03 de Junio de 2013

Pasión por contar historias

Gracias a Story of Luke, un filme sobre un joven con autismo que decide salir de su burbuja por su cuenta tras la muerte de su abuela, Alonso Mayo, egresado de nuestra Facultad de Comunicación, está triunfando en los Estados Unidos. Esta ópera prima de este cineasta peruano afincado en Los Ángeles ha obtenido el Premio a Mejor Película en el Irvine International Film Festival y en el Festival de Cine de San Diego, entre otras distinciones.

Para llevar a cabo Story of Luke, mucho tuvo que ver tu cercanía a temas como el autismo o las personas con habilidades diferentes, dado que tu mamá, Liliana Mayo, es la fundadora y directora del Centro Ann Sullivan. Sin embargo, ¿en qué momento tuviste una certeza del tipo “aquí hay una película”?
Toda mi vida he estado cerca del Centro Ann Sullivan, así que sus historias son naturales para mí. Cuando empecé a hacer cine, sabía que en algún momento iba a abordar el tema, aunque no me sentía cómodo. Además, había visto otras películas sobre el asunto y no quería realizar algo demasiado dramático o deprimente. Mi experiencia era distinta: había presenciado alegría, compasión y risas en las personas con habilidades diferentes. Muchas veces, ante los problemas, una manera de lidiar con ellos es a través del humor. Por ello, si llevaba a cabo una película al respecto, esta tenía que ser accesible y divertida. El momento clave ocurrió cuando vine de visita a Lima —ya vivía en Los Ángeles— y me contacté, después de años, con algunos chicos que habían pasado por el Ann Sullivan. Ellos habían crecido y progresado en sus vidas, y ahora querían tener una novia, vivir solos o ganar más plata. Fue cuando dije: aquí hay una historia, ahora tengo que ponerme a escribirla.

¿Cuáles son los mayores retos con los que lidiaste a la hora de concretar Story of Luke?
El reto más grande, como suele pasar con las películas independientes, es el financiamiento. Es complicado lograr que algunas personas te den dinero por este propósito. Creo que el cine independiente es una de las inversiones más riesgosas que alguien puede efectuar en su vida. Escribí el guion en el 2007, justo cuando coincidió con la crisis económica en los Estados Unidos, una circunstancia que no nos ayudó a completar el presupuesto. Hasta que nos contactamos con unos productores que trabajan en Canadá, quienes nos mostraron un sistema de trabajo menos costoso. También establecimos una relación con una compañía distribuidora coreana que planea realizar cine en los Estados Unidos. Finalmente, en el 2011 empezamos el rodaje de Story of Luke. También fue todo un reto conseguir que la película sea distribuida tanto dentro como fuera de los Estados Unidos.

¿Cuáles son los comentarios sobre Story of Luke que más te han entusiasmado?
Estábamos un poco nerviosos hasta que mostramos finalmente la película. Durante las proyecciones en los festivales, el público se comportó muy bien: rió cuando tenía que reírse y lloró cuando tenía que hacerlo. Era lo que esperaba, pero hasta que no ves esas expresiones, no te las crees. Y teníamos la incógnita de cómo iba a reaccionar ese público al que no le es familiar el tema del autismo. Fue interesante ver cómo los espectadores reaccionaban con un filme entretenido, cuando quizá ellos esperaban algo dramático.

¿Cuál fue el comentario de tu madre luego de ver Story of Luke?
Estuvo muy contenta. Dijo que le gustó, y le creí. Uno siempre quiere que su obra les guste a los seres queridos. Sin embargo, este caso es especial, ya que las personas con habilidades diferentes también son el tema de mi mamá. Es su trabajo. Con Story of Luke siento que la represento.

¿Consideraste algunas referencias cinematográficas cuando grababas Story of Luke?
Hubo mucha preparación y elegimos algunas referencias cinematográficas que no son específicamente sobre el autismo, sino que nos guiamos por un tono al que queríamos llegar. Las referencias tenían que estar relacionadas con algo fácil de ver, pues me gustan los estilos simples y poco pretenciosos. En ese sentido, hubo mucho trabajo interno con mis actores, director de fotografía o productores para lograr ese tono.

¿Qué tipo de cine te agrada?
Me gusta de todo, especialmente las historias bien contadas. No tengo un género predilecto. Soy feliz si me entretienen, sea con dramas, comedias, filmes de suspenso o de terror.

¿Quiénes son tus directores favoritos?
Respeto a los cineastas que tienen carreras largas y que se mantienen a través del tiempo. Es difícil consolidar una carrera en muchas profesiones, sobre todo en el cine. Respeto a alguien como Woody Allen, un director que hace cine o es famoso no solo por un tiempo. Ese es el tipo de cineasta que quiero ser. Sería feliz si sigo en el cine con más de 90 años.

