14 de Mayo de 2018

‘Deshuesadero’: la sociedad criticada desde el teatro

Fernando Castro, miembro fundador de la Compañía de Teatro Físico, dirige Deshuesadero, obra que se estrenará el 17 de mayo en el Teatro Central de la Universidad de Lima.

La Compañía de Teatro Físico, formada en el año 2013, sigue la línea de investigación teatral y pedagógica planteada por el actor, mimo y maestro francés Jacques Lecoq, en la que el gesto, el cuerpo y el humor son la base de la creación artística. Castro complementa todo ello con sus conocimientos de danza, claun y circo, lo que ha permitido que pueda darle una mirada distinta a Deshuesadero, obra ganadora de la edición 2014 del concurso Sala de Parto. En esta entrevista, el director da mayores detalles acerca de cómo planteó esa aproximación.

¿De qué trata Deshuesadero?
Es la historia de Esteban Cruz, un chico desempleado que lucha diariamente contra la presión de sus padres por que sea exitoso. Con ese objetivo en mente, va a una entrevista de trabajo que se torna extraña y en la que suceden cosas que lo llevan a reflexionar sobre diferentes aspectos de su vida.

¿Cuál es el corte de la obra?
Empieza como una comedia en la que prima el humor negro, pero luego se convierte en una especie de pesadilla. Muchos personajes, exagerados en su personalidad, intentan obtener algo del protagonista, lo que lo termina por llevar a la locura.

¿Es la primera vez que diriges una obra de este tipo?
Sí, y me gusta que sea distinta de otras que he dirigido. Es la primera vez que yo, como director y junto con la Compañía de Teatro Físico, vamos a fusionar un texto con nuestra propuesta escénica corporal.

¿Qué fue lo que más te interesó del texto?
Explorar un género cercano al terror y al gore y aproximarme a él desde una mirada juvenil. Siento que hemos podido adaptar bien esta obra al terror adolescente ochentero, y allí radica gran parte de su atractivo.

¿Cómo se incorpora el trabajo físico a Deshuesadero?
Es un mundo exuberante y los personajes son exagerados. Eso permite que podamos incorporar elementos circenses a sus acciones y así insertarles diferentes imágenes mentales a los espectadores. Por ejemplo, la mujer que entrevista a Esteban Cruz es como una araña venenosa que se despliega acrobáticamente desde una tela y envuelve al protagonista. Lo físico está al servicio del espacio y de los cuerpos, pero su objetivo fundamental es enriquecer la historia que se quiere contar.

¿Hacia qué reflexión apunta la obra?
Quiero que meditemos sobre esto: ¿qué pasa cuando la gente que debería cuidarte te agrede? Planteamos un escenario en el que justamente aquellos que te ofrecen un futuro seguro, ya sea tu familia, el Estado o cualquier otra institución, son los que sacan ventaja de ti. En esta obra, cada quien vela por sus intereses.

¿Crees que eso sucede en el país?
Totalmente. El Perú es un país inseguro y nuestro Estado adolece de falta de institucionalidad. Miremos los casos recientes y nos daremos cuenta de que la violencia física y psicológica que sufre Esteban Cruz es la que muchos peruanos experimentamos a diario.

¿Qué problemas sociales aborda Deshuesadero?
La inestabilidad laboral y las expectativas sociales son algunos de ellos. Principalmente, planteamos una crítica al sistema en su conjunto, que nos condiciona a ser parte del mismo proceso monótono: estudiar algo que nos convenga económicamente y trabajar, sin importar si somos felices, para subsistir en una sociedad materialista.

Como director, ¿cuál fue el mayor reto?
Entrar en el texto. Para entender esta obra debes entrar a ella de forma profunda. Y eso generó que durante ocho meses me sintiera como Esteban Cruz. Fue difícil evitar que mis emociones se mezclen con la historia.

A pocos días del estreno, ¿cuáles son tus expectativas?
Nos gusta trabajar con la Ulima, pues el público al que apuntamos son los jóvenes. A ellos les agrada acercarse a distintos lenguajes teatrales. Y, al mostrar una forma diferente de plasmar una obra, espero poder atraer nuevos públicos. Deseo también que la obra lleve a los estudiantes a no dar por sentadas las cosas y a criticar al mundo que tienen enfrente.