27 de Julio de 2016

Miradas hacia el espacio público

Cuatro visiones disciplinares abordaron el tema del espacio público de la ciudad de Lima en el último Intermedio organizado por la Facultad de Comunicación para el semestre 2016-1. Esta actividad, que forma parte de la Cátedra UNESCO de Comunicación y Cultura de Paz, se llevó a cabo en la Sala Ventana Indiscreta el 7 de julio, y contó con la presencia de Marina Vella, arquitecta urbanista; Lilian Kanashiro, comunicadora y experta en semiótica; Wilson Hernández, economista y director del Centro de Investigación Aplicada al Desarrollo; y Javier Díaz-Albertini, sociólogo e investigador. Todos ellos, cabe destacar, son docentes de la Universidad de Lima.

Prevención y contacto con otros 

Marina Vella comentó que es fundamental ser amante del espacio público y entender por qué es importante. “El espacio público es un espacio en el que todos somos iguales, donde somos libres, es equitativo, allí nos sentimos a gusto”, dijo. Luego manifestó que muchos de los problemas de inseguridad se relacionan con una falta de espacio público para el esparcimiento, ocio, cultura y recreación. “Estamos generando una ciudad que crea gente agresiva, violenta, frustrada. Es importante empezar a relacionar las problemáticas que tenemos con el espacio público”, sentenció.

Más adelante llamó la atención sobre dos temas que considera los más relevantes. En primer lugar, la falta de oportunidades, ya que sostuvo que no hay seguridad social ni educación de calidad, y eso aporta a que aparezcan delincuentes. Por ello, enfatizó que la solución no va por construir más cárceles, sino por un trabajo de prevención que implique “mejorar la calidad de la ciudad, generar espacios, oportunidades, hacer que la gente se desarrolle”. En segundo lugar, lamentó la situación de nuestros espacios públicos: “Tenemos espacios públicos abandonados, espacios públicos residuales, vacíos urbanos, el ciudadano no tiene ninguna importancia”.

Por su parte, Wilson Hernández resaltó que cuando se investiga sobre los espacios uno de los temas que aparece con mayor frecuencia es el miedo al crimen o al delito, la sensación de inseguridad. Manifestó, además, que desde su punto de vista “el espacio público está definido por quién está a mi costado, quién potencialmente aborda este espacio”. Y luego dijo: “Tenemos que complementar el espacio público con intervenciones que sepan cómo es que el ser humano, la persona, va a entrar en contacto con cómo se mira a sí mismo y cómo mira al otro, para poder tejer caminos que nos permitan interrelacionarnos”.

Investigaciones y publicaciones 

Lilian Kanashiro relató que este año viene trabajando, para el Instituto de Investigación Científica (IDIC) y en colaboración con un colega que aporta un enfoque antropológico, “un proyecto en torno a los dispositivos de seguridad, una especie de semiótica de la ciudad, entendiendo dispositivos de seguridad como cámaras, barreras, rejas, etcétera. Todo aquello que estamos implementando para cuidarnos y sentirnos más protegidos como un lenguaje”. Ella manifestó que en la parte conceptual han decidido trabajar lo que en semiótica se conoce como el concepto de envoltura: “Entender la calle, el espacio público, como una envoltura que soporta los dispositivos”.

Después reflexionó sobre quién tiene el poder y la capacidad de categorizar lo público, lo privado o lo semipúblico y lo semiprivado. “Están empezando a aparecer elementos categorizadores y organizadores del entorno —dijo—, pero que son gaseosos. Entonces tal vez estamos observando procesos en donde lo público se está privatizando”.

En su turno, Javier Díaz-Albertini se refirió a su libro titulado El feudo, la comarca y la feria. La privatización del espacio público, publicado recientemente por el Fondo Editorial de la Universidad de Lima. Comentó que al realizar la investigación que dio fruto a esta publicación, le interesó, por ejemplo, cómo los limeños nos relacionamos con el espacio.

“En Lima, simplificando totalmente, lo que notamos es que hay dos tendencias —explicó durante su exposición—. Una fuerte y mayoritaria, y otra que con el tiempo está aumentando en importancia. La fuerte es la privatización, tomar ese espacio público y apropiarme de él, casi siempre informalmente. La segunda es conquistar las calles. En Lima estamos viendo cada vez más ciclistas, más corredores, más peatones, más personas que se pelean con el carro en un cruce peatonal, muchas veces arriesgando sus vidas. Hay una noción de derechos que me parece interesante. Pero, por desgracia, la privatización tiene más fuerza, acompañada de una informalidad”.