20 de Diciembre de 2018

“Los periodistas tienen una responsabilidad inmensa con la sociedad”

Con más de 30 años en el mundo del periodismo, Eduardo Guzmán ha cubierto notas políticas, ha hecho informes sobre la violencia terrorista en Ayacucho, ha gerenciado, producido y conducido diversos espacios periodísticos y ha sido presidente ejecutivo del Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú (IRTP).

Pero el programa que condujo y rompió todos los esquemas del periodismo de los 90 fue, sin duda, Fuego Cruzado. Su formato era totalmente novedoso en esa época: tenía debate, polémica, comentarios del público y enlaces vía microondas.

Eduardo Guzmán es comunicador por la Universidad de Lima. De visita por su Casa de Estudios, comenta que jamás olvida lo que aprendió en las aulas, que su profesión está al servicio público e implica una responsabilidad social muy grande. Actualmente, Eduardo forma parte del gabinete de asesores del Ministerio de Agricultura y Riego.

¿El programa Fuego Cruzado, que dirigías con Mariella Balbi y que duró tantos años al aire, fue tal vez tu experiencia más grata en la televisión?
Fuego Cruzado fue una gran experiencia. Marcó el comienzo de mi etapa como director y productor. Tenía 28 años en ese entonces. Antes había sido reportero en un programa semanal de Fernando Ampuero y luego en otro de César Hildebrandt, había trabajado también con Julio Higashi, otro excelente director, y después se dio la posibilidad de Fuego Cruzado. Yo había visto programas de discusión en España, mientras seguía estudios de posgrado, y me pareció que podía funcionar un programa así en el Perú, con conexiones directas a través de microondas o por satélite, como se hacía en los desfiles militares. Felizmente, la idea se pudo plasmar y resultó un programa de gran repercusión, con Mariella Balbi y un equipo de personas que lo hicieron posible. En la televisión todos los programas son fruto de un trabajo colectivo. Y esta fue una experiencia bárbara que marcó una época en la televisión.

Luego se trató de hacer otro Fuego Cruzado, pero no funcionó.
Bueno, es que son otras épocas. Ahora existen muchas herramientas tecnológicas que permiten hacer mejores cosas. Se podrían hacer conexiones vía redes sociales, por Skype. Todo el mundo podría trabajar en un Fuego Cruzado así. La tecnología permite hacer muchas cosas.

¿Cuál es el programa o proyecto al que le tienes más cariño?
Diría que todos. En todas las épocas he podido relacionarme con equipos de profesionales con quienes me he compenetrado y hemos podido hacer muchas cosas juntos. La última experiencia laboral que me generó mucha ilusión fue la presidencia de IRTP, porque ahí tuve la oportunidad de volcar los más de 30 años de experiencia profesional. Pude formular la identidad del canal del Estado peruano, desde su parrilla de programación, los contenidos y todo sin necesidad de competir salvajemente por el rating. Pude hacer aquello para lo que nos formaron en la Universidad: servicio. El periodismo es una profesión de servicio público y tiene una responsabilidad social muy grande.

¿Cómo es ser periodista en estos tiempos, tan convulsionados políticamente y con redes sociales poderosas?
En tiempos de gran corrupción, el periodismo cobra una función fundamental, le permite empoderarse al mismo ciudadano ante la falta de legitimidad o credibilidad de las instituciones que han caído en la corrupción. Pero, en general, en toda época los periodistas tienen una responsabilidad inmensa con la sociedad. Por otro lado, en cuanto al trabajo del periodista desde un punto de vista práctico, hoy en día es más fácil obtener cierta información, porque tienes los archivos a la mano, puedes googlear con toda facilidad, antes tenías que sumergirte en los archivos de Caretas, El Comercio o de la Biblioteca Nacional; hoy se cuenta con herramientas fantásticas y las posibilidades son inmensas.

Actualmente hay mucho periodismo de opinión. ¿Qué piensas de eso?
Hay mucho periodismo de trinchera y no estoy de acuerdo. El periodista no puede perder la objetividad, la neutralidad ni la distancia con el hecho mismo para convertirse en el protagonista. Más bien, hay que quitarle protagonismo al periodista para no contaminar la información. Por supuesto, hay cosas en las que no podemos ser neutrales, como en la defensa de la democracia.

¿Has ejercido la docencia alguna vez?
En la práctica siempre he sido docente. Un docente informal, digamos, porque siempre he trabajado con muchos jóvenes. Tengo la satisfacción de haber compartido experiencias y de haber ayudado, de alguna manera, a marcar sus carreras.

