29 de Septiembre de 2012

Ingeniería y transacción

Siempre intuyó que la Ingeniería de Sistemas le sería de gran ayuda en esta era de cambios vertiginosos y avances tecnológicos acelerados. Hoy José Loo, egresado de esta especialidad por la Universidad de Lima, es el business development director de MasterCard Worldwide, y desde Miami aplica todos sus conocimientos y experiencias en una empresa de tecnología de información enfocada en la industria de medios de pago.

Llama la atención que un ingeniero de sistemas termine tan vinculado al mundo de los negocios. ¿Por qué en un comienzo estudiaste Ingeniería de Sistemas y no alguna carrera relacionada con las empresas o los negocios?Desde un inicio, tuve claro que debía complementar mi pregrado con una especialización o maestría en administración o negocios, y al mismo tiempo quería que mi base de conocimiento fuera una carrera de ingeniería. Ese fue el orden que le di, porque pensaba que muchas cosas girarían en torno a esta especialidad en el futuro, y el tiempo así lo ha demostrado.

A la hora de tomar decisiones en el mundo de los negocios, ¿qué ventajas competitivas te brinda tu formación como ingeniero de sistemas?Me ayuda, sobre todo, en las tomas de decisiones no estructuradas. Hoy las cosas pasan muy rápido; por ello, a veces hay que optar por una decisión basada en poca o mucha información, lo que también puede ser un dolor de cabeza.

Desde este 2012 eres business development director de MasterCard Worldwide. ¿Qué factores te convencieron de asumir este reto?La responsabilidad regional fue una de las razones, con una influencia ya no exclusiva en un país, sino en toda Latinoamérica. También me sedujo el enfoque multi producto-servicio, con el que se trata de generar negocios no solo con un producto o servicio, sino con el total del catálogo. Otra razón de peso fue el nuevo posicionamiento de MasterCard a nivel mundial, que tiene relación con mis raíces de ingeniero de sistemas: “Somos una empresa de tecnología de información que juega un rol importante en la industria de medios de pagos”.

Sobre esa responsabilidad regional, ¿cuáles son las proyecciones de MasterCard en Latinoamérica y, especialmente, en el Perú?
América Latina es el mercado de expansión por excelencia para muchas corporaciones, no solo para MasterCard. Pongo un ejemplo: en la industria de medios de pago, el 80% de las transacciones comerciales de esta región se produce en efectivo, por lo que aún hay mucho por hacer. A nivel nacional, en el Perú apenas el 7% del consumo privado realiza transacciones a través de un medio de pago electrónico (prepago, débito, crédito, etcétera), en comparación con el 12% o 13% de Colombia y Ecuador, y con el rango de entre 23% y 30% de Argentina, Chile y Brasil. Además, Latinoamérica cuenta con otras características interesantes para numerosas industrias: el 40% de la población es joven, con una edad promedio menor a los 35 años, y el 60% de ella todavía no está bancarizada.

Se han anunciado varios planes de MasterCard: un ecosistema PayPass, además de acuerdos con operadoras de celulares como Deutsche Telekom en Alemania y Telefónica en América Latina. ¿Qué otros proyectos tiene planeados MasterCard?
Debido a que tanto una telco (telecommunication company) como un MNO (mobile network operator) son socios ideales para hacer negocios, ya que poseen varias características que valoramos (capilaridad, volumen, tecnología, transaccionalidad, etcétera), a fines de 2010 MasterCard y Telefónica formaron una joint venture, con un aporte de 50% de cada compañía. El objetivo de esta nueva empresa es llevar soluciones financieras móviles a los clientes de Telefónica en Latinoamérica. Su marca comercial se llama Wanda, que fue lanzada en Argentina hace unos meses, y luego se hará lo mismo en otros países. En la actualidad, la región cuenta con una penetración de telefonía celular de 106% (hay más de un celular por persona). Esta tecnología es tan personal y a la vez disruptiva, que muchas iniciativas de negocios girarán alrededor de ella.

Antes de MasterCard, trabajaste en Telefónica y en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington. ¿Qué experiencias destacas de estas etapas?
Telefónica fue una excelente escuela para mí, pues me puso al frente de las distintas industrias (minería, retail, seguros, banca, etcétera). Mi formación generalista —que te permite conocer de todo un poco— viene de ahí. El BID me dio una visión global; haber trabajado en el área de SPD (Strategic Planning and Development Efectiveness) me posibilitó ver, gestionar y medir el impacto de una decisión no solo a nivel local, sino a un nivel macro que involucraba a treinta y nueve países prestatarios de Latinoamérica.

También has sido profesor. ¿Qué fue lo más valioso de este período? ¿Qué visiones o pensamientos te esmeraste en fomentar entre los alumnos?
La docencia fue y será para mí un canal de retribución a la sociedad. Si un ex alumno mío está leyendo estas líneas, recordará que siempre volvía a los temas sobre el aprendizaje constante y la experiencia como elementos profesionales diferenciadores. El aprendizaje no termina con el pregrado o la maestría, pues este es un proceso casi infinito. Los centros de labores son también fuentes de aprendizaje, y es ahí donde este concepto se concatena con la experiencia: the sooner, the better, ya que mientras más rápido uno se inserte en el mundo laboral, mejor. De esta manera, se acumula más conocimiento y experiencia —eso que llamo conocimiento vivencial— que otros.