13 de Mayo de 2021

La economía peruana en el marco de la segunda vuelta electoral

La economía peruana venía desacelerándose desde hace diez años. Los problemas políticos de los últimos años no han ayudado a mejorar la situación. Y a ello se suma ahora la pandemia y la coyuntura electoral. En este contexto, el doctor David Tuesta, docente de la Maestría en Tributación y Política Fiscal de la Universidad de Lima, manifiesta sus apreciaciones sobre el panorama económico nacional.

¿Cómo se encuentra la economía peruana y cuáles son los retos más relevantes que debe afrontar el próximo Gobierno de cara a la segunda vuelta electoral?
Este es un escenario bastante complejo, sobre todo por el contexto de pandemia que venimos enfrentando desde el 2020. Esa es la piedra de toque que cambia completamente las perspectivas y los retos que debe enfrentar el próximo Gobierno. La economía peruana ya venía en un proceso de desaceleración hace una década y ello coincidió con los problemas políticos que hemos vivido. El escenario de los principales poderes del Estado fue de un enfrentamiento creciente, que nos llevó a tener cuatro presidentes en el último quinquenio. Ello, sin duda, ha dificultado la posibilidad de tomar políticas económicas consistentes. Por este motivo, los inversionistas han mostrado muchos reparos. Y ahora le añadimos la segunda vuelta electoral, en la que se presentan posiciones polarizadas, lo cual acentúa las expectativas negativas. Al futuro presidente le va a tocar darle un shock de expectativas importantes a los agentes, las personas, las familias y las empresas para que el país pueda continuar, más allá de las políticas sectoriales o productivas concretas que se tomen.

¿Cuál cree que será el comportamiento del dólar de aquí a la segunda vuelta?
El dólar tiene una alta volatilidad actualmente, debido a las expectativas que se tiene sobre la economía y los cambios que pueda haber en la forma de manejar determinados aspectos del modelo económico. Los inversionistas que no votan, pero sí toman decisiones, rápidamente han preferido mover sus capitales a otros países donde encuentran mayor seguridad. Esa salida de capitales ha afectado directamente el tipo de cambio. Somos un país minero, exportamos muchísimos minerales, y el precio del cobre y otros minerales están disparados. El mercado internacional, Estados Unidos y China fundamentalmente, están creciendo a un ritmo de 5 % o 6 % por los estímulos fiscales que han incorporado. Uno esperaría que se exporte más y vengan más dólares. Podríamos esperar que el dólar regrese a valores de 3,50 o 3,40, probablemente, en caso los miedos pasen, porque hasta el momento no se ha hecho nada. Solo hay expectativas, y estas son negativas. Esto hace que los agentes económicos huyan y saquen su dinero; pero si esos miedos se disipan, regresarán los capitales y el dólar debería retornar otra vez a su presión arterial normal. Las personas se preguntan qué pasa con el dólar. No saben si cambiar sus ahorros a dólares, y eso también presiona el tipo de cambio. El tema de la confianza es muy importante en este momento. En la medida que se respete el funcionamiento del mercado y los derechos de propiedad y que los miedos se disipen, podrían estabilizarse las cosas.

¿Piensa que el dólar podría seguir subiendo?
El Banco Centra del Reserva del Perú interviene de tanto en tanto y con mucha cautela para tratar de que el cambio no sea tan brusco. En determinado momento, el dólar estuvo por encima de 3.80. Ahora está alrededor de 3.70 y, si se mantienen las presiones, seguirá subiendo. Creo que eso sucederá, de hecho, en la medida que nos vayamos aproximando a la fecha de elecciones, de acuerdo con las experiencias anteriores que hemos vivido.

¿Cómo se encuentra el mercado de valores en este contexto? ¿Qué rubros se han afectado y cuáles no?
Todos se han visto afectados, pero algunos más, por su cercanía a los mensajes políticos. Las acciones mineras, por ejemplo, se han golpeado mucho. Las financieras también, pero estas han ido variando. En el tema de bolsa, se observa volatilidad. Los bonos soberanos también se han visto afectados. Hay accionistas que han vendido bonos.

¿Qué consejos se les podría dar a las personas sobre su economía familiar?
Lo primero que deberían tener todos es prudencia, y observar cómo se presenta el escenario. Hoy no es conveniente tomar riesgos mayores. Hay que meditar cada paso y sus posibilidades reales de generar beneficios y no pérdidas en un momento tan complejo como el actual. Esa sería mi principal recomendación.

¿La llegada de las vacunas ayuda en alguna medida a que los inversionistas vean con algo más de optimismo el panorama?
Es uno de los elementos. Son varios los que se necesitan para generar este optimismo. Lo primero, estando en un contexto sanitario extremo y negativo en el país, donde los contagios arrecian y, comparativamente con otros países, al Perú le va peor, es importante la llegada de más vacunas. El asunto es que es difícil saber si habrá más confinamientos o no, y en tales circunstancias muy pocos están dispuestos a hacer inversiones. Así, es muy difícil generar más empleo, sobre todo empleo estable. ¿Cómo alguien se puede comprometer a contratar más empleados si no se sabe si el negocio va a durar? Luego de la primera ola parecía que todo regresaría, progresivamente, a nuestra antigua realidad. Empezaron a abrir las actividades como restaurantes, se flexibilizaron algunas medidas, pero luego vino la segunda ola y todo se contrajo bastante, muchas empresas perdieron su inversión. Otras que invirtieron en el ámbito comercial luego se vieron afectadas por los nuevos contagios. En el actual escenario, todos somos más precavidos en realizar compras o inversiones importantes. Si no estás muy seguro de mantener tu empleo, difícilmente te embarcas a comprar una vivienda. La oferta y la demanda no se activan hasta que las vacunas cubran a un sector más grande de la población. Pero, más allá de las vacunas, para el Perú va a ser clave que se dé un escenario donde se respete o se dé tranquilidad al accionar privado. Creo que eso va a ser muy importante, además de la vacuna, para retornar a una senda de crecimiento.