¿Cuál ha sido el momento más duro de tu carrera?
Como hecho histórico, el 5 de abril de 1992. Era domingo, a las 9 de la noche, cuando apareció Alberto Fujimori con su famoso “disolver”. En esa época yo trabajaba en ATV y fui inmediatamente al canal, donde ya estaban apostadas las Fuerzas Armadas. Fueron días muy difíciles. Fuego Cruzado fue de los pocos programas periodísticos que pudo abrir la señal hacia las fuerzas políticas que fueron atacadas por Fujimori e hicimos debates. En otro momento, en la época del terrorismo, también me tocó vivir momentos muy difíciles como reportero. Cubrí por muchos años la violencia política que se vivió en el Perú, hice varios reportajes en Ayacucho.

Anécdotas tendrás miles. ¿Recuerdas alguna especialmente?
Tengo un recuerdo muy especial y cariñoso de la época en que Alfonso Barrantes Lingán era alcalde de Lima. Era un político muy inteligente, sabía salir de las preguntas difíciles. Recuerdo que, en 1983, yo estaba saliendo del Congreso de la República con un camarógrafo y de pronto vimos una persecución y la golpiza que la Policía Municipal le daba a los vendedores ambulantes de los alrededores de plaza de Armas. Les quitaban las golosinas y les pegaban. Obviamente, ellos no tenían permiso para estar ahí, pero nos pareció un abuso la golpiza, así que fuimos al municipio en busca del alcalde. No teníamos cita, pero él me recibió porque me conocía de anteriores entrevistas. Como yo tenía en mente a los ambulantes, al momento de ponerle micrófono le dije: “Señor ambulante”, y Barrantes se rio mucho. Siempre recuerdo esa anécdota. Barrantes fue un político honrado, de esos que no abundan. Al final de su carrera política, siguió manejando su Volkswagen escarabajo.

¿Qué puedes comentar de tu trabajo actual?
Ahora estoy viviendo una experiencia interesante. Yo siempre trabajé en la actividad privada. Un tiempo antes de asumir la presidencia del IRTP, trabajé como conductor de Edición Central y me gustó, porque hay mucho sensacionalismo en los noticieros y el del canal 7 era —y sigue siendo— un noticiero serio, no oficialista. Tocaba la noticia como me gusta presentarla, con plena libertad. Lo mismo puedo decir de mi paso por IRTP, nunca nos regimos por parámetros que nos dictara alguien, ni la ministra de Cultura de esa época. Y ahora soy parte del gabinete de asesores del Ministerio de Agricultura y Riego, donde hay muchas cosas por hacer. En primer lugar, he descubierto muchos profesionales no burócratas, muy valiosos y apasionados por lo que hacen, técnicos que podrían estar trabajando en cualquier empresa del mundo y que trabajan para el Estado. El ministro, por su parte, es muy activo, joven, y me ha permitido conocer este mundo del Estado. Esto se engarza con eso que me enseñaron en la Universidad, que el periodismo es una carrera de servicio, y esto es parte de ese servicio que me está tocando cumplir con el país. Se trata de un cargo de confianza. No espero desarrollar una carrera, aspiro a volver a los medios más adelante.

¿Por qué escogiste la especialidad de periodismo?
Yo entré a la Universidad de Lima en marzo de 1979 y, en principio, había pensado seguir la especialidad de publicidad. Definí mi interés por el periodismo en tercer ciclo. Recuerdo que Mario Razzeto, que en paz descanse, fue muy importante en mi vida profesional. Él fue mi profesor de redacción periodística y le tengo un cariño inmenso. Estando en séptimo u octavo ciclo, nos reunió a un grupo de alumnos y nos dijo: “Muchachos, va a inaugurarse próximamente un canal de televisión, Canal 9, y dos alumnos míos están ahí, seleccionando gente para prensa. Si les interesa, vayan de mi parte”. Yo no tenía en mente trabajar en televisión, sino en periodismo escrito, pero fui a ver de qué se trataba, pasé una prueba y me quedé. Mario señaló mi carrera hacia el periodismo televisivo, también fue parte de mi jurado para obtener la licenciatura y mi director de prensa en RBC, cuando se lanzó recién se lanzó ese canal. Pero al mes nos fuimos todos, porque nos censuraron.

Además de Mario Razzeto, ¿a qué profesores recuerdas de la Universidad?
Comenzando por el rector Óscar Quezada, que me enseñó Semiótica, un curso complicado que él hacía muy divertido. Recuerdo también a María Teresa Quiroz, a César Zamalloa, a Chacho León y a mucha gente valiosa. También a la anterior rectora, Ilse Wisotzki, extraordinaria, quien puso las bases de la gran infraestructura y la calidad académica de la Universidad, que seguramente Óscar Quezada está siguiendo y mejorando.