Has mencionado que el enfoque hacia el autismo de una película como Rain Man, visto hoy, es desfasado. ¿Por qué?
Rain Man es una buena película, pero diría que es desfasada porque simplemente es un filme que se estrenó en 1988. Hoy ha cambiado la manera como la sociedad percibe las habilidades diferentes. En Rain Man, la idea de que alguien con autismo no tenga ningún sueño de trabajar me parece desfasada. En cambio, en Story of Luke mostramos que las personas con habilidades diferentes pueden emprender distintos proyectos y que no hay motivos por los que no los hagan.

Hablemos de tu vocación. ¿Qué factores te llevaron a ser cineasta?
Me metí en el cine porque no podía hacer otra cosa. Tenía tanta pasión por él que sabía que no sería feliz si ejercía otro trabajo. Si bien el cine brinda alegrías, se trata de una profesión en la que hay que ser terco o cabeza dura, pues también ofrece momentos de insatisfacción, dolor o fracaso.

¿Qué destacas de tu paso por nuestra Facultad de Comunicación?
En la Universidad de Lima estudié periodismo y cine, por lo que en algún momento me interesé en el cine documental o en el periodismo escrito. En esta última rama me enseñaron a redactar, lo que me ayudó un montón en el instante de contar una historia, ya que cual sea el rubro —publicidad, cine o periodismo—, las reglas de narración suelen ser parecidas. También valoro a mis amigos. Fue una etapa especial en la que conocí gente terca como yo, interesada en el cine.

Luego formaste una productora, Manzana Azul. ¿Qué resaltas de esta experiencia?
Éramos un grupo de personas apasionadas por el cine conscientes de que teníamos que ganar algo de dinero para poder vivir. Hicimos varios cortos y trabajamos con compañías mineras. Esta labor institucional consistía en registrar o documentar la labor social de estas empresas, por lo que viajábamos constantemente a la sierra y a la selva.

Luego fuiste aceptado por el American Film Institute (AFI) y emigraste. ¿Por qué buscaste la oportunidad de salir a estudiar?
Quería seguir mejorando y sabía que había mucho más por aprender. Ya había vivido por un tiempo en los Estados Unidos, que es como la meca del cine, por lo que quería volver ahí para ver cómo trabajan sus profesionales. La experiencia en el AFI fue increíble. Sus profesores te enseñan a cumplir las funciones en distintos campos cinematográficos de un modo sumamente profesional y a contar historias de manera efectiva.

¿Qué hitos académicos, profesionales y familiares valoras de este período?
Vivo en Los Ángeles desde hace casi diez años. Estoy muy contento por cómo me ha ido. Concreté un largometraje, he escrito muchos proyectos y he participado en varios documentales. También me casé. Hoy tengo una familia y dos hijos. Y soy profesor en el campus de Los Ángeles de la New York Film Academy, lo que viene a ser mi trabajo fijo. Uno tiene que ser consciente de que esta es una carrera que toma tiempo, donde nada llega de manera rápida.

¿Siempre aconsejarías a un egresado que viva una experiencia académica fuera del Perú?
Cada persona es un caso distinto. Cuando estaba en Lima, quería avanzar y sentía que había una barrera. Hoy la situación ha cambiado. Se realiza más cine en el Perú, lo que es excelente. Eso sí: recomiendo viajar y conocer otras realidades. Un cineasta es básicamente un narrador de cuentos, y para hacerlo bien se requiere de experiencia de vida.

A la distancia, ¿qué opinas del cine peruano actual?
Me entusiasma que se produzca más cine. También me parece que se está facturando un tipo de cine más comercial o popular. Eso me alegra, porque de ahí saldrán más oportunidades de trabajo, lo que es bueno para la industria del cine peruano.

¿Cuán influyentes pueden ser los avances digitales en el proceso de producción de películas, sea en el Perú o en los Estados Unidos?
Con lo digital, ahora cualquier persona puede tener las herramientas para realizar una película. Pero de ahí a que tenga los conocimientos o a que sepa hacerlo, eso es otra cosa. Hoy ya no valen las excusas del tipo “no sé manejar una cámara de treinta y cinco milímetros” o “no tengo dinero”. Las puertas están abiertas. El punto es que los chicos aprendan a contar historias.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Tengo listo el guion de una película titulada “A Curious Boy”, basada en un cuento del escritor boliviano Edmundo Paz Soldán. Estamos viendo si grabamos este año o el próximo. También estoy terminando de editar la segunda temporada de una serie web llamada Untitled Fiction Project. Y siempre estoy escribiendo. Veamos cuál de los proyectos sale primero.