09 de Marzo de 2017

Alma emprendedora

Solo necesitaba una oportunidad para que su energía y esfuerzo germinaran en forma de negocio. Susana Chávez, egresada de la Carrera de Negocios Internacionales de la Universidad de Lima, comenzó vendiendo unos cuantos cuadernos que ella misma forraba en tela y ahora tiene una pequeña planta de producción, trabajadores a su cargo, un canal de venta en línea y un inminente ingreso al mundo de los supermercados. En esta entrevista, Susana cuenta su experiencia como una emprendedora Ulima.

¿Cómo inicias tu negocio?
En el 2013, en la feria de emprendimiento que organiza la Universidad anualmente, decidí realizar una idea que ya tenía pensada desde el colegio. En esta feria exhibí mis productos, solo media docena de cuadernos forrados en tela. Compré unos sin marca en el Mercado Central y yo misma les cosí forros de tela. Empecé con cuadernos chicos, pero luego me pidieron que hiciera otros en tamaño A4 y otros con divisiones para los seis cursos del ciclo universitario.

¿Qué diferencia tus productos de los demás?
Los cuadernos comunes son de tapa de cartón, pero los míos están forrados en tela. Ni en los supermercados ni en librerías de Lima y provincias existe algo así.

¿Con quién trabajas?
Empecé yo sola y luego me di cuenta de que me encantaba diseñar. Llegaron más pedidos y tuve que reunir un grupo para atenderlos. Un día, mientras caminaba por Gamarra buscando mis telas, conocí a una costurera y le pedí que me hiciera los cortes y cosiera. Ahora, yo elijo las telas, a veces las diseño y las mando a hacer. Elegir una tela no es difícil, el truco es que tiene que gustarme a primera vista. Si dudo, de ninguna manera debo comprar ese producto, pues no se va a vender bien.

¿Cómo fue el proceso de crecimiento de tu negocio?
Empecé comprando uno o dos metros de tela, luego diez y comencé a fabricar a mayor volumen. Las telas se extienden y se pasa una máquina que hace los cortes y estos se cosen al cartón con una máquina de coser. Todo esto lo hago en un taller en Puente Piedra.

¿Por qué en Puente Piedra?
Mi trabajo queda cerca de Mega Plaza, que queda a media hora de mi taller de Puente Piedra. Yo vivo en La Molina, desde ahí me queda lejos, pero está cerca de mi trabajo. Antes iba a Gamarra, porque el servicio de corte me lo hacían en La Victoria. Tuve suerte de encontrar un local en Puente Piedra, ahí trabajo con un sistema de responsabilidad social, con chicas que tienen hijos y no pueden trabajar a tiempo completo, así que trabajan conmigo a destajo. Ellas cosen, hacen los acabados y encuadernan.

Aparte de tu propio negocio, ¿dónde trabajas?
Trabajo en una empresa de empaques de alimentos, Envolturas Perú, una empresa del sector manufacturero. Ahí puedo volcar todo lo que estudié en la Universidad, como técnicas de negociación. También participamos en ferias nacionales e internacionales.

¿Cuántos cuadernos produces?
Empecé con media docena por campaña, ahora hago 10.000 unidades. Y ando muy ocupada, pues antes había que tener todo listo para la campaña [cada inicio de ciclo o de año escolar], ahora no paro todo el año.

¿A qué crees que se debe el éxito que has tenido?
A que conozco bien mi mercado y a que aprendí muy bien el proceso de fabricación de los cuadernos. Al inicio cometí bastantes errores en los cortes o la calidad no era buena, pero poco a poco me he ido perfeccionando. Este es un producto 100% peruano y hecho a mano, de muy buena calidad.

¿Dónde se distribuyen tus cuadernos?
Vendo por internet, a través de Linio. Mi objetivo a 2 años es que el 100% de mi venta sea por internet, donde no hay intermediarios, porque con las librerías tengo que negociar demasiado. Al principio no se arriesgan, compran poco y luego me piden mucho, eso me descuadra. Así me pasó al inicio. El otro canal de venta es nuevo y le va a dar más posicionamiento a mi producto; se trata de 4 puntos en Plaza Vea que van acordes con mi target, que son los sectores A y B de universidades particulares.

¿Piensas exportar?
De hecho. El objetivo de entrar a internet es exportar. En Lima, en marzo o abril es la campaña de ventas más fuerte; en Bolivia es en enero y en otros países es en febrero. Eso me llevaría a vender todo el año y a no tener picos de ventas. Aquí aplico todo lo aprendido en mi carrera.

¿Qué aptitudes consideras que debe tener alguien que desea emprender un negocio?
Deben saber trabajar bajo presión. Tienes que ser muy resiliente, saber que de una experiencia vas a salir fortalecido, tener mucha perseverancia, persistencia y asumir riesgos. Los resultados no se van a ver en el corto plazo, pero con la constancia vas a salir adelante, a pesar de los obstáculos que se presentan normalmente.

¿Qué obstáculo has superado tú?
Por ejemplo, he estado en campaña y no he tenido la cantidad suficiente para vender o mi mercadería se malogró porque la tela vino mal cortada y no me alcanzó para la cantidad que necesitaba producir. Este es un trabajo de más de 12 horas. No tienes horarios ni vacaciones. Así se empieza, pero un emprendedor debe mantenerse firme, trabajar duro y luchar por sus sueños.

¿Qué nuevas metas tienes para este año?
Este año quiero una máquina que haga la encuadernación, porque trabajo con máquinas pequeñas y uso bastante mano de obra. Al tener mayor tecnología y maquinaria, voy a tener mayor productividad y seré más competitiva en el mercado. Tengo que estar preparada para la competencia y la demanda. Necesito mejorar la productividad con tecnología y necesito también un capital para invertir en eso.

¿Cómo así ingresaste a un supermercado?
Durante cuatro años toqué las puertas de los supermercados y nunca me aceptaron, hasta que el año pasado, en junio o julio, me dieron la oportunidad. Contacté a una compradora, me entrevisté, le dije que no lo hacía por dinero, sino porque me hace feliz hacer esto y darle trabajo a quien lo necesita. Así entré.

¿Qué es lo que más valoras de la formación que recibiste en la Universidad de Lima?
En mi carrera me enseñaron que uno de los caminos que podía tomar era emprender algo, y me dieron las herramientas, me animaron a hacer una empresa. Estoy orgullosa del lugar donde estudié. La feria de emprendimiento de la Universidad me dio un impulso, ahí exhibí mis productos por primera vez. Me gustaría ayudar a otros chicos a emprender, porque cuando yo estaba en la Universidad escuché las charlas de otros emprendedores y eso me animó mucho. Cuando uno es emprendedor no piensa en ser millonario ni que va a tener resultados de la noche a la mañana. Yo empecé a los 18 y hoy, a los 26, recién veo reflejado mi esfuerzo.