26 de Abril de 2016

Primer proyecto de PET CT en el Perú fue impulsado por ingeniero Ulima

Ítalo Cavassa (Ingeniería Industrial) trabaja en el sector salud.

Ítalo Cavassa es un ingeniero industrial que ha encontrado en el terreno de la salud una motivación para su quehacer profesional y una recompensa muy grande a su esfuerzo, pues le resulta muy satisfactorio poder ayudar a los médicos a hacer un diagnóstico muy preciso de diversas enfermedades, sobre todo el cáncer. 

Él egresó de la Universidad de Lima en el año 2003, pasó por diversas experiencias laborales, tanto en el Perú como en el extranjero, y desde el 2008 es gerente general del Centro Avanzado de Medicina Nuclear, que forma parte de Oncosalud y del grupo Escalante.

¿Cómo así llegó un ingeniero industrial al tema de la salud?
Bueno, un día me encontré con un amigo que trabajaba en Oncosalud, conversamos un rato y me ofreció encargarme de abrir este nuevo centro de medicina nuclear, en diciembre del 2008. Me ofrecieron la gerencia general “en papelito” (risas), porque no había nada, había que empezar el proyecto de cero. Acepté y comencé a tramitar las licencias, a estudiar las normas, a trabajar en la capacitación del personal, armar los equipos, etcétera. A mí me gusta mucho leer sobre tecnología, así que me empapé del tema y, en mayo del 2010, se realizó el examen PetScan con el primer paciente. Ahora, van más de 7.000 pacientes atendidos, básicamente oncológicos. Todos ellos se han beneficiado de lo último en tecnología para el diagnóstico por imágenes.

¿Cómo se realiza este diagnóstico?
Todo tiene su etapa e indicación, hay varios tipos de diagnóstico, pero el PET CT se aplica cuando ya sabemos que el paciente tiene cáncer y queremos saber en qué etapa se encuentra para dirigir la terapia en el sentido necesario.

¿Cuántas sedes tiene el centro?
Tenemos 4 sedes de medicina nuclear, todas respondiendo bien, los médicos confían en nuestros diagnósticos. En Petit Thouars, Miraflores, se encuentra la sede principal. También tenemos presencia en la Clínica Delgado, que tiene un estándar muy alto y hemos calzado muy bien. Desde el año 2015 contamos con un nuevo equipo, que además de usar bajas dosis radiactivas lleva a cabo los estudios de manera rápida y con una mejor resolución. Para tener una idea, un estudio que antes duraba 40 minutos o media hora, ahora se hace en 14 minutos. También tenemos un laboratorio en Surquillo y una sede para el tratamiento con medicina nuclear en una clínica especializada en oncología, en San Borja. Contamos también con un staff de médicos nucleares y tecnólogos médicos con un alto nivel de formación. Todos han sido capacitados, tanto localmente como en el exterior. Hemos participado en congresos internacionales de medicina nuclear y en cursos con el Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN), que se ocupa de la seguridad radiológica.

¿Qué ha sido lo más complicado de este proyecto?
Lo más complejo siempre ha sido lo normativo. Como trabajamos con una tecnología nueva, a veces no calzamos en las regulaciones. Pero todo lo hemos venido cumpliendo según la normativa.

Los equipos que emplean son muy costosos, seguramente.
Sí. El año pasado se invirtió cerca de un millón y medio de dólares en un solo SPECT, que diagnostica la enfermedad.

¿Qué te parece trabajar en el sector salud?
Me genera mucho interés y expectativa, veo que todavía hay mucho por trabajar. El sector salud en el país está muy atrasado, existen nuevas tecnologías que ayudan a mejorar la salud de la población, pero aún no llegan a nuestro país o, en el mejor de los casos, llegan, pero no todos pueden acceder a ellas. Para mí, realmente es muy gratificante traer esta tecnología y que el público pueda acceder a ella a través de los seguros médicos.

¿Cómo han respondido las empresas de seguros en relación con incorporar esta tecnología en sus planes?
Lo vienen haciendo. Han visto que resulta muy provechoso económicamente, pues se ahorra tiempo y dinero al determinar cuándo la quimioterapia no está haciendo efecto. Nosotros hacemos el monitoreo de la enfermedad, vemos en qué porcentaje se ha reducido o no la enfermedad, hacemos un seguimiento muy preciso para que los médicos puedan redireccionar sus terapias en beneficio del paciente.

¿Todos los pacientes oncológicos necesitarían pasar por este tipo de examen?
No todos. Hay momentos muy marcados de la enfermedad en que la prueba más indicada es una resonancia o una tomografía. Hoy en día, las guías médicas internacionales ayudan al médico a decidir qué método es el más apropiado para cada tipo de paciente, nosotros podemos intervenir en la mayoría de casos oncológicos.

Además del diagnóstico, ¿también se puede dar tratamiento con estos equipos?
No. Con los equipos solo se obtienen imágenes diagnósticas. Para tratamiento utilizamos solo radiofármacos con fines terapéuticos, gracias a su energía con radiación beta.

¿Cómo funcionan los radiofármacos?
El radiofármaco tiene la particularidad de dirigirse a la parte de tu cuerpo donde se localiza la enfermedad, y con estos equipos obtenemos imágenes a nivel celular, mientras que una resonancia o una tomografía te dan la imagen morfológica. Es decir, se ubica solo el lugar, mientras que nosotros, adicionalmente, podemos saber si es o no un cáncer a nivel celular. Podemos saber si está activo o no, si se ha ramificado y a qué nivel.

¿Quiénes fiscalizan la producción de radiofármacos?
El Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN) que se ocupa de la protección radiológica en el uso de los radiofármacos y, además, tenemos a la Superintendencia Nacional de Salud (Sunasa), que es otro organismo público que fiscaliza los servicios de salud. Pero el mayor contacto lo tenemos con el IPEN.

¿En qué medida ha aportado la Universidad de Lima a tu vida profesional?
La Universidad de Lima me dio la base, tanto teórica como práctica, para mi desenvolvimiento profesional. Parte de lo aprendido lo aplico ahora en mi día a día.