14 de Mayo de 2015

El arte como medio de curación

Según José Miguel Calderón, en la terapia con arte se busca responder al dolor mediante un acto creativo.

El tercer Jueves de Psicología del período académico 2015-1, titulado “Psicología del arte”, abordó el 7 de mayo la terapia de artes expresivas, la misma que integra diferentes modalidades artísticas en los procesos de cambio y transformación. Para ello, trabaja con las personas, grupos o comunidades para que movilicen su imaginación, y así puedan responder creativamente a sus dificultades y desafíos. El encargado de profundizar en estos temas fue el director de TAE Perú, José Miguel Calderón, quien es doctor en Terapia de Artes Expresivas por The European Graduate School de Suiza, magíster en Estudios de Teoría Psicoanalítica por University College de Londres y licenciado en Psicología Clínica por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Él se desempeña como psicoterapeuta de artes expresivas en la práctica privada individual y grupal con niños, adolescentes y adultos.

La antigua relación entre salud y arte 

El ponente manifestó que las propuestas de las terapias de arte consisten en una unión entre las artes, la salud y los procesos de transformación. También recordó que el arte y la terapia, o más bien la salud, siempre estuvieron juntas, sobre todo en contextos rituales, que veían al arte como un vehículo para ayudar a las comunidades y a los individuos a transitar por la vida humana, sus dificultades, celebraciones y vida en comunidad. Un modo de vida que sigue presente en las sociedades tradicionales de diferentes partes del mundo.

Luego recordó que con el comienzo de la modernidad el arte, los sentidos y la imaginación quedan de un lado, y la preocupación por la mente y la salud, del otro. Esto ocasiona que el arte se empiece a especializar y quede limitado para aquellos con una capacidad innata para desarrollarlo, con un claro énfasis en la técnica. Por otro lado, la mente y la ciencia también se especializan y le dan la espalda a los sentidos como vía de conocimiento, o a la imaginación como forma de entender el mundo.

El arte de vuelta a la ciencia 

Continuando con su revisión histórica, Calderón mencionó que las terapias del arte empiezan a introducirse nuevamente al pensamiento científico luego de las guerras mundiales, cuando muchos pacientes con traumas no pueden ser atendidos por la psiquiatría ni la psicología del momento. Entonces, llegan a los hospitales psiquiátricos artistas de diversas disciplinas que trabajaban con estos pacientes. Y en los setenta, empiezan a surgir propuestas que integran las diferentes artes en el proceso de cambio como las terapias creativas o de artes expresivas.

El experto también mencionó cuáles son los puntos en común en todas las terapias de arte: en primer lugar la creatividad, pues todas proponen movilizar la imaginación de las personas, que respondan a sus problemas creando, a través de las diferentes prácticas artísticas. Otro punto en común es que se favorece la expresión de los participantes, quienes comparten algo propio que va a ser expresado a través de aquellas modalidades artísticas. También se encuentra presente el vínculo entre la mente y el cuerpo: si hay una dificultad emocional se liga a cómo se relaciona con el cuerpo.

La terapia de artes expresivas 

José Miguel Calderón precisó las características de la terapia de artes expresivas. Primero, se refirió a la “intermodalidad”, es decir, profundizar en la experiencia artística, en la imaginación, al pasar de una modalidad artística a otra. “Una pintura, una imagen visual me lleva a un movimiento, y esto a su vez a una teatralización y finalmente a un poema”, ejemplificó. Otro aspecto relevante consiste en el hecho de que la idea del arte funciona como eje, no se limita, ni mucho menos, a ser solo un elemento accesorio. “Se busca que aparezca el arte como un tercero, que nos toca y nos dice cómo vivir nuestra vida”, afirmó el ponente. Luego, precisó que se trata de “responder al dolor a través de un acto creativo, así me transformo a mí pero también transformo mi entorno”.

La “colonialidad del ser” 

Finalmente, y en relación a cómo aplicar este tipo de terapia en el ámbito nacional, Calderón se refirió a un concepto del sociólogo peruano Aníbal Quijano, quien plantea que tanto en el Perú como en Latinoamérica se vive la “colonialidad del poder”; es decir, que los efectos de la colonización permanecen y existe la idea de que hay uno que es superior al otro. Explicó Calderón:

“Se habla entonces de la colonialidad del saber, donde importamos modelos externos para entender nuestro trabajo. Uno aprende teorías que vienen de afuera, lo que está bien, pero no se le toma tanta atención a perspectivas regionales. Hay una colonialidad del ser, porque para estar en este mundo, para vivir en este mundo, solo hay una forma válida, la occidental, en desmedro de otras tradiciones. Pero es una visión desintegrada”.

Finalmente, declaró:

“El rol de quienes trabajamos con las artes es establecer un vínculo entre las artes expresivas y la imaginería peruana: nuestra cosmovisión andina, amazónica, el saber que tenemos, nuestra forma de entender el mundo, nuestras artes tradicionales, mitos, geografía, el espacio”.