11 de Agosto de 2015

El cine nacional desde dos segundas partes

Rodrigo Bedoya Forno, Joanna Lombardi y Eduardo Mendoza.

El último Intermedio de Temas de Comunicación Cátedra UNESCO en Comunicación y Cultura de Paz del período académico 2015-1, organizado por la Carrera de Comunicación, estuvo dedicado al cine peruano, específicamente al tema de las secuelas en el mercado cinematográfico nacional; sobre todo luego del éxito de Asu Mare 2, segunda parte de la que, hasta la aparición de este nuevo fenómeno de la pantalla grande, era la película más vista del cine peruano: Asu Mare. Conducido por el docente Rodrigo Bedoya Forno y con el título “Estrategias del cine peruano: ¿no hay primera sin segunda parte?”, este Intermedio contó con la presencia de Joanna Lombardi, jefa de proyecto de Asu Mare y Asu Mare 2, y Eduardo Mendoza, director de Mañana te cuento y Mañana te cuento 2. Los asistentes aquel 9 de julio a la Sala Ventana Indiscreta pudieron enterarse acerca de cómo hoy algunas productoras afrontan la realización de un filme y también pudieron comprobar que no siempre las secuelas representan un éxito asegurado, sino que hay toda una ciencia detrás de ello.

Éxito estudiado

Joanna Lombardi comentó que cuando realizaron la primera película de Asu Mare nunca imaginaron que se iba a convertir en el fenómeno que fue, si bien tenían confianza en que iba a funcionar. Sobre la secuela, explicó:

“En ese momento no teníamos ninguna intención de hacer una segunda parte, pero después de que empezamos a analizar otras películas, y comenzamos a estudiar cómo funcionaba el mercado de afuera, llegamos a ver que todas las películas exitosas en Estados Unidos siempre tienen segunda y hasta tercera parte. Es como tener una marca de un producto, que has logrado que sea muy exitosa porque le has metido mucho dinero, y de pronto ya no la usas y la dejas en un cajón. No tiene sentido. Pero el gran riesgo es que te vaya mal, sobre todo en una película. Sabíamos que teníamos que hacerlo por el valor de la marca, pero temíamos que pudiera salir mal”.

Lombardi luego describió el proceso de creación detrás de Asu Mare 2, relatando que contrataron a varios guionistas pero que ninguna de las propuestas los convencía, o que las ideas que consideraban podrían funcionar no le gustaban a Carlos Alcántara. En realidad, confesó que incluso fue un proceso largo convencer a Alcántara porque la primera parte era muy cercana a su vida. Así que, frente a todos estos reparos, la expositora dijo que decidieron hacer un estudio de mercado para medir la sensación de la gente frente a la posibilidad de una segunda parte, y luego analizar y preguntarles qué se imaginaban que incluiría la película o qué les gustaría ver. “El 80 % deseaba saber qué pasaba después con la relación de Cachín y Emilia, lo que nos daba el hilo de una comedia romántica, que no fue para nada la intención de la primera película. Así que decidimos conservar la marca y pasar a otro género”, resaltó la ponente sobre los resultados de este estudio.

La cineasta peruana habló también acerca de ciertas decisiones estratégicas que se tomaron durante el desarrollo de la secuela, como incluir a otro personaje muy comercial para que Carlos Alcántara no tuviera que cargar con todo el peso de la película sobre sus hombros; fue así como recurrieron a Christian Meier. Al respecto, Lombardi comentó: “Yo no pensé que iba a aceptar hacer ese personaje y burlarse de sí mismo, pero fue algo que ha contribuido mucho a mejorar su imagen aquí en el Perú”. Luego añadió que otro elemento clave para el éxito del filme fue “llenar la película de insights que generan la cercanía con la gente, todo eso fue parte de la estrategia”. Además, dijo que pensaron mucho acerca de cómo vincular a las marcas con la película, de modo que ellas se apropien del filme para poder comunicar el mensaje de alguna de sus campañas.

Secuelas, no aptas para todos

A Eduardo Mendoza le tocó hablar sobre la otra realidad vinculada con las segundas partes, ya que la continuación de Mañana te cuento no pudo acercarse al éxito de la primera. “La estrategia de marketing era algo a lo que no se le daba casi ningún peso o no se pensaba antes, o terminada la película no se incidía en eso”, advirtió sobre cómo se afrontaban los proyectos cinematográficos hace algunos años.

Luego se animó a contar cómo surgió la posibilidad de realizar una secuela:

“Se hace 'Mañana te cuento' con un presupuesto de 30.000 dólares, que es bajísimo. Se saca la película adelante y para la época tuvo mucho éxito, fueron 300.000 personas. En general funcionó, pero nunca hubo la intención ni se pensó una segunda parte. Yo había empezado otro proyecto, que se llamaba 'Happy Birthday', que no tenía nada que ver con 'Mañana te cuento' porque se trataba de cómo una familia asumía el duelo por la muerte de una hija. El productor era Jason Day y, faltando una semana, luego de trabajar en ella un par de años, cuando ya estaba el equipo, me dice que lo habían llamado para 'Máncora'. Y en esa coyuntura un peruano que ya llevaba viviendo mucho tiempo en Estados Unidos, el dueño de Laguna Films, había comprado 'Mañana te cuento' y la teleserie 'Esta sociedad', y le había funcionado muy bien. Había sido muy exitosa en el mercado de DVD de Estados Unidos, porque es una empresa que produce contenido propio para el público latino en ese país. Entonces con él surge la posibilidad de hacer 'Mañana te cuento' 2. Yo pensaba hacer otras cosas pero surgió esta oportunidad”.

De esta manera, Mendoza enfatizó el carácter improvisado de esta secuela y todos los problemas que surgieron por el apuro con que debía hacerse, pues lo llamaron en septiembre de 2007 y la condición era estrenar el 14 de febrero de 2008. “Ni siquiera sabía si podíamos contar con los cuatro chicos —explicó—. Empiezo a escribir un guion con los cuatro y poco a poco me voy quedando sin actores. Faltando muy poco se logra hacer un acuerdo con Bruno y Melania, que digamos era la historia que tenía más desarrollo”.

El cineasta también destacó que en el caso de la primera parte el motivo de su éxito no fue, como muchos quisieron pensar, el hecho de que aparecieran actrices conocidas desnudas, sino la “química de cuatro jóvenes en una película realmente ligera con la que la gente de distintos niveles sociales se reía. Además era la primera vez que un grupo de adolescentes hablaba del sexo de manera tan casual y risueña, lo que era una novedad”.