qué medida las cualidades personales ayudan a hacer el trabajo?
Bueno, primero hay que comprender que esta institución no funciona sin un trabajo en equipo. El equipo humano del Indecopi es muy profesional. Tenemos un consejo directivo y diez gerencias. Ellos lideran la institución y todos nos contagiamos mutuamente. Más que cualidades personales, son cualidades de equipo. Lo que hay que saber es identificar quién hace mejor qué, saber escuchar, asumir la responsabilidad por las decisiones difíciles. La histografía, por ejemplo, no fue mi idea, y ha sido un éxito, ha tenido 200.000 vistas en cuatro días. Checa tu Taxi fue otro éxito. Generamos una histografía interactiva que compara los aplicativos de las empresas de taxis. Unas operan desde el Perú, otras no; unas revisan los antecedentes penales de los conductores, otras no. La idea es ponernos los zapatos de la gente para ofrecer información útil.

¿Extrañas el sector privado?
Considero que esta experiencia en el sector público es invaluable, aunque lo vivido en el sector privado también ha sido muy bueno. Yo trabajé como practicante en diferentes estudios de abogados y terminé en el Estudio Echecopar. Luego pasé al Estudio Ferrero, que ahora es PPU, y después fundé mi propio estudio con dos egresados de la Universidad de Lima: Jorge Lazo y Fátima Romaña. El estudio era Lazo, Romaña y Gagliuffi. Actualmente es uno de los diez o quince estudios más grandes del país, con aproximadamente 50 abogados. Me retiré completamente cuando asumí este cargo.

¿Fue una decisión difícil?
Lo fue, pero tenía ganas de venir al Estado. Quería hacer servicio civil algún día, y la primera institución en mi lista era el Indecopi, así que cuando me plantearon la posibilidad, no lo pensé dos veces. Mis socios fueron muy comprensivos, porque somos muy amigos, además.

A dos años de haber asumido este cargo, ¿cómo evalúas la experiencia?
Es excelente. Si bien a veces enfrentamos casos muy complejos, crisis políticas, problemas difíciles en casos emblemáticos, temas presupuestarios, uno debe manejarlos y acostumbrarse a eso. Pero lo que te da el sector público —y no necesariamente el privado— es la posibilidad de impactar de manera colectiva. El sector privado te da la satisfacción de ganar bien, de sacar adelante un caso, de proponer una política a través de un gremio. Pero son temas referidos a una empresa, a un grupo. El sector público te permite sacar adelante una ley que tiene impacto en el país, diseñar una política pública que se va a mantener en el tiempo, liderar un equipo de 1.500 colaboradores, tener 26 oficinas regionales, viajar por todo el Perú conociendo la realidad nacional. Eso solo te lo da ese sector. Es una experiencia muy satisfactoria para mí. Yo sugeriría a todos los estudiantes de la Universidad de Lima trabajar en algún momento en el sector público. No solo se trata de quejarse y de pagar impuestos, algún día tienes que servir a tu país.

¿Qué te pareció la Universidad de Lima?
Tengo gratos recuerdos de mi Universidad. Yo empecé en Comunicación, pero a los dos años me empezó a gustar Derecho y, afortunadamente, tuve buenos profesores que me orientaron vocacionalmente, así que me pasé a esa carrera. Fue muy interesante porque, además de hacer excelentes amigos, tuve muy buenos profesores y valoré la visión técnica, profesional y corporativa de la Universidad de Lima. Conservo el mejor recuerdo de mis épocas de estudiante.