04 de Julio de 2018

Profeta en tierra propia (y ajena)

¿Quién crees que es mejor, el mago Jorge Larrabure o el mago George Iglesias? No lo pienses más, que son la misma persona. Luego de triunfar en el Perú, Jorge Larrabure Iglesias viajó a Estados Unidos, donde se reinventó bajo el segundo nombre. Hoy es conocido como el Mago George y se ha convertido en el mago peruano más famoso. Ha trabajado para Universal Studios y Telemundo, y ha creado efectos de magia para magos tan famosos como David Copperfield y Criss Angel. Este 7 de julio, presentará su show Secreto de mago en el Centro Cultural de la Universidad de Lima, en dos únicas funciones: 16.00 y 20.30 horas. Conversamos con él acerca de su carrera y su próxima visita.

¿Cuál fue el punto de quiebre en tu vida que te hizo decidir que querías ser mago?
Siempre fui un fanático de la magia. Recuerdo que un día estaba viendo con mi papá un especial de magia que se llamaba El Castillo Mágico de Hollywood, que todavía existe, y había un mago que hacía los aros chinos y después de ver ese acto le dije a mi papá que quería ir “a la universidad de la magia”. Desde muy niño estuvo presente la intención de volverme un mago profesional, pero no había la oportunidad ni la suerte. No había nadie que enseñara magia y no fue hasta los 14 años que conocí a mi primer maestro, Jorge Lam; él y su hijo fueron quienes me enseñaron magia profesionalmente.

Cuando decidiste ser mago profesionalmente, ¿cómo hiciste para comunicarlo?
A los casi 14 años hice una intensa búsqueda de magia. Quería aprender magia como mago profesional y no se me desprendió eso de la cabeza nunca. Ahora, mi papá es médico y tiene un perfil bastante universitario, y fue muy inteligente, igual que mi madre, al dejarme elegir que fuera lo que yo quisiera. He estudiado dos carreras, Ciencias de la Comunicación y Marketing y Publicidad, pero me he dedicado a la magia al cien por ciento de mi tiempo desde hace 22 años.

¿Cómo te animaste a seguir tu carrera afuera?
Hice mi carrera en el Perú por muchos años en programas de televisión y muchos shows hasta que tuve 23 años y decidí irme a vivir a Estados Unidos. En el Perú era conocido, pero en el mundo nadie me conocía. Tuve la necesidad de irme a un lugar donde no fuera conocido y empezar desde cero, crecer y aprender más. Gracias a Dios pude hacer una buena carrera, trabajé para Universal Studios, he hecho televisión en Telemundo e hice televisión también fuera con canales importantes.

Cuéntanos sobre tu presentación en la Universidad de Lima, ¿por qué tu show se llama Secreto de mago?
Es un espectáculo que dura media hora y que tiene una historia mágico-teatral, es decir, es magia y teatro al mismo tiempo. Voy narrando, a través de diferentes momentos, anécdotas que he tenido con magos famosos y con algunas personas que han influenciado mi carrera. A través de estas anécdotas voy contando la historia principal del show y haciendo magia también. En un momento del show hay un secreto que develo, que es por lo que lo llamo Secreto de mago, así que parte de la intriga por ir a ver este espectáculo es conocer este secreto.

¿Podrías adelantarnos quiénes son estas personas que te han influenciado a lo largo de tu vida?
Puedo empezar por mi abuela materna, Julita, quien, cuando yo tenía seis años, tomó uno de mis autos de juguete y lo hizo desaparecer. Ese fue mi primer registro en la memoria de un acto de magia, un truco que yo después descubriría y que ella me enseñaría a hacer. La segunda persona, en orden cronológico, sería mi tío Jaime, hijo de mi abuelita Julita, por lo que la magia me viene del lado materno, que sabía diez trucos de magia con cartas y uno con monedas, los cuales me enseñó a los siete años. Justamente, el truco con monedas lo cuento y lo enseño en el show, aunque ese no es el secreto de mago. Después, magos importantes, sin duda, ha habido varios, pero dos de los más importantes han sido Simon Lovell y David Copperfield; con este último he tenido la oportunidad de trabajar, he podido conocerlo a través del tiempo y le he compartido alguno de mis secretos. Ha sido un gran referente. Como él, hay otros magos que nombro también en el show. Hago tributo a Richiardi, que fue un mago peruano muy famoso, al Hombre de la Máscara, entre otros.

Tu carrera tiene cierta analogía con la de Gianmarco, pero en el mundo de la magia: él hace carrera en el Perú y termina haciéndose famoso en el mundo y componiendo para otros famosos. Tú has creado efectos de magia que hoy utilizan magos de renombre mundial.
Ahora que lo mencionas, hay bastantes puntos en común. No lo había pensado. Yo creo efectos de magia para magos famosos. De hecho, hay un par de efectos míos que usa exclusivamente David Copperfield; otros los usan Dynamo… Cyril Takayama, Lu Chen, que son como las dos estrellas de la magia en Japón y en China, respectivamente… tengo efectos que usa Criss Angel… en ese sentido sí hay un símil. Yo descubrí mi lado creativo recién hace 8 años. Antes fui un “intérprete”, digamos, como hace la mayoría de magos, lo que no está mal. Pero, a través de un accidente creativo, me di cuenta de que podía inventar juegos, desarrollar efectos para otros magos, y fue así que empecé mi carrera como creativo. Tengo alrededor de 50 efectos de magia creados por mí.

¿Vamos a ver muchos efectos de magia que llevan tu firma en el show de la Universidad de Lima?
Sí. No necesariamente los 50, pero hay bastantes inventos que son parte de mi show. De hecho, mi objetivo es poder presentar un show solamente de inventos míos. Estoy trabajando en ello. Es una gran meta a 2 o 3 años.

¿Qué se necesita para poder tener un show redondo?
La experiencia de haber estado ya en un escenario. Por ejemplo, no me lancé solo. Ya tenía un show con un amigo. Ahora ya tengo cierta experiencia, sé cómo hacer un show. Pero para que un show esté redondo, creo que se requiere tiempo, además de muchos errores y aprendizajes en el camino; debe haber una historia detrás, debe haber tiempo de ensayo, tranquilidad, y darle duro. Dudo mucho que alguien se presente por primera vez y todo salga perfecto a la primera. Otra más, siempre tiene que haber un director o alguien que esté pendiente de qué estás haciendo para que te dé un horizonte y te direccione.